México, 18 de septiembre.- Las hostilidades al interior de la organización criminal trasnacional más poderosa en el tráfico de drogas, comenzaron a menos de dos semanas que concluya el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el presidente y comandante supremo de las fuerzas armadas que más cerca estuvo con su política de seguridad de favorecer al crecimiento y control territorial del Cártel de Sinaloa. La deriva del caso de la captura-secuestro del Mayo Zambada, donde hubo un apagón estadunidense de información al gobierno mexicano, se asoma de forma violenta en el epílogo de su sexenio.
La madrugada del miércoles 4 de septiembre en el poblado de San José del Llano, Badiraguato, hubo un enfrentamiento entre dos grupos de hombres armados que dejó dos muertos. El suceso pudo parecer un hecho aislado, pero al interior de las fuerzas armadas en Sinaloa, se encendieron las alertas. La tensión en la sierra del Triángulo Dorado alcanzó a los poblados chihuahuenses de Ojinaga, Coyame y Manuel Benavides donde la tarde del domingo 8 se registraron varios enfrentamientos que dejaron seis muertos. Pero la confirmación de que las hostilidades habían comenzado al interior del Cártel de Sinaloa fue cuando un grupo de la facción que lidera Ismael Zambada Sicairos, conocido como “Mayito Flaco”, hijo del Mayo Zambada, hizo una incursión fuera de sus territorios y atacó a tiros casas de seguridad en la colonia la Campiña en Culiacán, en territorio de Iván y Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como “los Chapitos” o “los Menores”.
La respuesta no tardó en llegar, camionetas con hombres armados se desplazaron en caravanas al sur de Culiacán y atacaron inmuebles de gente cercana a los Zambada en comunidades dentro de sus territorios como Quilá, Portacelli y Eldorado. El objetivo de ambos bandos con esas incursiones era mandar un mensaje de que podían controlar por completo las comunidades aledañas a la capital sinaloense, ciudad donde los hijos del Chapo Guzmán hoy día son la facción que predomina siendo sus límites territoriales al sur en la sindicatura de Costa Rica, y al norte a la región del Évora. En la segunda semana de septiembre el valle de Culiacán se convirtió en un campo de guerra, donde el frente no estaba definido pues los enfrentamientos en comunidades rurales como Baila, Potrerillos del norte y del lado poniente en Culiacancito, habían alcanzado también a tropas de la novena zona militar y elementos de la Guardia Nacional.
El saldo de ocho días de enfrentamientos esporádicos pero constantes fue hasta el domingo 15 de septiembre de 36 muertos, 32 secuestros, según la fiscalía del estado. La comandancia de la novena zona militar informó el lunes 16 que hasta ese momento se habían registrado 29 enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada afines a estas facciones, donde en 13 casos han sido atacados elementos del Ejército y la Guardia Nacional, con tres soldados que han perdido la vida. El decomiso de 57 vehículos entre los que estaban 12 camionetas blindadas y el aseguramiento de 101 armas largas junto a 27 detenidos, completo el primer parte de la primera semana de la guerra entre Mayos y Chapos.
Avisos previos
En enero del 2017 tras la extradición de Joaquín Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa se dividió en cuatro facciones: la de Ismael “el Mayo” Zambada y sus hijos de los que sólo sigue libre Ismael Zambada Sicairos “Mayito Flaco”; la de los hijos del Chapo Iván y Alfredo, “los Chapitos” o los Menores”; la de Aureliano Guzmán Loera, hermano del Chapo conocido como “el Guano”; y la de Rafael Caro Quintero, con su sobrino José Gil como el integrante más activo. Estas facciones han tenido altibajos desde entonces sobresaliendo las confrontaciones entre células de los hijos del Chapo en la sierra de Badiraguato, donde se han enfrentado a su tío el Guano. En 2019 fue muy sonada la pelea en Culiacán entre Miguel Ángel Gaxiola Quintero alias “el Ruso”, líder de una célula de los Zambada, quien se confrontó con Néstor Isidro Pérez Salas, alias “el Niní”. En aquel año “el Ruso” era parte de la seguridad del Mayo Zambada, mientras que “el Niní” era jefe de seguridad de los Chapitos. “La rivalidad entre Los Rusos y Los Ninís detonó el 25 de noviembre de 2019 cuando la primera célula “tableó” a 11 policías municipales que protegen a los Chapitos por participar en extorsiones”, dice un documento confidencial del Centro Nacional de inteligencia (CNI). A partir de entonces, ambos grupos comenzaron una disputa por el control de la producción y venta de droga sintética en Culiacán, pese a ello el conflicto no escaló a la cúpula de las dos vertientes hegemónicas del CDS. La confrontación se destensó por intervención del Mayo Zambada quien mandó al Ruso a Mexicali, donde es jefe de plaza, mientras que en noviembre del 2023 “el Nini” fue detenido y extraditado poco después a los Estados Unidos.
Las guerras entre células de los Mayos y los Chapitos se han registrado desde entonces en Culiacán y el municipio de Salvador Alvarado. En Chihuahua hay fisuras entre células del grupo conocido como Gente Nueva, afín al CDS, razón por la que se ha incrementado la violencia en la sierra que colinda con Sinaloa, dice una fuente militar que ha estado adscrita a la zona militar de Parral. En Sonora los Mayos tienen confrontaciones en Nogales con células de Caro Quintero y en Caborca con los Chapitos, añade esta fuente.
Nuevo teatro de operaciones
Cuando a principios de octubre de 2023 el general de brigada Porfirio Fuentes Vélez tomó el mando de la novena zona militar en Culiacán, los reportes de inteligencia de los tres batallones a su cargo, el 94 de infantería en la zona centro del estado, el 42 en la zona serrana de Guamúchil y el 89 en Los Mochis, coincidían en que los choques de células al interior del Cártel de Sinaloa estaban latentes. Las diferencias irreconciliables entre los líderes emergentes hacían eco de que los Mayos eran “informantes” del “cartel de las tres letras”, como llamaban a la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, con la que llegaron a acuerdos Vicente Zambada Niebla y Reynaldo Zambada García, hijo y hermano del Mayo Zambada, para reducir su condena en Estados Unidos tras testificar en el juicio en Brooklyn contra Joaquín “el Chapo” Guzmán, padre de lván, Alfredo, Ovidio y Joaquín, “los Menores”.
El panorama previo que el general Fuentes Vélez tuvo en sus cargos como comandante del Mando Especial Laguna, o en la Subsección Secretaría en la Defensa Nacional, de poco le sirvió pues el escenario se trastocó con la captura- secuestro del Mayo Zambada, que exhibió la escasa información de inteligencia que se tuvo en los distintos niveles de la cadena de mando.
Fuentes militares consultadas por separado, aseguran que no hay otra forma de visualizar lo que en Palacio Nacional se percibe, con la escalada de hostilidades de los grupos criminales en Sinaloa, más que resultado de fallas graves en la generación de información de inteligencia. López Obrador terminará su mandato sin saber qué sucedió detrás del secuestro-captura del Mayo Zambada, dejando el tiradero a su sucesora por una política de convivencia con el cártel que terminó estallándole en las manos.
Juan Velediaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx