México, 4 de febrero.- Los ataques militares contra los cárteles mexicanos “están sobre la mesa”, dijo el pasado fin de semana el nuevo titular del Departamento de Defensa. Con la crisis migratoria echada a andar, una “guerra de aranceles” en curso y la amenaza latente de ir por la vía militar contra las organizaciones de tráfico de drogas en territorio mexicano, conviene recordar los acuerdos que como socios de defensa tienen los Estados Unidos y México en una relación estratégica y de intereses en común. Al nuevo inquilino de la Casa Blanca y a su equipo deberá de quedarles claro que la relación bilateral militar “más que necesaria, es obligada, prioritaria y de carácter estratégico”, para atender la problemática e intereses comunes en materia de defensa, seguridad, migración y tráfico de drogas.

Las alarmas en la Patrulla Fronteriza se activaron al más alto nivel el primer fin de semana de febrero con la emisión de dos memorándums internos donde se alertó a los agentes en la frontera entre Texas y Tamaulipas, a que tomaran precauciones ya que las organizaciones criminales habían autorizado el uso de explosivos en drones armados contra las fuerzas del orden desplegados a lo largo de la línea divisoria entre Estados Unidos y México. Un reporte del canal de noticias por cable News Nation señaló que los altos mandos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), se estaban tomando muy seriamente las amenazas por lo que hicieron circular los documentos entre los agentes.
Uno de los documentos del CBP, de acuerdo con este canal informativo, cita tres publicaciones diferentes en redes sociales donde se amenaza a la Patrulla Fronteriza con ser atacada desde el aire en la zona limítrofe entre ambos países. Una de estas publicaciones “anima a la gente a asesinar” a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), mientras que un video en la red social TikTok conmina a los inmigrantes ilegales en territorio estadounidense a que “escupan y orinen en la comida” de los agentes y “defequen en sus vehículos”. Otra publicación llama a asesinarlos. El otro memorándum advierte que los cárteles han autorizado el uso de explosivos desde drones en operación contra el personal del CBP y los agentes de la ley en territorio estadounidense.
El despacho informativo se dio el mismo día en que Pete Hegseth nuevo secretario de Defensa estadounidense declaró que los ataques militares contra los cárteles mexicanos “están sobre la mesa”. Horas más tarde se dio a conocer la primera llamada entre el funcionario norteamericano y sus homólogos mexicanos en Marina y Defensa, de la que se conoció una breve declaración oficial por medio de un portavoz del Pentágono que aseguró que se reafirmaron los compromisos de profundizar la cooperación bilateral entre ambas fuerzas armadas. Hegseth, oficial retirado del ejército estadounidense con experiencia en Afganistán e Irak, dialogó vía telefónica con el general Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional, y con el almirante Raymundo Morales Ángeles, titular de la Marina Armada de México, sobre temas relacionados con el combate al narcotráfico y el aseguramiento de la frontera. El diálogo es el primero que tienen los militares mexicanos desde que el pasado viernes 24 de enero el antiguo comentarista de la cadena Fox, fuera confirmado por el Senado estadounidense como titular del Departamento de Defensa.
COOPERACIÓN MILITAR BILATERAL
La llegada del nuevo titular de Defensa, en sustitución del veterano general de cuatro estrellas Lloyd J. Austin, puso de relieve la forma en cómo ha crecido y se ha fortalecido los vínculos militares y de defensa entre ambas naciones.
En los últimos seis años la relación militar bilateral entre México y los Estados Unidos alcanzó niveles nunca vistos en la historia de ambas naciones. La relación entre las fuerzas armadas mexicanas con sus colegas estadounidenses da inicio en 1941, cuando el ejército mexicano recibe apoyo en adiestramiento y equipo por parte de los Estados Unidos mientras se echan a andar actividades coordinadas de interés común con responsabilidades compartidas. Queda para los libros de historia el momento en que la Fuerza Aérea Mexicana participa en las operaciones militares en el Pacífico en la Segunda Guerra Mundial, en apoyo a sus colegas estadounidenses como Fuerza Expedicionaria a cargo del Escuadrón 201.
La línea de tiempo durante la etapa conocida como Guerra Fría (1947-1991), tuvo momentos donde ocurrieron desencuentros y acuerdos. Entre 1994 y el año 2000 se habló de “el tercer vínculo”, refiriéndose a la sociedad entre las fuerzas armadas de ambos países tras fortalecerse la relación política y los acuerdos económicos. En el año 2002, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, se creó el Comando Norte de los Estados Unidos (USNORTHCOM), lo que implicó que se renovara la relación militar bilateral.
En el año 2012, al iniciar el sexenio de Enrique Peña Nieto y con el general Salvador Cienfuegos Zepeda al frente de la Defensa Nacional y el almirante Vidal Soberon como titular de Marina, entró en funciones la Oficina de Enlace de la secretaría de la Defensa Nacional con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. De acuerdo con documentos militares consultados por este Blog, en la relación militar bilateral, existe el principio común de que “México comparte con Estados Unidos de América intereses políticos, económicos y sociales, así como desafíos regionales, principalmente en materia de seguridad y defensa; originándose una interdependencia de gran importancia entre ambas naciones, considerándose que una fisura en el sistema de defensa y seguridad de esta región tendría consecuencias serias”.
Establecido este primer criterio, en las dos últimas décadas la relación militar bilateral “se ha fortalecido, desarrollándose en un ambiente de cordialidad y cooperación, como resultado de los apoyos que ambos países demuestran mediante los mecanismos y organismos bilaterales y multilaterales en que ambas Fuerzas Armadas contribuyen para la seguridad y defensa de ambas naciones”, se lee en el documento.
Con la creación en el sexenio de Peña Nieto del Grupo de Alto Nivel de Seguridad (GANSEG), impulsado por el gobierno de México, se modificó la antigua estructura de cooperación, caracterizada por la diversidad de mecanismos establecidos (había más de 40), con temas repetitivos, duplicidad de responsabilidades y en ocasiones falta de seguimiento a compromisos. La reconfiguración de la colaboración, y el surgimiento del GANSEG “se basó en un enfoque de simplificación, síntesis y optimización de recursos”. Este grupo se ha convertido en el foro binacional para la coordinación y el intercambio de información, de acuerdo al documento. Y añade: “se ha logrado el desarrollo de un frente común de las dependencias mexicanas, aprovechando esfuerzos previos. Su objetivo es coordinar la política de seguridad de México y EE.UU. para facilitar su consecución. Las problemáticas se abordan de manera transversal, a través de las dependencias de seguridad de cada país”.
El reforzamiento de los acuerdos tuvo un antes y un después del año 2020, cuando se efectuó la 4ª Mesa Redonda de Cooperación Bilateral Militar (BCMR por sus siglas en inglés), considerado uno de los mecanismos fundamentales de operación del GANSEG. A partir de ese momento se consolida la que se llamó “Visión Estratégica Mutua”, la cual contiene “objetivos claros y medibles para guiar todas las actividades de cooperación”. Este planteamiento se constituyó desde entonces como la guía para alcanzar la “meta estratégica”, que es “alcanzar una gran compatibilidad operativa como socios en defensa para fortalecer la cooperación en la protección de Norteamérica y promover seguridad y liderazgo regional”.
Los acuerdos que rigen la relación entre el USNORTHCOM y las fuerzas armadas mexicanas tienen como finalidad “mejorar la compatibilidad operativa, incrementar las capacidades de defensa, consolidar organismos y mecanismos regionales así como fortalecer la seguridad regional; la soberanía y, la capacidad estratégica requerida para alcanzar los intereses y objetivos de defensa”.
“La visión y los objetivos establecidos en este mecanismo de cooperación”, añade el documento, “permitirán a la SEDENA y a la SEMAR, encauzar el ofrecimiento de los Estados Unidos para adquirir capacidades basadas en los intereses nacionales, así como implementar acciones bilaterales en materia de adiestramiento, cursos, ejercicios y visitas recíprocas, para fortalecer la seguridad y defensa de ambos países, como socios de defensa”.
Desde hace cinco años los mecanismos de cooperación entre México y los Estados Unidos permitieron establecer una mayor “coordinación y cooperación en materia de seguridad y defensa a través del intercambio de información, adiestramiento, conferencias y talleres”. Como ha sucedido en el último año con el ingreso en diferentes momentos de militares estadounidenses equipados y armados a territorio mexicano para impartir cursos y adiestramiento a sus pares mexicanos de las unidades de fuerzas especiales tanto de la marina como del ejército.
“El enlace y una comunicación permanente en todos los niveles de coordinación, son la base que garantiza la obtención de resultados favorables para ambos países”, señala el documento. “Considerar la “Visión Política Militar Mutua” y la “Visión Estratégica Mutua” como guías de todas las actividades de cooperación previstas en los diferentes niveles de coordinación, en las cuales se plasman la visión, meta, objetivos y líneas de esfuerzo estratégicas por alcanzar”, requiere de privilegiar los principios de “reciprocidad, responsabilidad compartida y diferenciada, confianza mutua y respeto a las decisiones soberanas”. Algo que el USNORTHCOM respalda de tiempo atrás, y cuyos mandos tendrán que recordarle al nuevo titular del Departamento de Defensa.
Juan Velediaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx
