México, 21 de septiembre.- Los helicópteros Black Hawk son objeto de culto en el mundo castrense. Se han hecho películas destacando sus capacidades bélicas. Pilotear uno de ellos es ambición extrema para los militares. En México solamente la Policía Federal los tiene. Es, además, la única policía que, en el mundo, ha obtenido la autorización para su compra por parte del gobierno de Estados Unidos que los fabrica y los vende a ejércitos de países amigos.
Son aparatos, hay que insistir en ello, de combate que cuentan con instrumentos de navegación tan sofisticados que permiten que sus tripulantes se concentren en maniobras, en batallas propiamente y no en su operación.
Por eso, orgullosamente, hoy los jefes de la Policía Federal responsables de su operación pueden hablar de que los han “atacado pero nunca derribado”.
Definitivamente los helicópteros Black Hawk son uno de los instrumentos más eficientes para el combate al crimen organizado en nuestro país.
Por sus características, estos helicópteros permiten respuestas más rápidas y ágiles, mayor acceso a regiones remotas y de difícil alcance, y una protección superior a las tropas durante las misiones. Fabricado por la compañía Sikorsky Aircraft para el ejército estadounidense, su diseño de vanguardia se ha perfeccionado durante más de 35 años para lograr una sofisticada máquina que es capaz de sobrevivir al fuego enemigo, e incluso a ataques con ondas electromagnéticas en caso de una eventual “guerra electrónica”.
Con los Black Hawk se fortalece el alcance de la Policía Federal y se pone en suprema ventaja frente a las organizaciones delictivas. Prácticamente no hay misión imposible dados los instrumentos con los que cuenta, desde volar de noche gracias a tecnología de navegación y visibilidad, hasta el tren de aterrizaje y el sistema de descenso mediante la soga rápida, que le permiten colocar y extraer elementos en una variedad de terrenos y condiciones climatológicas.
La SSP compró siete aeronaves de ala rotativa UH-60M, Black Hawk, con recursos federales en 2008. A ellas se sumaron tres UH-60L con un valor de 64 millones de dólares, que se recibieron por parte del gobierno estadounidense en noviembre de 2010, en el marco de Iniciativa Mérida. Este es un programa de cooperación entre Estados Unidos y México para luchar contra el crimen organizado, el cual ha dotado al país de más de 310 millones de dólares en equipo y capacitación, para la profesionalización de la policía y el reforzamiento de la infraestructura, en una visión compartida de seguridad.
Durante la ceremonia en la que se recibieron formalmente los helicópteros, el Embajador estadounidense en este país, Carlos Pascual, dijo que “a pesar de la amenaza internacional que el crimen organizado representa para la seguridad pública, tenemos también herramientas en nuestro arsenal para luchar en su contra”.
El Ejército de Estados Unidos capacitó a pilotos mexicanos de la Policía Federal para la operación de esta nueva flota de aeronaves que proporcionan ventajas operativas policiales con la más avanzada tecnología, controles automatizados y un amplio rendimiento en las condiciones más extremas.
Algunas características a destacar del UH-60M, Black Hawk, son:
◦Tripulación: 2 pilotos y 2 jefes de tripulación
◦Capacidad: 14 soldados o 6 camillas
◦Carga: 1.200 kg de carga interna o 4.080 kg de carga externa
◦Longitud: 19.76 m
◦Cabina de pilotos digitalizada para reducir la carga de trabajo
◦Cabina compatible con el sistema de visores nocturnos para operaciones tácticas
◦Mapa digital en pantalla para mejorar la navegación y las operaciones
◦Sistema infrarrojo de búsqueda avanzada
◦Sistema de monitoreo digital integral de la aeronave
◦Sistema de navegación GPS
◦Grúa de rescate lateral con capacidad de 272 kilogramos para evacuación en lugares de difícil acceso
◦Protección corta-cables para ambientes con cableado
◦Sistema digital de comunicaciones
Por supuesto, al igual que todas las operaciones aéreas con las distintas aeronaves disponibles en la PF, cada misión abordo de un Black Hawk es planeada rigurosamente a partir de inteligencia, producto de la labor de los equipos de investigación. Nada se deja al azar. “La seguridad es número uno, y una de las formas de lograrla es planear todas las operaciones”, dice el Comisario Jefe, Eduardo Laris, coordinador de operaciones aéreas.
