Discurso del Presidente Felipe Calderón durante el Día de el Policía (2012)

Señoras y señores:

Es motivo de gran satisfacción y orgullo el estar hoy, con todos ustedes, en esta ceremonia solemne en la que conmemoramos y reconocemos la labor de todos los policías de México.

Y en ese sentido, quiero felicitar a todos los policías del país. A los Policías Federales, desde luego, cuya hospitalidad hoy agradecemos. A los Policías Federales Ministeriales, que están, también, en un vigoroso proceso de modernización  y fortalecimiento. A los policías estatales y municipales del país, en particular, a quienes participan en el nuevo modelo de policía acreditable.

Ésta será la última ocasión en que, como Presidente de la República, estaré con ustedes, para celebrar el Día del Policía. En esta fecha, México reconoce la vocación, la generosidad, la entrega, de las y de los buenos policías que trabajan afanosamente por proteger a las familias mexicanas y por preservar el orden y la paz en todo el territorio nacional.

De corazón, les felicito a todas y a todos ustedes. En especial,  reconozco a las y a los policías que hoy han recibido merecidos ascensos; a los oficiales que han sido condecorados por méritos especiales en la lucha por la seguridad. Todas y todos ustedes, queridos amigos, compañeros, son un orgullo para México.

Al ver lo que es hoy la Policía Federal, es inevitable echar la vista hacia atrás y constatar el largo camino que, no sin dificultades, hemos recorrido en este tiempo.

Desde hace muchos años, los cuerpos policiacos, incluidos los Federales, se encontraban en un proceso de serio debilitamiento Las herramientas técnicas de sus integrantes eran insuficientes, correspondían realmente a otra época y a una problemática radicalmente distinta a la que vivíamos hace cinco años en materia de seguridad.

La corrupción, la infiltración del crimen organizado, por desgracia, se había convertido en una principalísima preocupación.

Todo ello contribuyó, hay que reconocerlo, al avance de la inseguridad y se volvió una amenaza para el Estado y para la tranquilidad de los ciudadanos.

Ante esa lacerante realidad era necesario actuar y, por eso, desde el inicio de mi Administración, pusimos en marcha una Estrategia Nacional de Seguridad que está compuesta por tres ejes fundamentales:

Uno. El combate frontal a los delincuentes.

Dos. El fortalecimiento de las instituciones de seguridad y de justicia.

Y tres. La reconstrucción del tejido social a partir de la generación de oportunidades educativas, de trabajo, de esparcimiento y de prevención de adicciones entre los adolescentes y los jóvenes.

Y, precisamente, como parte fundamental de ese esfuerzo, la Policía Federal, en particular, ha jugado un rol medular. Precisamente, en el primer eje, en la captura de los criminales más peligrosos buscados en México, de las cuales, de dichas capturas, la Policía Federal ha sido la razón del éxito y la responsable de la ejecución de las operaciones mismas.

Pero, particularmente, en el esfuerzo para reconstruir las instituciones de seguridad y justicia, en el segundo eje estratégico, iniciamos el diseño e implementación de una nuevo modelo de policía a  nivel Federal, que permitiera enfrentar a las bandas delincuenciales a partir del ciclo básico de inteligencia.

Nos propusimos modificar el paradigma policial reactivo y represivo, y sustituirlo por uno preventivo y proactivo, a fin de brindar una respuesta contundente al fenómeno delictivo.

Es en esta línea que se inscribe la construcción orgánica y funcional de la Policía Federal que, a su vez, se construyó con base en tres pilares:

Primero. Las reformas legales. Era urgente modificar el andamiaje legal, a fin de articular de manera efectiva el quehacer de las policías con el de las instituciones de procuración e impartición de justicia.

Por ello, en mi Administración impulsamos tanto la Reforma Constitucional al Sistema de Justicia Penal, como una nueva Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la Ley de la Policía Federal y las reformas a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República.

Hoy, en particular, este cuerpo, el de la Federal, cuenta con facultades de investigación, de análisis, de procesamiento y de generación de información e inteligencia para defender a la sociedad de manera más eficaz frente a la amenaza de la criminalidad.

Segundo. La modernización tecnológica. Para vencer a la delincuencia, es claro que teníamos que contar con la mejor tecnología disponible a nivel mundial. Y, por eso, en estos cinco años iniciamos una labor sin precedente, a fin de dotar a la Policía Federal de las instalaciones, de las capacidades tecnológicas, del equipo, del adiestramiento para prevenir, investigar y perseguir los delitos.

Y gracias a los recursos que hemos propuesto al Congreso, y han sido aprobados, para la Secretaría de Seguridad Pública durante este sexenio, y que ascienden a casi 175 mil millones de pesos, la Policía Federal hoy cuenta con instalaciones de vanguardia, como es este Centro de Mando, único en su tipo en América Latina.

Se creó la Plataforma México, que no existía y que ahora es una base de datos nacional, interconectada, también, nacionalmente, que nos permite recuperar información, desde el registro de las placas de un automóvil, hasta las huellas dactilares de un presunto delincuente o las muestras de ADN de víctimas o los reportes policiacos que se generan en cada esquina del país.

Hoy, la Plataforma México tiene más de 500 millones de datos, lo que constituye, precisamente, una base sólida para avanzar en la inteligencia y en la información.

Contamos, además, con una nueva División de Policía Científica, una unidad técnica de élite equipada con los adelantos más recientes en áreas de balística, de genética, de informática, de dactiloscopia y muchas, muchas más.

Generalmente se dice que lo que hace falta es más información y más inteligencia, y no sólo el uso de la fuerza.

Hay que ver lo que tiene la Policía Federal en este Centro de Mando. Hay que ver lo que tiene la Seguridad Pública en su Cuartel General.

Hay que ver lo que realizan no decenas ni cientos, sino miles y miles de universitarios bien preparados, colectando información y organizándola como inteligencia funcional para la operación.

Hay una verdadera revolución en la información y la inteligencia policiaca en México, que es la base del éxito, no sólo futuro, sino ya presente, en muchas de las operaciones de la Policía Federal.

Información e inteligencia, también, que ahora se colecta y se organiza, y se comparte, entre las dependencias Federales y permite la operación mucho más cohesionada de la fuerza Federal.

Tercero. Y, quizá, el más importante. El factor humano.

Nos propusimos construir una relación más sólida y de absoluta confianza entre la autoridad y la sociedad. Por ello, hemos incrementado el número de policías Federales, pero, sobre todo, hemos elevado el perfil de los elementos que se incorporan a sus filas.

Hoy, tenemos un estado de fuerza que, al recibir la Administración, estaba integrado, casi exclusivamente, por Policías de Caminos en número ligeramente mayor a cinco mil. Y hoy, tenemos 36 mil elementos, casi seis veces más de lo que se tenía al inicio de la presente Administración.

Y no sólo eso. No buscamos únicamente la cantidad, que, dadas las dimensiones del país, incluso, aún se requiere ampliar mucho más, sino que hemos centrado el esfuerzo en la calidad, mejorando las condiciones profesionales para los policías, esmerándonos en un reclutamiento mucho más efectivo, estableciendo los procesos de control de confianza para el acceso y para la permanencia en la policía.

Pero, sobre todo, hemos buscado construir una mística nueva en la Policía Federal, porque sé que cada una y cada uno de ustedes, jóvenes policías, están aquí, precisamente, no sólo por ganar dignamente un trabajo, un salario, una remuneración, sino que están aquí, pensando en un México mejor qué heredarle a sus hijos.

Un México más seguro, que no podrá serlo mientras no haya una intervención decidida de la autoridad para enfrentar a los criminales, reconstruir instituciones y reconstruir el tejido social.

Por eso, hemos regulado, de manera severa, los requisitos de acceso y permanencia de quienes integran la policía. Nos aseguramos así que, quien se una a las filas de la Policía Federal, esté al servicio de la sociedad y no de los criminales.

Ustedes mismos, jóvenes Policías Federales, asegúrense también, insistan y exijan que los controles de confianza permanezcan y, sobre todo, que cualquier acto de traición a México, a la Policía Federal y a ustedes mismos, sea castigado. Que no penetre el crimen en sus filas, porque no sólo peligra la Nación, por supuesto, sino también, peligra su vida, porque a nuestros compañeros que han caído, algunos de ellos, lo sabemos, no podemos olvidarlo, algunos de ellos han sido traicionados y puestos en manos de los criminales, en algún caso por las propias autoridades, en cuyo auxilio fueron para hacer frente a la delincuencia.

Un ejemplo claro del cambio cualitativo de fondo es la Policía Investigadora de la División Científica. La edad promedio es de 29 años, vienen de todo el país; han estudiado ingeniería, química, biología, informática, derecho, psicología, por mencionar algunas carreras; algunos tienen maestría y doctorado. Y suman más de ocho mil elementos que, junto con los brazos operativos de la institución, como la División de Fuerzas Federales, representan un nuevo rostro de la Policía Federal.

En suma. Hemos logrado una institución sólida con capacidad para hacer frente al fenómeno delictivo del país. Hemos construido una Policía Federal fuerte, que era necesaria y que no existía. Hemos creado un nuevo sistema policial que hoy se está ampliando en todo el país. Hemos dado vigor y fuerza al Estado mexicano en su tarea indeclinable de preservar la seguridad del país.

Eso, es una tarea que deberá continuarse, sí. Pero hemos dejado verdaderamente no sólo el cimiento, sino la obra construida, que puede ampliarse y puede mejorarse, pero que constituye ya, de suyo, un legado para las futuras generaciones de mexicanos.

Una institución que se está convirtiendo, poco a poco, en modelo de organización y gestión para el país. Pienso que este modelo policial debe replicarse en cada una de las entidades federativas. Por eso, me congratulo que estén aquí, ya, representantes de varios estados de la República de la nueva policía acreditable.

Reitero que el día en que contemos con 32 policías capaces, fuertes, confiables, una por cada estado de la República, México recuperará la seguridad, debilitada, en gran parte, precisamente, por ello, por la vulnerabilidad, la fragilidad y, por desgracia, en algunos casos, la corrupción y la complicidad de muchos cuerpos policiacos.

Y si alguna entidad federativa no pudiera responder, por debilidad o por temor, o por cualquiera otra razón, la Policía Federal, convertida en un futuro en una auténtica Policía Nacional, quizá debiera poder intervenir de manera subsidiaria con la misión específica de reorganizar y reconstruir una fuerza policiaca local, disponiendo para ello, de autoridad y de los recursos Federales destinados para esa localidad, y retirarse a la brevedad, una vez recuperada la vida institucional de esa entidad.

También, es fundamental la depuración, modernización y fortalecimiento de Procuradurías y Fiscalías estatales, y que se llevara adelante un proceso análogo en el proceso judicial, en los términos soberanos que los Consejos de Judicatura determinen a nivel Federal y a nivel estatal.

La existencia, el fortalecimiento constante de los cuerpos policiacos, Federales y estatales, es, también, exigencia nacional fundamental para otro propósito: para que sean las policías civiles las que participen directamente en la primera línea de operación policiaca, y no cargar toda esa responsabilidad en las Fuerzas Armadas, que, si bien es cierto, no son ajenas a estas tareas, porque en su misión constitucional está preservar la seguridad interior y apoyar a las autoridades civiles, es conveniente que puedan estar, precisamente, en una posición subsidiaria y de apoyo a las autoridades civiles, y no de manera permanente en la línea directa de operación, en tareas de servicio policiaco.

Mujeres y hombres de la Policía Federal, mujeres y hombres policías de México:

Estamos superando años de rezago y de abandono institucional. Estamos evolucionando a un nuevo modelo, que permite combatir contundentemente a la delincuencia, al crimen organizado y a la delincuencia común.

Hoy, la Patria cuenta con ustedes, mexicanas y mexicanos, que con gran gallardía han dado un paso al frente para defender a nuestras familias de quienes buscan lastimarlas y someterlas.

Ustedes son verdaderos defensores de la ley y de las libertades.

Yo los exhorto a seguir actuando con rectitud, a recordar siempre a nuestros 336 compañeras y compañeros caídos en cumplimiento del deber; a honrar su memoria.

A honrar, ustedes, también, su buen nombre, que, les aseguro, es lo único, lo único valioso que pueden heredarle a sus hijos.

A que honren a México, porque servir a México es el más alto honor que pueda tener un mexicano. Y servirlo, precisamente, en horas de prueba, como las que nos ha tocado vivir, y sirviéndolo en la tarea más urgente de México, que es restituir la seguridad pública, es doblemente un honor, al cual debemos corresponder con generosidad, con valor y entrega al servicio de la Patria.

Tenemos el deber ético, el deber moral de perseverar, con arrojo, en este esfuerzo frente a cualquier adversidad, como lo hemos hecho en estos años. Y hoy estamos aquí, por supuesto, orgullosos de haber construido esta institución.

De ustedes dependerá, en gran parte, de que se construya una nueva relación de confianza y solidez entre Gobierno y sociedad. De ustedes dependerá que las familias mexicanas, sus propias familias, no sólo estén seguras; asegurémonos de que siempre, siempre, estén orgullosas de la Policía Federal.

Por nuestra parte, hoy podemos afirmar, con satisfacción, que legamos a México una Policía Federal fuerte, eficaz y profesional; y que en cada policía, se genera, cada vez más, precisamente, un verdadero servicio cívico para los mexicanos.

La próxima Administración encontrará una institución con capacidades  humanas y materiales inéditas que, junto con las Fuerzas Armadas, son un bastión irreductible para la salvaguarda de los derechos y libertades de los mexicanos.

Quiero, finalmente, agradecer a quienes han servido y sirven, con eficacia, en esta Administración. A la nueva y la primera mujer Comisionada, precisamente, de la Policía Federal, Maribel Cervantes.  A Facundo Rosas, que sirvió anteriormente como Comisionado. Y a todos ustedes.

Y, desde luego, al Secretario de Seguridad Pública, al ingeniero Genaro García Luna, por estos años de entrega generosa y de trabajo fuerte, en favor de México.

Policías Federales de México:

Ustedes son responsables de sostener, con hechos, la confianza depositada en ustedes, por el Gobierno de la República y por millones de ciudadanos. En sus manos está la seguridad, el progreso y el futuro de esta gran Nación, nada menos.

Como lo dictan las estrofas de su himno, están con México para luchar por la justicia, con lealtad y honestidad, y para entregarnos día a día un país con libertad.

Honren siempre su uniforme, su placa y pongan en alto el nombre, los colores y el estandarte de la Policía Federal.

Nuevamente, felicidades a todos ustedes y a todos los policías de México.

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