México, 16 de junio.- Si existe un punto de entrada de Centroamérica a México vía terrestre donde Guatemala sirve de trampolín al paso de droga, armas y tráfico de personas entre los que están militares extranjeros reclutados por organizaciones criminales, ese lugar se llama Frontera Comalapa, Chiapas. Aquí en días pasados ocurrió un enfrentamiento a tiros que terminó en territorio guatemalteco donde fue abatido uno de los líderes criminales señalados de estar detrás de la ola de violencia que ha dejado cientos de muertos, desapariciones y pobladores desplazados de sus comunidades. El caso originó un diferendo diplomático que se saldó con una disculpa del gobierno mexicano.

A finales del sexenio pasado los reportes del 43 batallón de la Guardia Nacional con sede en Frontera Comalapa, y los informes del 15 Regimiento de Caballería Motorizado (RCM) con cuartel en Comitán con personal desplegado en las bases de operaciones mixtas en “Las Delicias” y en “El Jocote”, coincidían en señalar que la situación en esta región era grave en virtud de que las comunidades fronterizas estaban amenazadas y bajo asedio por los grupos criminales que se disputaban este punto de la frontera con Guatemala. Prácticamente no había un poblado que se salvara del cobro de piso, bloqueos carreteros, cierre de comercios, desplazamiento forzado y enfrentamientos a tiros que orillaron al cierre de escuelas y suspensión de clases.
La gravedad no solo era por la forma en cómo las autoridades civiles encabezadas por el entonces gobernador Rutilio Escandón se desentendían del problema, sino porque era evidente de que los grupos criminales recibían apoyo de policías locales, una facción tenía a los ministeriales de su lado y la otra a varios elementos de la estatal preventiva en su nómina.
El punto central del conflicto estaba en las implicaciones estratégicas para controlar las rutas del tráfico de drogas, migrantes y armas que venían de Guatemala y entraban por Frontera Comalapa de donde partían hacia el interior del país. La disputa por este punto fronterizo entre grupos afines al llamado Cartel de Sinaloa, facción de los Zambada, contra el autodenominado Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y su franquicia local llamada “Cartel de Chiapas y Guatemala”, lo habían convertido en zona de guerra.
La primera ruta identificada por el Ejército y la Guardia Nacional como “ruta del centro”, partía de Frontera Comalapa en dirección a la Trinitaria, Comitán, Amatenango del Valle, Teopisca, San Cristóbal de las Casas, Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez, Ocozocoautla y de ahí a Veracruz. La segunda, también con punto de partida en Frontera Comalapa, se dirigía por La Trinitaria, Comitán, Tzimol, Las Rosas, Venustiano Carranza, Amatal, Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez, Tapanatepec y de ahí a Oaxaca.
San Cristóbal de las Casas por donde pasa la primera ruta se volvió punto nodal pues se identificó que de ahí partía una tercera ruta en dirección a San Juan Chamula, Larrainzar, Pueblo Nuevo Solistahuacán, Pichucalco y de ahí a Tabasco.
En este mapa de rutas terrestres que nacen en Frontera Comalapa, convirtieron en los últimos años a esta zona en un nudo estratégico en medio de los 654 kilómetros de frontera que separan a México de Guatemala. Un documento militar fechado en 2022 sobre las rutas del narcotráfico que vienen de Centroamérica identificó también los itinerarios aéreos y marítimos que usan al país vecino como trampolín. Vía marítima de Guatemala siguen por las costas de Ejidos El Gancho, Puerto Madero, Barras de San Simón, San José, Zacapulco, Boca del Cielo, Paredón y Salina Cruz, Oaxaca, un puerto donde la Marina Armada de México ha decomisada en los últimos años importantes cargamentos de droga.
Dice el informe sobre las rutas aéreas: “En los municipios del estado de Chiapas, no se tienen rutas identificadas; sin embargo, aeronaves provenientes de Centroamérica, utilizan la ruta del mar Caribe y ruta del océano Pacifico para el trasiego de drogas, descendiendo mayormente en territorio de Guatemala C.A., cerca de la línea fronteriza con México, para después ingresar a territorio nacional, empleando el “tráfico hormiga”.
INCURSIÓN ARMADA
El lunes 2 de junio un grupo armado emboscó a agentes de la policía estatal de Chiapas en Frontera Comalapa, con un saldo de cinco agentes muertos entre ellos una mujer. Desde que en diciembre pasado comenzó el gobierno de Eduardo Ramírez Aguilar en Chiapas, la presencia de la autoridad civil ha sido más constante en esta zona, donde fue desplegado un grupo especial de la policía que entró en operaciones al iniciar la actual administración llamado Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), adscrito a la secretaría de Seguridad del Pueblo (SSP), como la renombró el nuevo gobernador. Se trata del equivalente a un regimiento, alrededor de 500 hombres, que pertenecieron al Ejército, Guardia Nacional, a la Policía Federal y a la Marina Armada de México. Creada por Oscar Aparicio Avendaño, titular de la SSP, sus integrantes tienen experiencia en operaciones especiales, con un promedio de 10 años en operativos de alto impacto en sitios como Michoacán, Tamaulipas, Jalisco, y Zacatecas, lo que es visto como un aval para asignarles tareas en contra de organizaciones criminales generadoras de delitos de alto impacto.
Aparicio Avendaño declaró al diario Reforma el pasado domingo 15 de junio que el enfrentamiento posterior al asesinato de los cinco agentes, ocurrido el 8 de junio protagonizado por integrantes de la Fuerza “Pakal” y que se prolongó a territorio guatemalteco donde cuatro individuos fueron abatidos, se originó por los preparativos de una emboscada que fue detectada desde el aire.
Se trató de un operativo de vigilancia aérea que se implementó como seguimiento al ataque donde perdieron la vida los cinco policías, desde el aire se detectó gente armada y se dio la orden de desplegar a un grupo de agentes “Pakal”. El enfrentamiento comenzó en El Sabinalito, en el municipio de Frontera Comalapa, en la zona limítrofe con Guatemala. En el tiroteo el grupo armado conformado por alrededor de 30 hombres se replegó a territorio guatemalteco, donde los “Pakales”, según Aparicio Avendaño, “cruzaron cinco metros desde el límite de ambos países”.
Los integrantes del grupo especial “Pakal” “evitaron disparar en territorio guatemalteco “, pero fueron agredidos por los hombres armados. Cuatro de ellos fueron abatidos en territorio guatemalteco, entre los que estaba Baldemar Calderón Carrillo, alias “don Balde”, un ciudadano oriundo de aquel país identificado como líder del autodenominado “Cartel de Chiapas y Guatemala”, e identificado como el principal reclutador de militares guatemaltecos de las fuerzas especiales “Kaibil” para sus socios del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La muerte del líder criminal en territorio guatemalteco en el enfrentamiento con el grupo “Pakal”, generó una nota diplomática de protesta del gobierno de Guatemala, lo que obligó a la Cancillería mexicana a pedir disculpas el pasado martes 10 de junio por la incursión y tiroteo en su territorio.
Uno de los integrantes de la Fuerza de Reacción “Pakal”, declaró al mismo medio que la incursión se debió a que rescataron a uno de sus compañeros que se llevaban los guatemaltecos que aprovechan la porosidad de la frontera para entrar y salir del país con relativa facilidad.
Tras el choque el gobierno de Guatemala reforzó la vigilancia en Quechultenango con elementos del grupo “Kaibil” y de la Quinta Brigada de Infantería, quienes se apostaron en la frontera a unos metros de territorio mexicano, donde hay una guardia permanente desde el día de los hechos del grupo “Pakal”.
Juan Veledíaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx