México, 23 de septiembre.- El viernes 20 de septiembre Rubén Oseguera González fue declarado culpable de asociación delictuosa y narcotráfico por un jurado estadounidense, al hijo del fundador del CJNG se le acusó de ser el autor intelectual del derribo de un helicóptero Cougar de la Fuerza Aérea Mexicana en mayo del 2015 en Jalisco, que ocasionó la muerte de ocho militares y un agente federal. La historia no contada detrás de aquel episodio muestra que hubo errores en la ejecución de la operación que incidieron en el resultado.
Al amanecer del 1 de mayo del 2015 comenzó una incursión aérea de las fuerzas especiales en la zona que comunica Villa Purificación con Casimiro Castillo, en el poblado de Villa Vieja, Jalisco. En aquellos días los servicios de inteligencia militar habían ubicado esta área como uno de los refugios donde se escondían los principales jefes del autodenominado Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Un reporte decía que ahí estaba Nemesio Oseguera Cervantes, líder de esta organización criminal, rodeado de su guardia personal.
Poco antes de las seis de la mañana un teniente y un sargento del agrupamiento de caída libre de fuerzas especiales a bordo de una aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana, saltaron en las inmediaciones del lugar con la misión de infiltrarse y bloquear los puntos de fuga de los blancos detectados en la zona. Mientras descendían en paracaídas, de forma simultánea en tierra varios individuos a bordo de camionetas comenzaron a huir del lugar cuando escucharon la aeronave. Un informe militar sobre lo ocurrido aquel día decía que cuando los militares cayeron en el sitio, “debido a las características del área y condiciones meteorológicas realizaron aterrizajes fuertes, impactándose con árboles, piedras y otros obstáculos en virtud de la poca visibilidad”. El resultado fue que ambos paracaidistas resultaron lesionados sin posibilidad de cumplir con su objetivo.
Minutos más tarde un helicóptero Cougar con matrícula 1009 de la Fuerza Aérea Mexicana, que transportaba a un pelotón de fuerzas especiales conformado por tres capitanes, cuatro tenientes y siete sargentos, llegó a la zona en el momento en que varias camionetas tripuladas por individuos que portaban armas largas comenzaron a dispararles desde tierra, uno de los impactos pegó en el costado derecho y en la superficie del rotor de cola, lo que provocó la pérdida del control de la aeronave originando un incendio que obligó a la tripulación a un descenso de emergencia chocando con tierra. Varios de los tripulantes quedaron inconscientes, quienes permanecieron conscientes salieron de la aeronave en llamas y establecieron un perímetro de seguridad mientras eran atacados a tiros por integrantes de la delincuencia organizada. Los militares respondieron la agresión y en pocos minutos recibieron apoyo aéreo de unidades artillados lo que permitió que los sobrevivientes rescataran al personal con vida que estaba herido a bordo de Cougar. Momentos después la aeronave se incendió por completo, un primer reporte preliminar decía que tres elementos de fuerzas especiales habían muerto en el lugar y ocho más estaban heridos varios de gravedad.
Al medio día tres aeronaves con efectivos de refuerzo llegaron al sitio donde establecieron un perímetro de seguridad y comenzaron el rastreo de los sujetos que habían atacado a la aeronave. Quienes aterrizaron comenzaron las tareas de rescate para evacuar a los heridos al hospital regional en Guadalajara mientras el reconocimiento terrestre que se puso en marcha amplío el perímetro de búsqueda para neutralizar a los agresores. Cuando se introdujeron en la maleza un capitán que iba al mando de un grupo cayó herido por impactos de arma de fuego suscitando un enfrentamiento, donde poco después murió. El atacante fue abatido y el resto de sus compañeros huyeron del lugar.
El saldo preliminar de aquella trágica caída del Cougar fue de dos capitanes muertos junto a dos sargentos quienes fallecieron en el lugar. Los heridos fueron trasladados inicialmente a Guadalajara a bordo de un helicóptero, pero por la gravedad de las heridas fueron llevados posteriormente vía aérea al hospital central militar en la Ciudad de México donde cuatro más murieron.
