Fragata

México, 21 de enero.- Las vueltas de tuerca de la historia están a punto de alcanzar una vez más al Ejército Mexicano, y esta vez podrían ser los testimonios de infantes de Marina los que torpedeen inevitablemente el blindaje militar que comenzó a crujir en la madrugadas del 30 de junio en una bodega del municipio de Tlatlaya.

Mientras en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos por los casos Tatlaya Ayotzinapa siguen cimbrando los muros de cuarteles y oficinas centrales, en las instalaciones de la Armada de México en estos temas se navega sobre aguas tranquilas, todavía.

En el caso del enfrentamiento y ejecución de 22 civiles en Tlatlaya, estado de México, la Marina tiene un papel circunstancial. Cuatro pick ups Cheyene con 16 elementos arribaron al lugar del tiroteo horas después de que este se produjo.

Los marinos, encabezados por un Teniente de Corbeta, permanecieron en las inmediaciones de la bodega de Tlatlaya menos de una hora, lo suficiente para recibir un breve parte de los soldados del 102 Batallón de Infantería acerca de lo ocurrido.

La explicación de los militares fue prácticamente la misma que todos conocimos oficialmente por parte de la Sedena y que fue avalada por la procuraduría mexiquense, por la lamentable Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de Raúl Plascencia y por la Procuraduría General de la República (PGR) de Jesús Murillo Karam.

Fue la explicación del patrullaje en horas de la madrugada, de los civiles sospechosos y luego armados y luego violentos, disparándole a los militares. Fue la explicación de los soldados repeliendo la agresión de manera por demás efectiva, causándole al enemigo 22 bajas en unos cuentos minutos y sin que alguien de la tropa resultara herido.

Luego, gracias a la curiosidad desestabilizadora de la prensa extranjera (la nacional digirió sin problemas las versiones oficiales del caso), fuimos conociendo la verdad del enfrentamiento en Tlatlaya, de las técnicas de eliminación aplicadas en el caso de integrantes de la delincuencia organizada, de los métodos de interrogatorio de las autoridades mexiquenses para acallar voces y para proteger instituciones, y los boquetes en los que la memoria de los mandos militares se extravía para bien de la cada vez más misteriosa cadena de mando.

Todo esto es lo que la CNDH busca corroborar en voz de los propios marinos, quienes escucharon aquella madrugada las versiones de los soldados del 102 BI en Tlatlaya que hablaban de cosas diametralmente opuestas a lo que en verdad sucedió.

El encuentro de los marinos con visitadores dela CNDH podría darse en los próximos días, que serán cruciales en el avance de la indagatoria completa sobre el caso de las ejecuciones sumarias cometidas por un puñado de soldados en el Estado de México.

La ratificación, por parte de los marinos, de lo que ese día les dijeron los militares Alan Fuentes Guadarrama, Julio César Guerrero Cruz, Roberto Acevedo López, Samuel Torres López, Ezequiel Rodríguez Martínez, Fernando Quintero Millán y Leobardo Hernández Leónides, bastará para pantoquear más una nave con derrotero incierto.

Hasta el momento ninguno de los 16 marinos que llegaron a las puertas de la bodega en Tlatlaya ha declarado ante la CNDH o ante alguna otra instancia judicial. Sólo han dado su testimonio al mando naval en turno y a sus jefes en el Cuartel General del Alto Mando, que está en la Ciudad de México y al cual pertenecen.

No han sido requeridos aún por la CNDH o por la PGR para aportar datos en la investigación sobre lo ocurrido en Tlatlaya. Tampoco los defensores de oficio que llevan su caso y el del Coronel Raúl Castro Aparicio, ex comandante del 102 BI, han citado o pedido el testimonio de los marinos para confrontarlos con los soldados y el teniente consignados y bajo proceso.

En caso de que se de alguna confronta, los mandos navales confían en que ésta sea solo de trámite, para ratificar lo sucedido.

 

Bitácora.-

La Marina seguirá adelante con sus planes y cambios para llegar al 2018 con un rostro nuevo según la ruta estimada. Una parte de esa ruta tiene que ver con la forma en que opera y la distribución de los recursos materiales y humanos con que cuenta la Armada de México.

El 18 de enero, la oficina de Comunicación Social informó sobre la restructuración operativa en regiones y zonas navales acordada y anticipada en diciembre de 2014.

En los cambios, señala la Marina, destaca “que la sede de la Primera Región Naval cambia del puerto de Tuxpan al puerto de Veracruz, Veracruz; estableciéndose un Sector Naval en citado Puerto, y se mantienen las instalaciones, personal y material de la Fuerza Naval del Golfo y de la Brigada Anfibia de Infantería de Marina del Golfo”.

Además, “la sede de la Tercera Región Naval cambia de Ciudad del Carmen al puerto de Lerma, Campeche, estableciendo a la Séptima Zona Naval en el primer puerto antes mencionado”.

Los cambios son los siguientes:

En el litoral del Golfo de México y Mar Caribe

La Primera Región Naval con sede en Veracruz, Veracruz, agrupando a:

  • Primera Zona Naval con sede en Ciudad Madero, Tamaulipas.
  • Tercera Zona Naval con sede en Coatzacoalcos, Veracruz.

La Tercera Región Naval con sede en Lerma, Campeche, agrupando a:

  • Quinta Zona Naval con sede en Frontera, Tabasco.
  • Séptima Zona Naval con sede en Ciudad del Carmen, Campeche.

La Quinta Región Naval con sede en Isla Mujeres, Quintana Roo, agrupando a:

  • Novena Zona Naval con sede en Yukalpetén, Yucatán.
  • Décimo Primera Zona Naval con sede en Chetumal, Quintana Roo.

En el litoral del Océano Pacífico

La Segunda Región Naval con sede en Ensenada, Baja California, agrupando a:

  • Segunda Zona Naval con sede en La Paz, Baja California Sur.

La Cuarta Región Naval con sede en Guaymas, Sonora, agrupando a:

  • Cuarta Zona Naval con sede en Mazatlán, Sinaloa.

La Sexta Región Naval con sede en Manzanillo, Colima, agrupando a:

  • Sexta Zona Naval con sede en San Blas, Nayarit.
  • Octava Zona Naval con sede en Puerto Vallarta, Jalisco.
  • Décima Zona Naval con sede en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

La Octava Región Naval con sede en Acapulco, Guerrero, agrupando a:

  • Décimo Segunda Zona Naval con sede en Salina Cruz, Oaxaca.
  • Décimo Cuarta Zona Naval con sede en Puerto Chiapas, Chiapas.

Y un Cuartel General del Alto Mando con sede en la Ciudad de México, Distrito Federal.

Jorge Medellín

@JorgeMedellin95

Estado Mayor

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