Ciudad de México, 2 de marzo.- Tal vez durante el encierro tomó la decisión, puede haber sido un simple cambio de jugada ya comenzado el partido. Lo cierto es que la decisión del general Secretario, Luis Cresencio Sandoval, sorprendió a todos. La salida del general Homero Mendoza de la posición de mayor poder, de mayor confianza, en la Sedena impactó.
Pocas horas después, por un tuiter del gobernador de Quintana Roo, se supo que mi general Homero, como se le conoce dentro, es el nuevo titular de la X Región Militar. Que no es, para nada, tranquila.
Sigue en el activo, con casa en Mérida, con muchos temas a desarrollar, con pendientes inmensos de seguridad que incluyen las avionetas cargadas de droga que pululan por el Sureste.
¿Por qué cambiarlo? Tal vez ni él mismo conoce las razones.
Lo cierto es que todos, absolutamente todos los militares están hechos para el cambio. De improviso, porque sí, porque no, porque quién sabe. Así es su rutina.
Las versiones son muchas. Y ninguna vale la pena.
La Caballería sigue mandando en la Sedena. Y el alto mando sigue sin bajarse del caballo. El general Ricardo Trevilla, que comenzó el sexenio al lado del general Homero y de su jefe, el general Secretario, es el nuevo Jefe de Estado Mayor de la Sedena.
Un hombre confiable, institucional, que no le teme al trabajo, que conoce como pocos los entresijos del poder militar. Con el agregado, excepcional, de haber sido jefe de prensa, de haber encabezado muchos de los cambios en ese ámbito que siguen vigentes. Tan de confianza para el general Sandoval que suelen, excepcionalmente por sus obligaciones, montar juntos. No llega para aprender ni para conocer, ya viene de vuelta, lo que es doble garantía.
El general Trevilla deberá ascender en poco tiempo. La tercera estrella que lo colocará en el tablero de la sucesión militar.
¿Enroque? No precisamente. El general Mendoza pasa a ser “subordinado” del general Trevilla. Ecuación singular.
Así es la vida militar. Tan complicada, tan imposible de comprender para la mayoría de los civiles.
También, hay que admitirlo, así es el destino…
Redacción / EstadoMayor.mx