El autor intelectual
Lo que ocurrió aquella mañana volvió a ser recordado el pasado 13 de septiembre en una Corte de Distrito en Washington por una antigua fiscal mexicana, quien testificó en el juicio contra Rubén Oseguera González, alias “el Menchito”, detenido en 2015 y extraditado en 2020, a quien las autoridades estadounidenses acusaron de ser el autor intelectual del derribo del helicóptero Cougar de la Fuerza Aérea Mexicana.
La fiscal quien utilizó un nombre ficticio en la Corte dijo que la madrugada del 2 de mayo llegó con otros peritos y soldados a Villa Purificación para investigar en terreno lo que había ocurrido. En el aseguramiento que hicieron los militares de fuerzas especiales en las horas previas, las autoridades ministeriales dieron fe de que en las camionetas había cinturones para cargadores de distintos calibres donde se leía “Jr”, uno de los alias que tenía según testigos el hijo del fundador del CJNG. Encontraron también gorras con las iniciales FEM que significan “Fuerzas Especiales del Mencho”, un grupo que custodiaba a Nemesio Oseguera Cervantes, quienes tenían entrenamiento militar y que en aquella ocasión iban armados con lanzacohetes RPG (Rocket-Propelled Grenade), dos de los cuales fueron asegurados por el Ejército junto a 10 cohetes útiles para este modelo de armamento. Días después se supo que el impacto de un artefacto de este tipo fue el que derribó el Cougar.
La testigo narró que ese día aseguraron seis relojes de lujo con valor de seis millones de dólares. Su dicho fue corroborado por Herminio Gómez, ex director de la policía de Villa Purificación y antiguo escolta del Mencho, quien aseguró que el día que el helicóptero fue derribado escuchó a “el Menchito” dar la orden por medio de radiofrecuencia para dispararle a la aeronave.
En los cinco días que duraron las diligencias ministeriales en el lugar donde cayó el Cougar, las autoridades aseguraron nueve camionetas, una de las cuales estaba adaptada para portar una ametralladora calibre .50, los dos lanzacohetes RPG y los cuerpos de nueve pistoleros presuntos miembros del CJNG. El detalle de las audiencias del juicio donde se acusó a “el Menchito” de estar detrás de la caída del Cougar que ocasionó la muerte de los seis militares, fue reportado por Ángel Hernández desde Washington para el periódico Milenio.
La fuerza de reacción
En mayo del 2015 el entonces coronel Oswaldo Iván Galicia Galicia, hoy general de brigada y comandante de la coordinación estatal de la Guardia Nacional en Jalisco, estaba al mando de la unidad comisionada para la misión en Villa Purificación.
En aquella fecha en el Estado Mayor de la Defensa Nacional corroboraron algo que desde tiempo atrás sabían, que el armamento y adiestramiento de la delincuencia organizada podría ocasionar serias bajas a las unidades mejor entrenadas.
El conocimiento del terreno y el factor sorpresa, de acuerdo a fuentes militares que conocieron el caso, fue parte de las ventajas que tuvieron los agresores para la efectividad del golpe. Ninguno de los altos mandos que intervinieron en la planeación, previeron que las condiciones del terreno rocoso y con vegetación alta y las condiciones climáticas, serían un factor en contra.
El reporte final señaló que fueron ocho los militares y un policía federal fallecidos en el derribo del helicóptero ocasionado por el impacto de un proyectil de un lanzador RPG. Tras el ataque el CJNG tuvo cuatro enfrentamientos con las fuerzas federales y estatales, y en una operación coordinada realizó 39 bloqueos en 25 municipios de Jalisco. El reto lanzado desde entonces al gobierno dejó un precedente donde participaron al menos 250 integrantes de la delincuencia organizada.
Juan Velediaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx