México, 1 de septiembre.- Antes de la guerra al interior del Cártel de Sinaloa que en este mes de septiembre tendrá el primer aniversario de la “extracción” de Ismael “el Mayo” Zambada en circunstancias de las que se ha mantenido sin información al gobierno de México, a partir del 2020 y hasta hace un par de años los servicios de inteligencia militar mexicanos tenían bien mapeadas las fuerzas de esta organización y monitoreaban las confrontaciones al interior como si se previera la gran ruptura que desde entonces se anunciaba y que finalmente ocurrió. Con la declaración de culpabilidad del pasado 25 de agosto, Zambada dejó entreabierta la posibilidad de una sacudida a la seguridad nacional por las implicaciones políticas, económicas y militares que hubo detrás de su entronización en el liderazgo criminal del país.

Hasta septiembre del 2024, días antes de la operación clandestina presuntamente orquestada por el FBI y el Departamento de Seguridad Interior (DHS) para utilizar a Joaquín Guzmán López y mediante engaños “extraer” a Ismael “el Mayo Zambada de Sinaloa, la organización delictiva que encabezó por más de dos décadas siempre fue catalogada con un perfil de negociación, preferente en apostar a los acuerdos, por encima de la confrontación.
Documentos militares que abarcan diferentes momentos entre los años 2016 al 2022 donde se analiza al grupo que encabezó al interior del llamado Cártel de Sinaloa, identifican al Mayo Zambada como un hombre inclinado por los acuerdos, un devoto de los pactos para evitar luchas sangrientas, en aras de privilegiar la buena marcha de sus negocios. Un documento del 2019 resumía sus actividades delictivas en un solo párrafo. “Producción y comercialización de drogas sintéticas, siembra de amapola y de mariguana, tráfico de armas y trasiego de cocaína proveniente de Centro y Sudamérica con destino al centro y norte de México y a las costas Este y Oeste de los Estados Unidos”. En el siguiente párrafo se resumió: “Es una organización delictiva que evita confrontarse con las autoridades, por el contrario, busca la negociación”.
Un análisis del año 2020 catalogado como “confidencial”, titulado “Situación actual del Cártel del Pacífico”, decía que en ese momento la organización tenía presencia en 20 de las 32 entidades del país y mantenía confrontaciones abiertas con ocho grupos criminales en nueve estados de la república. Tras la detención del Chapo Guzmán en 2016, la división interna se acentuó en cuatro vertientes. La primera liderada por Iván Archibaldo Guzmán Salazar al frente de la facción de “los Chapitos” o “la Chapiza”, la segunda con Rafael Caro Quintero alias R-1, y su clan familiar con sobrinos y primos radicados en Sonora, Guerrero y Quintana Roo. “Los Guanos” liderados por Aureliano Guzmán Loera, hermano del Chapo, quien ha mantenido una ríspida relación con sus sobrinos y está al frente del control territorial en la sierra de Badiraguato. Y por último “los Mayos”, en aquel entonces encabezados por Ismael Zambada García.
Cinco años después tras la captura y puesta en territorio estadounidense del Mayo Zambada, donde el pasado lunes 25 se declaró culpable en una Corte de Brooklyn de cargos por narcotráfico, y la entrega en abril pasado de Caro Quintero a las autoridades estadounidenses, el mapa de las divisiones internas se partió en dos grandes facciones. Por un lado, el clan Guzmán Salazar con los hermanos Iván y Alfredo al frente, donde su tío Aureliano Guzmán Loera terminó con su neutralidad y se sumó al bloque al ver asediado su territorio en Badiraguato por las huestes de Fausto Isidro Meza Flores “el Chapo Isidro”, el jefe de la facción Beltrán Leyva en el norte de Sinaloa que se sumó al clan Zambada en la confrontación interna del cartel. Y por el otro Ismael Zambada Sicairos, “Mayito Flaco”, el hijo menor del Mayo Zambada que heredó el bajo perfil y aprendió algo de los movimientos tácticos en las guerras internas para explotar las alianzas regionales y a nivel nacional que le dejó su padre.
Antes de la guerra al interior del Cartel que está por cumplir su primer año en unas semanas más, en aquel 2020 los servicios de inteligencia militar mapearon las fuerzas y confrontaciones de la organización como previendo la gran ruptura que desde entonces ya se anunciaba. Entre las consideraciones que hace cinco años se hacían estaban las siguientes:
“Se advierten dos bloques de liderazgo: el tradicional proclive a la negociación, donde se ubican El Mayo, El Guano y R-1; y el segundo que encabezan Los Chapitos, que es más violento. Con la finalidad de atenuar diferencias con los
descendientes de Guzmán Loera, El Mayo optó por respetar el coto de poder a sus hijos. Los conflictos al interior del CDP suelen acotarse a espacios geográficos limitados, entre células o grupos afines que no escalan a la cúpula de las vertientes. En Sonora, en 2019 Zambada García, Caro Quintero y Los Chapitos moderaron directamente las rutas de trasiego de droga y migrantes, para evitar un choque armado entre los líderes locales. Grupos afines al Pacífico, que rivalizan con organizaciones antagónicas, reciben apoyo desde otras entidades. Es el caso en Chihuahua con Gente Nueva. El CDP domina el mercado, producción y trasiego de fentanilo, botín de interés para otras organizaciones, principalmente el CJNG”.
En las prospectivas se anotaba: “ La insistencia de Los Chapitos por dominar sobre el resto de las vertientes y así lograr una mayor expansión, son riesgos permanentes de ruptura al interior del Cártel de Sinaloa. Ismael Zambada continuará con su estrategia de negociación para evitar conflictos internos, con la intención de posicionarse como líder hegemónico. La vertiente de Rafael Caro Quintero mantendrá su bajo perfil para evitar conflictos con el resto del grupo delictivo. El conflicto entre las vertientes y las fisuras en su interior, debilitarán a la organización. Máxime en entidades donde su presencia es endeble o con resistencia de otros grupos delictivos. De permanecer los conflictos en las vertientes, otros grupos, como el CJNG, intensificarían su expansión en espacios controlados por CDP. El CDP continuará fortaleciendo su esquema logístico para el trasiego de cocaína y su eventual producción en México, así como la producción de amapola y tráfico de fentanilo y metanfetaminas”.
¿ESTABILIDAD?
La organización criminal que se conoce como Cartel de Sinaloa o Cartel del Pacífico, ha pasado por diversas rupturas internas y cambios en los primeros niveles de la estructura, “lo que ha originado una serie de enfrentamientos por el territorio y como consecuencia, el surgimiento de grupos que intentaron tomar posiciones dentro de Sinaloa y controlar algunas células operativas”, dice otro documento militar fechado en 2022. “De continuar las pugnas al interior de la organización, principalmente en la vertiente que lideraba “el Chapo Guzmán”, los constantes enfrentamientos, costaría a la organización grandes pérdidas de utilidades y el mercado de consumo, pues podría ser aprovechado por el CJNG para posicionarse”.
Tres años después el escenario nacional no se aleja mucho de estas observaciones hechas por los analistas militares. El CJNG ha tomado control territorial en algunas zonas de Tijuana y en el corredor que atraviesa Zacatecas, San Luis Potosí para llegar a Nuevo León y Tamaulipas, donde se asoció con el Cartel del Golfo en el negocio más lucrativo después del tráfico de drogas y que despuntó a niveles inusitados en el sexenio de López Obrador: el robo de combustible.
Durante el sexenio pasado el fenómeno de la expansión de laboratorios de fentanilo con tecnología y materia prima proveniente de China, y las redes de lavado de dinero para el Cártel de Sinaloa con sus socios chinos, fueron dos fenómenos que empoderaron a la organización a niveles que generaron una molestia pocas veces vista en los mismos niveles en las administraciones demócratas y republicanas al frente de la Casa Blanca.
Ese empoderamiento era el contexto en septiembre del 2024 cuando se dio la “extracción” del Mayo Zambada en un rancho a las afueras de Culiacán. Su detención, se dijo desde entonces entre diversos analistas, significó un golpe al eje de flotación de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, que acusó al gobierno estadounidense de haber provocado con su detención la ola de inestabilidad y violencia en Sinaloa que tuvo eco en otros puntos del país como Chiapas, Chihuahua y Sonora.
Zambada, como lo refieren los documentos, era uno de los viejos jefes del tráfico de drogas que privilegiaba los acuerdos por encima de las rupturas. A él se le atribuye junto con Juan José Esparragoza Moreno, conocido como “Don Juan” o “El Azul” (de quien se dijo falleció en 2014), el verdadero liderazgo del llamado Cártel de Sinaloa. El Chapo Guzmán, se decía entonces, tenía especial respeto por ambos por la experiencia, el don de la negociación y las conexiones internacionales que permitieron la expansión fuera de México de la organización criminal.
El ciclo que se cerró con la declaración de culpabilidad el pasado lunes 25 de agosto en una Corte de Brooklyn de el Mayo Zambada, implica una primera fotografía de los actores políticos, económicos y militares que auparon el liderazgo y permitieron la impunidad con la que se movió y creció su organización.
“Ismael el Mayo Zambada dirigió uno de los cárteles más mortíferos del mundo, bombardeando fentanilo, cocaína, heroína y metanfetaminas a nuestras comunidades”, dijo el pasado lunes 25 Terrance Cole, jefa de la Administración Del Control de Drogas (DEA). “Su declaración de culpabilidad demuestra que ningún jefe del cartel está fuera del alcance de la justicia. Al derribarlo, estamos protegiendo a las familias estadounidenses y cortando un oleoducto de veneno. La DEA y nuestros socios no se detendrán hasta que se desmantelen todas las redes de cárteles”.
“Después de años de trabajo minucioso, las investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) del Servicio de Inmigración y Aduanas de Nueva York formularon una acusación contra Ismael Zambada García por tráfico de fentanilo”, dijo el director interino de Inmigración y el Servicio de Aduanas Todd M. Lyon. “Ahora, uno de los narcotraficantes más prolíficos y peligrosos del mundo se enfrentará a la justicia por la vida que ha robado y las ganancias ilícitas que ha obtenido. Esto es más que una victoria para el HSI. Es una victoria para el pueblo estadounidense”, señaló el funcionario norteamericano en la declaración conjunta transmitida en redes horas después de que se conoció el resultado de la audiencia de Zambada.
Las conexiones internacionales de las redes delictivas que encabezó el Mayo Zambada, de China a Dubai, dos puntos en la geografía mundial que implican precursores químicos para drogas sintéticas y lavado de dinero en paraísos de petrodólares dejaron claro que “el crimen organizado crece, muta y fruto de la transformación continua, se perfecciona, consolidando por todo el orbe una modalidad empresarial delictiva que proyecta su dominación sobre el Estado y sociedad con un poder predador”.
Juan Veledíaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx