México, 21 de junio (Reforma).- El 11 de abril, Jorge Sandoval Francisco, de 35 años, se despidió de su madre, doña Julia, de 58 años.
De Xalacingo, Veracruz, decidió viajar en su jetta negro a la Ciudad de México para apoyar a su hermano Reynaldo en el traslado de unas cosas.
Reynaldo, de 29 años, vendía capuchinos y sandwiches en Santa Fe a empleados de bancos, hoteles o oficinas corporativas.
Los hermanos nunca volvieron a casa.
La familia sabe que partieron con el Jetta cargado de mesas y enseres que tenía Reynaldo para su negocio. Él quería volver a Veracruz a pasar unos días con su esposa y sus cinco hijas.
Pasaron por Perote, cerca de Altotonga. Y en un paraje conocido como Magueyitos, fueron interceptados por dos camionetas de la Policía Estatal de Veracruz, dijeron testigos a la familia.
Los bajaron del vehículo a punta de patadas y golpes del fusil en las costillas. Los policías, encapuchados, aventaron a los hermanos en la batea de una de las camionetas con amenazas y mentadas de madre, según los testimonios.
“Los taparon con una lona y se los llevaron, el Jetta se lo llevó un policía”, recordó Virginia Matus, esposa de Jorge, quien habló con vecinos de la zona.
Tras enterarse del hallazgo de fosas clandestinas en Cosamaloapan, Virginia y doña Julia acudieron al forense de Xalapa para saber de sus familiares, pero les dijeron que hasta el lunes les sería autorizada una visita.
Decenas de familias han acudido al anfiteatro desde el martes para saber si entre los cuerpos se encuentran sus familiares desaparecidos, en algunos casos, desde 2011.
“Que hoy no se puede, nos pidieron el ADN mediante saliva y nos hicieron un examen psicológico, pero hay mucha gente pidiendo ver los cuerpos”, indicó Matus.
La mujer contó que en su pueblo, en Xalacingo, la mayoría de gente, que se dedica a la panadería, haya sido “levantada” por delincuentes o policías.
“La gente nos señaló a los policías, nos dijeron, ‘ellos fueron’, y cuando las autoridades comenzaron a investigar, ya nadie quiso testificar porque fueron amenazadas, nadie le ha dado seguimiento al caso de mi esposo y mi hermano”.
Doña Julia lamenta la situación de sus once nietos.
“Mis dos hijos me dejaron con 5 niñas y 6 niños que han dejado de estudiar porque no tenemos dinero, en ocasiones no tenemos ni para comer, necesitamos apoyo para mis nietos, y justicia para el caso de mis hijos”, dijo la señora Julia.
Indicó que su familia ha buscado a sus hijos en el Estado de México, Hidalgo, Puebla y en varias partes de Veracruz.
“A veces, con la esperanza de saber dónde están, hemos preferido gastar en pasajes que comer, y hoy esta gente nos dice tranquilamente que vengamos hasta el lunes, como si uno tuviera dinero o auto, no se vale”, expresó entre lágrimas.
Al forense también acudió la señora Angélica Hernández Cortés, de 63 años, que busca a su hija Suvy Saddi Sánchez Cortés, de 27 años.
Ella desapareció el 24 de marzo en Perote. Ese día llamó a su mamá por última vez. “Me dijo que trabajaba en un restaurante, me llamó emocionada porque dijo que iba a venir a Xalapa para comprarle ropa a sus tres hijas, pero ya no regresó y en el restaurante ya no está”, dijo la señora Angélica.
“Tiene el cabello largo, es morenita, gordita, quiero saber qué pasó con ella”.
Doña Angélica, quien también aportó saliva para pruebas de ADN, tampoco pudo pasar a ver si entre las seis mujeres que se encuentran en la morgue estaba su hija.
El resto de familiares que llegó ayer al forense abandonó el inmueble con una mayor incertidumbre.
Benito Jiménez
