22 marzo 2022
Más allá de los callejones de obra, de las planchas de concreto y los muros y avenidas y los departamentos levantados en dos años y medio por miles de obreros y decenas de ingenieros militares, la gente de a pie nunca se enteró de la guerra desatada en los últimos meses entre los generales Gustavo Ricardo Vallejo Suárez e Isidoro Pastor Román
Las diferencias de grado entre estos dos personajes no fueron impedimento para que se enfrentaran en el último tramo de la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la primera obra magna inaugurada por el presidente López Obrador a placer total.
Con menor grado militar que Vallejo y ya en el retiro, el general Pastor -director administrativo del AIFA- le hizo ver su suerte al director de la obra en el AIFA. Pudo hacerlo por dos factores: fue apoyado por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional (EMCDN), el general Ricardo Trevilla Trejo, y, al reclamarle dicho apoyo, el general Vallejo simplemente escuchó de su superior unan frase contundente “él se queda y usted se va a otras misiones”.
Aunque a la obra del AIFA le faltan algunos meses más para poder ser calificada como “completa”, lo cierto es que Vallejo y su gente ya se van a darle a las obras del Tren Maya en Escárcega, Tulum, Chetumal y otros puntos. El Brigadier Pastor se queda en el AIFA para intentar hacerlo productivo, atractivo, fuente de ingresos primarios para la caja grande del ISSFAM.
El general Isidoro Pastor Román es Brigadier retirado, es catedrático de la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en donde el alumnado lo ve con buenos ojos y con frecuencia le da calificaciones aprobatorias de 8.8 o 9 por sus conocimientos y por sus lecciones. El único problema que le ven a sus clases es que, como es muy bueno en lo que hace, las aulas quedan rebasadas.
Sus datos biográficos indican, en lo fundamental, que es “General Brigadier del Ejército Mexicano y Doctor en Ciencias Administrativas por el Instituto Politécnico Nacional; Auditor, Inspector e Instructor en seguridad de la aviación, certificado por la Organización de las Naciones Unidas a través de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI)”.
Cuenta con diversos Diplomados y Seminarios sobre temas de, Seguridad Operacional y Seguridad de la Aviación, Localización y neutralización de artefactos explosivos, antiterrorismo, Gestión de Riesgos, Normatividad aeronáutica, Finanzas, Recursos Humanos, Capacitación, Socioeconomía, Auditoría pública, Gestión de Calidad, Estrategias de negociación y Liderazgo.
Los estudios los ha realizado en México, Ecuador, Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Bélgica, Italia, Reino Unido, Malasia, Nueva Zelanda y Corea del Sur; destacando los seminarios realizados en el Centro Internacional de Instrucción de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (CIIASA), en la Organización de Derechos Humanos de Helsinki España – Dimensión Humana en Madrid, John Molson School of Business de la Universidad de Concordia en Montreal, Escuela Superior de Personal de la Organización de las Naciones Unidas en Turín, Universidad Jean Moulin de la ciudad de Lyón, la Harvard Kennedy School en Cambridge, Massachusetts y la London School of Economics and Political Science de Londres, Inglaterra.
Se ha desempeñado como Director General de Administración en una Dependencia Federal y actualmente es Subdirector General Administrativo en una Empresa Pública. Ha practicado la docencia (16 años) en la Sección de Posgrado de la facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, de la Escuela Superior de Comercio y Administración, Unidad Santo Tomas, del IPN, así como en el Instituto de Estudios Superiores en Administración Pública (IESAP).
Es Articulista, Conferencista y Director de Tesis a nivel Maestría y Doctorado; sus Líneas de Investigación abarcan los temas de Productividad, Competitividad, Administración Pública y Buen Gobierno, Seguridad Nacional, Gestión de Calidad y Gestión de Riesgos. Todo un personaje, pues.
Por lo que toca al general de Brigada Gustavo Vallejo Suárez, su perfil en el portal del AIFA lo describe asi: “Imposible imaginar que el general Vallejo hubiese elegido otra profesión que no fuese la militar. Todos en su casa lo son. Familia grande, en muchos sentidos, que porta el uniforme militar desde siempre. Todos, en distintas generaciones, son militares. El decidió serlo a los 18 años, cuando la mayoría de los jóvenes quiere echar relajo, una vida sin obligaciones, sin horarios, sin normas rígidas. A esa edad, en 1984, entró como cadete a la Escuela Militar de Ingenieros, como si no fuese suficiente la dificultad de la vida militar, agregó las matemáticas, la rigidez del diseño.
“Por lo tanto, no hubo, no ha existido la mínima rendija para el azar. Todo en su vida, desde su escritorio, hasta su escritorio, tiene una normatividad estricta. Así le gusta. Así concibe la existencia. Confía en lo asible, en la norma, en los números, en la realidad que se comprueba una y otra vez.
“A veces parece que el ahora general Vallejo Suárez competía con la historia militar de su padre, con sus tíos, con sus primos, pero en realidad le gusta competir, y ganar, contra él mismo. Tal vez por eso tomó todos los cursos que pudiese imaginarse, desde la Escuela Superior de Guerra hasta la Maestría de Defensa, en el Centro de Estudios Navales.
“Comenzó, como tantos otros ingenieros, como analista de precios de construcción. Porque eso es, independientemente de otras comisiones que haya desempeñado, un constructor. De paredes y, también, de relaciones, de lealtades.
“Y porque así son las cosas en el Ejército, el general Guillermo Galván Galván lo llamó a su lado al ser nombrado Secretario de la Defensa Nacional, como su jefe de ayudantes, como su sombra, como su escudero más fiel. Se convirtió, además, en excepcional puente de comunicación con su jefe.
“Muchos, militares y civiles, hablan del buen carácter del General. No así sus subordinados que comparten, o en su caso padecen, su agobio contra el tiempo, contra las inercias, contra todo aquello que se interpone en el desarrollo de su misión, de su construcción. También grita. También se enoja. También se impacienta enormidades.
“De muchas maneras es un hombre tímido, que debe enfrentar micrófonos y cámaras por su encomienda en la construcción del Aeropuerto General Felipe Ángeles. Siente que toda la parafernalia de su posición, que a otros les fascinaría, a él le quita tiempo. Y sí, se impacienta, porque en su reloj siempre va detrás, aunque vaya adelantado. Sufre, y sus subordinados lo padecen todavía más, de extremo perfeccionismo.
“Hombre hogareño, sus hijas, su esposa, siempre lo extrañan porque sus jornadas laborales no tienen límite. Gustavo Vallejo, general de brigada DEM, Ingeniero Constructor, es un hombre alto que vive muy confortablemente con su estatura, más de 1.90 metros, con la perspectiva que conlleva, que no ofrece disculpas por ser como es, ni por exigir y exigir y exigir a sus subalternos que estén, justamente, “a su altura”.
La guerra entre estos generales fue resuelta bajo la silenciosa mirada del general secretario Sandoval y con el seguimiento de Trevilla Trejo. Las diferencias se dieron por las prioridades para acelerar la fase final de la obra, que, a juicio de Pastor, deberían privilegiar la operatividad de la terminal, la llegada y salida de vuelos en tiempo y forma y no la calidad de los servicios básicos, como el suministro de agua o ,os espacios para restaurantes y otros servicios comerciales.
Parece que al final el vencedor fue Pastor. Ahora, Vallejo, que se acerca con rapidez a las tres estrellas que Isidoro0 Pastor nunca tendrá, va a cumplir con el Tren
Maya y con otras obras magnas.
El que ríe al último…