El general retirado Arturo Gutiérrez García se fue a meter a “la boca de los Zetas” al aceptar el cargo de secretario de seguridad pública de Tamaulipas, en un gobierno considerado por varios analistas, como controlado por el crimen organizado. El asesinato del coronel Salvador Haro, jefe de inteligencia policial abatido a tiros el pasado 5 de mayo, puso el reflector sobre el gobernador Egidio Torre Cantú, cuyo jefe de escoltas fue detenido acusado de ser el autor intelectual y de trabajar para el crimen organizado.
México, 13 de mayo.- José Manuel López Guijón sabía cuántos elementos custodiaban a cada funcionario del gobierno del estado de Tamaulipas, de qué armamento disponían, por dónde se movían y qué rutas eran más usuales que utilizaran. Como jefe de seguridad del gobernador tamaulipeco Egidio Torre Cantú, utilizaba esta posición no solo para saber qué hacían otros escoltas, sino también para filtrar información a los jefes del grupo paramilitar autodenominado Los Zetas, con quienes estaba vinculado de tiempo atrás.
López Guijón fue detenido el pasado sábado 10 de mayo por agentes federales y trasladado a las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), en a la ciudad de México, acusado de ser el autor intelectual del asesinato del coronel Salvador Haro Muñoz, quien llevaba poco más de un mes como jefe de inteligencia de la corporación estatal de seguridad, asesinado el pasado 5 de mayo en un barrio de la periferia de Ciudad Victoria.
La captura del jefe de escoltas del gobernador Torre Cantú, se dio después de la declaración ministerial de 10 agentes de la policía estatal “acreditable”, quienes habían aprobado toda una serie de exámenes de confianza, y quienes aceptaron haber participado en una emboscada donde perdió la vida el mando policial. Los agentes, arraigados desde el pasado lunes 12 de mayo por la PGR, detallaron en sus declaraciones que López Guijón, encargado de cuidarle las espaldas al gobernador, trabaja desde hace tiempo para los Zetas, y fue quien les ordenó el asesinato del jefe de inteligencia policial en la entidad.
El papel de los 10 policías detenidos, según lo difundido por las autoridades federales, fue “poner” al coronel Haro Muñoz, luego de darle aviso sobre la presencia de un líder de pistoleros que se escondía en la colonia Altavista de Ciudad Victoria. Cuando se dirigía al lugar, acompañado de sus escoltas, en una zona de calles empinadas, algunas sin pavimentar, fue emboscado por una veintena de hombres armados quienes asesinaron también a dos de sus guardaespaldas.
Haro Muñoz, un oficial de infantería de 55 años de edad, llevaba varias semanas al frente de varios operativos donde había logrado detener a integrantes de los Zetas en la zona sur de Tamaulipas. Sabía desde su arribo a la entidad, de la infiltración del crimen organizado en las policías locales.
López Guijón fue señalado junto al mandatario tamaulipeco en diciembre pasado, de estar coludido con el crimen organizado en varias “narcomantas” desplegadas en pasos peatonales de Ciudad Victoria, y en las inmediaciones de la residencia del gobernador Torre Cantú. No era la primera vez que el nombre del jefe de escoltas del gobernador era involucrado con el crimen organizado. En anteriores ocasiones se le acusó de ser intermediario entre el gobierno de Tamaulipas y varios jefes de los Zetas, entre ellos Jaime González Durán, apodado “el Hummer”, detenido hace algunos años. Una de estas lonas, cuyo contenido fue difundido en redes sociales, aparecida a finales del 2013 decía:
“LOS TRATOS SON TRATOS Y SE RESPETAN GOBERNADOR EGIDIO TORRE, NOSOTROS NO ABRIMOS EL HOCICO TU NOS AGARRASTE DINERO GOBERNADOR Y AHORA SE AGUANTA, LA GENTE QUE AUTORIZÓ SU PROCURADOR ISMAEL QUINTANILLA Y RAFAEL LOMELI SE LLEVARON SU TAJADA ASI QUE CUMPLA O EMPIEZA EL QUEBRADERO Y GUIJON QUE NO SEA PUTO Y SE ESCONDA QUE DE LA CARA NOSOTROS YA LES DIMOS Y CHINGOS, PINCHES CORRUPTOS Y CULOS, POR ESO QUEBRAMOS A TU CARNAL, ASI QUE LA BEBEN O LA DERRAMAN. ZETA REGINO GUTIERREZ”.
De la región militar a la policía tamaulipeca
El general de brigada Arturo Gutiérrez García se desempeñó en los últimos dos años como el equivalente a los ojos y oídos del comandante de la cuarta región militar, que abarca los estados de Nuevo León y Tamaulipas, el general de división Noé Sandoval Alcázar. Desde su posición de jefe de estado mayor de la región, Gutiérrez García recibía cada mañana un reporte de las actividades que se daban en las comandancias castrenses de la séptima zona en Cadereyta y en la octava en Reynosa, las cuales aglutinaban todos los informes de los batallones, regimientos y guarniciones ubicados en diferentes puntos de ambas entidades.
Antes de llegar a Monterrey, Gutiérrez García se había desempeñado entre julio del 2010 y septiembre del año 2012, como comandante de la 12 zona militar en San Luis Potosí, uno de los estados convertido en refugio de Zetas quienes ocuparon los caminos y poblaciones de la entidad luego de su ruptura en aquellos años con el llamado cartel del Golfo. En San Luis Potosí relevó al general Federico Antonio Reynaldos del Pozo, uno de los jefes de seguridad del frustrado candidato del PRI Luis Donaldo Colosio, a quien custodiaba en marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana, cuando fue asesinado.
Gutiérrez García fue exaltado a su paso por San Luis Potosí en la prensa local, por haber encabezado diversos operativos de combate a ilícitos considerados de alto impacto en las cuatro regiones en que se divide la entidad. Sin embargo, durante su estancia como jefe militar en el estado, creció la presencia de bandas de asesinos y secuestradores, quienes a nombre de los Zetas, se dedicaron a extorsionar y sitiar comunidades en varias zonas.
Cuando en 2012 fue relevado en San Luis Potosí por el general de brigada Rodolfo Grado Hernández, fue enviado a la capital regia, en los meses en que una relativa calma parecía regresar a la ciudad. Desde la jefatura de estado mayor de la cuarta región militar, el general Gutiérrez García fue el encargado de echar a andar la siguiente fase de la estrategia de seguridad para el noreste, con un radar que abarcaba no solo Nuevo León y Tamaulipas, sino las colindancias con el norte de Veracruz, sur de Coahuila y el este de San Luis Potosí.
Poco se sabía de su trabajo, discreto y en un segundo plano, lo que lo llevó a ser relevado el año pasado de la comandancia para quedar “a disposición” del Estado Mayor de la Defensa, donde le llegó la fecha de retiro. El pasado mes de marzo el gobernador Torre Cantú, anunció la llegada del general retirado como nuevo secretario de seguridad pública, en un contexto de violencia desatada por las disputas al interior del cartel del Golfo en Tampico, Ciudad Victoria y Reynosa; además de los choques con sus enemigos de los Zetas en otras regiones de Tamaulipas, lo que colocó ciudades y poblados bajo el dominio total del crimen organizado.
El general Gutiérrez García nombró al coronel Haro Muñoz, jefe de inteligencia de la secretaría de seguridad pública, y hace un par de semanas poco antes del asesinato del mando policiaco, designó al general brigadier Miguel Amado Jiménez González, como coordinador territorial de seguridad para la zona sur de Tamaulipas. Por estos días de mediados de mayo se esperaba el nombramiento de un coordinador de la zona norte mientras la marina desplegaba nuevas fuerzas a ciudades donde la violencia está desatada.
El último secretario de seguridad pública de origen militar que tuvo Tamaulipas fue el general de brigada Ubaldo Ayala Tinoco, un oficial de infantería con estudios de inteligencia militar en el Pentágono y quien falleció por complicaciones tras una cirugía el pasado mes de febrero. El ex jefe militar, quien estuvo escasos tres meses como titular de la dependencia, denunció la colusión de funcionarios de primer nivel del gobierno del estado con el crimen organizado, además del control total de las policías municipales y estatales al servicio de los Zetas en unas zonas, y del cartel del Golfo en otras.
En uno de los informes que hizo llegar en el año 2011 al Estado Mayor de la Defensa, señaló la complicidad de mandos policiacos y funcionarios penitenciarios con alguna de las dos organizaciones criminales que controlaban el estado. Hizo un recuento de cómo las carreteras, ciudades y comunidades rurales estaban bajo control absoluto de la delincuencia organizada. También llamó la atención por esa “extraña” apatía y poca efectividad para atacar el problema que mostraba el mandatario Torre Cantú. No esperó demasiado cuando se percató que su presencia era incomoda para los intereses del gobernador, y en abril del 2011 renunció a su cargo. (Ver Tamaulipas era un “cochinero”. 11 de febrero del 2014).
El paso de Ayala Tinoco por la secretaría de seguridad pública tamaulipeca no quedó como algo banal en la secretaría de la Defensa Nacional. Por su preparación en labores de inteligencia, cada análisis elaborado de su puño y letra llegó hasta las más altas esferas del ejército. Casi tres años después, otro militar el general Gutiérrez García asumió el mismo puesto y en mes y medio, fue asesinado su principal colaborador en materia de inteligencia.
Antes de la detención de José Manuel López Guijón como probable responsable del homicidio del coronel Haro Muñoz y dos de sus escoltas, Guillermo Martínez vocero del gobierno del estado, señaló que el recrudecimiento de la violencia en la zona fronteriza de Reynosa y en el sur de Tamaulipas, se debió a que el general Gutiérrez García estaba “apretando” a las bandas del crimen organizado. No hizo alusión a los cadáveres que han aparecido con mensajes dirigidos al gobernador a quien acusan de “traición”, ni a las disputas sangrientas entre las facciones del cartel del Golfo que se disputan Reynosa y Tampico.
La situación en Tamaulipas ha llegado a tal punto de preocupación en el gobierno federal, que este martes 13 de mayo estaba anunciada una sesión del gabinete de seguridad encabezado por el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong en esa entidad, donde se anunciaría un reforzamiento de la presencia de fuerzas federales en ciudades como Matamoros y Reynosa, donde la escalda violenta ha dejado docenas de muertos desde principios de abril pasado.
Juan Veledíaz
@velediaz424
Estado Mayor
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