Otro aspecto es el mantenimiento. En la medida de lo posible, se cuenta con la infraestructura y el personal calificado al interior de la PF para atender directamente las necesidades de mantenimiento de todas las aeronaves en funcionamiento. Las refacciones llegan directo de la fábrica y la mano de obra es mexicana, todo apegado a las normas internacionales y los más altos estándares de calidad.
La capacitación de los pilotos y técnicos no se queda atrás. De entrada, en el caso de los helicópteros, son la mayoría pilotos militares retirados; y para los aviones, se ha buscado contratar a los más experimentados pilotos comerciales. Aunado a su formación y vocación, constantemente son enviados a capacitaciones impartidas por academias especializadas, los fabricantes de las aeronaves y las fuerzas aéreas. Los pilotos mexicanos de Black Hawk han tenido que pasar exámenes muy rigurosos, tanto de conocimiento como de confianza, en el ejército norteamericano para ser capacitados como tales.
Operar una de estas naves es un reto y un orgullo para los pilotos correspondientes. Los instrumentos que tiene le reducen al piloto el trabajo operativo y le permiten poner toda su atención en la estrategia de la misión. “Es fuerte, es solida, es para no quedarse en el campo de batalla, está diseñada para la guerra. Ya nos han impactado, pero no nos derribaron”, expresa el Inspector General, Enrique Briceño Martínez.
Los helicópteros UH-60 han contribuido especialmente a los resultados de la Policía Federal en el ámbito operativo. Un ejemplo es la detención en 2009 de seis presuntos secuestradores, integrantes de la organización El Dany, y la liberación de una víctima que se encontraba encadenada en la sierra de Zihuatanejo, Guerrero, cuya ubicación se determinó gracias a las herramientas de visibilidad de una de estas aeronaves, y a partir de trabajos de inteligencia e investigación.
Definitivamente los helicópteros Black Hawk dotan a la Policía Federal de una ventaja táctica superior a la que pudiera tener cualquier grupo criminal. Otros tres se sumaron a la flota en 2011, como parte del intercambio bilateral pactado en Iniciativa Mérida.
Coordinación de operaciones aéreas
Es una coordinación que depende de la Secretaría General y brinda apoyo a la Policía Federal en cuanto a la operación aérea. La base se encuentra en Iztapalapa. Entre sus funciones está emitir las órdenes de vuelo, mantener y procurar la confiabilidad y seguridad de dichas operaciones, supervisar el cumplimiento de los programas de mantenimiento y capacitar al personal del área.
Realizan cuatro tipos de misiones: inteligencia, reacción y operación, transporte de elementos y carga, reconocimiento y patrullaje. Todas siempre con una prioridad en mente: la seguridad ante todo, y también según el eje estratégico de reaccionar a partir de inteligencia. Los principios que rigen todas las operaciones son: tiempo de respuesta, procedimientos sistematizados de operación, planeación y estricto cumplimiento de los programas de mantenimiento de las aeronaves.
Para Eduardo Laris, la Policía Federal es el puntero en la cuestión de operación aérea para la seguridad pública, y los helicópteros Black Hawk, “los más modernos en la industria en general”, les dan una ventaja contra la delincuencia. Sin embargo, hace notar que es importante tener “las mejores máquinas, pero también contar con la mejor gente, con la más capacitada. En la Policía Federal estamos al mismo nivel de excelencia, los helicópteros y el personal”.
Redacción
Estado Mayor
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