Aumentan las operaciones aéreas estadunidenses

México, 11 de febrero.- En 10 días hubo por lo menos 18 vuelos en la frontera entre México y Estados Unidos de aeronaves militares estadounidenses utilizadas para recopilar información de inteligencia. El incremento de las operaciones se debe a la celeridad de la administración Trump en su fijación por reducir las operaciones de los cárteles de la droga, aunque no ha dicho si tomará medidas para golpear sus finanzas. El incremento de los vuelos está considerado como algo inédito en la relación militar bilateral. 

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Foto: US AIR FORCE

Entre el 28 de enero y el pasado jueves 6 de febrero la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos han realizado por lo menos 18 misiones aéreas sobre la frontera entre la Unión Americana y México, así como en el espacio aéreo internacional bordeando la península de Baja California y sobre el Mar de Cortés. El aumento de las operaciones militares de vigilancia y de recopilación de información de inteligencia, se da con el objetivo de mapear todos los datos posibles en la región noroeste del país y la línea fronteriza de las actividades de los carteles de la droga mexicanos. 

Los vuelos realizados entre finales de enero y principios de febrero durante un lapso de 10 días, “representan una escala dramática en la actividad” aérea con objetivos en México, declararon funcionarios estadounidenses a la cadena de noticias CNN. Las operaciones aéreas se dan en el contexto de la orden del presidente Donald Trump para asegurar la vigilancia de la frontera y buscar disuadir las operaciones de contrabando de drogas de las organizaciones criminales mexicanas. 

De tiempo atrás el Pentágono realizaba cada mes un vuelo en misión de vigilancia a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. El objetivo de estas misiones era recopilar información de rutina. Algo que hacen de manera más frecuente en otros objetivos como la actividad rusa en la guerra de Ucrania o la presencia de submarinos chinos y rusos en los radares próximos a las costas estadounidenses y a sus bases en todo el mundo. 

Los 18 vuelos a los que se refiere la cadena de noticias se han realizado con “sofisticados aviones espías sobre la frontera de Texas” y en espacio aéreo internacional alrededor de la península de Baja California. Reportes de medios mexicanos en Tijuana han dado cuenta en días recientes de sobrevuelos de aviones y drones a lo largo de la línea divisoria entre ambos países, de la zona de San Isidro cercana a la costa a la parte de Otay en el desierto. En esta área del lado mexicano se ha reforzado la vigilancia con elementos de la Guardia Nacional para impedir el paso de migrantes indocumentados como parte del acuerdo dado a conocer la semana pasada para pausar un mes los aranceles a mercancías mexicanas anunciada por la administración Trump.

El reporte de la cadena CNN señaló que al menos 11 de los 18 vuelos en la línea fronteriza con México han sido de un avión patrulla de la marina estadounidense modelo P-8 Poseidon, una nave “particularmente preciada con un sofisticado sistema de radar que se especializa en la identificación de submarinos, pero también es capaz de recopilar imágenes e inteligencia de señales”.

Uno de los vuelos fue el del lunes 3 de febrero que duró casi seis horas realizado por un avión espía U-2, una de las aeronaves de reconocimiento legendarias en el Ejército y Fuerza Aérea estadounidense por la historia que ha tenido su desarrollo. Fue diseñado durante la Guerra Fría para recopilar imágenes a gran altitud y sobrevolar por varias horas la antigua Unión Soviética. Según CNN que cita a funcionarios militares estadounidenses, no existen datos recientes de un vuelo de una de estas aeronaves utilizado para los propósitos de vigilancia fronteriza y espionaje a los carteles. Las operaciones aéreas han abarcado la frontera entre California y Baja California Norte, Arizona y Sonora, Texas y su frontera con Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. 

INTELIGENCIA DE SEÑALES

Los vuelos se dieron días después de que el general Gregory Guillot jefe del Comando Norte (USNORTHCOM), tuviera una llamada telefónica con sus colegas el general de división Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional, y el almirante Raymundo Morales, titular de Marina. Se dijo que la charla fue para abordar temas de la Mesa Redonda de Cooperación Bilateral (BMCR), pero fuentes militares señalaron que se abordó el tema de los vuelos. 

Sobre todo, por la difusión que tuvo el martes 4 de febrero el vuelo del Boeing RC-135 “Rivet” de la Fuerza Aérea Estadounidense, que despegó de su base en Nebraska para dirigirse a California y recorrer toda la península hacia el sur, bordear Cabo San Lucas y entrar al Mar de Cortés volando por el espacio aéreo de la Zona Económica Exclusiva. Pasó cerca de Sinaloa, estuvo a escasos 400 kilómetros de Culiacán, realizando recopilación de “inteligencia de señales”.

Este tipo de aeronaves son de reconocimiento y han sido utilizados en otro tiempo por los Estados Unidos en zonas de guerra, están equipados para intervenir las comunicaciones de señales, la llamada SIGINT o inteligencia de señales. Utilizan tecnología para interceptar comunicaciones de radio, telefonía celular, internet, y cualquier medio que utilice ondas electromagnéticas. Cuentan con equipos de alta gama para desencriptar mensajes en cualquier idioma e identificar la geolocalización de los equipos de donde provienen las comunicaciones. El RC-135 “Rivet” es un avión espía que la inteligencia militar estadounidense ha usado para rastrear grupos terroristas como ISIS y Al-Qaeda en Siria y Afganistán. También ha identificado posiciones del ejército ruso en la guerra de Ucrania, en el Mar Negro y en la península de Crimea. La prensa estadounidense ha reportado que desde la década pasado este tipo de aviones realiza sobrevuelos frecuentes en el Mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela, en las proximidades del espacio aéreo de la isla de Aruba, para vigilar las telecomunicaciones del gobierno de Nicolas Maduro. 

De acuerdo a reportes de prensa estadounidense, el RC-135 Rivet Joint opera con una tripulación de 30 personas compuesta por tres pilotos, tres oficiales especializados en recolectar información de inteligencia, como descifrar posiciones, número vehículos, tanques, helicópteros, capacidades de defensa desplegadas; también hay  20 analistas que intervienen comunicaciones de radio, celulares, teléfonos satelitales, internet, y un operador especializado en encontrar sistemas de comunicación poco usuales como antenas privadas con sistemas encriptados. 

Lo que más llamó la atención del vuelo del pasado lunes 3 de febrero, fue que sus radares estuvieron muy cerca de la zona del “Triángulo Dorado”, la zona serrana donde se unen Chihuahua, Sinaloa y Durango, considerada la mayor región de producción de drogas del país y epicentro de laboratorios de drogas sintéticas además de zona de refugio de los principales jefes de organizaciones de tráfico de  drogas quienes utilizan sofisticados sistemas de comunicación. 

En medios militares estadounidenses se dijo que este tipo de sobrevuelos forman parte de la nueva cooperación entre Estados Unidos y México para combatir a los cárteles de la droga, catalogados como organizaciones terroristas por la administración de Donald Trump. Estos aviones son considerados “la joya del espionaje” de la Fuerza Aérea norteamericana, y tienen capacidad para mantenerse de manera indefinida en vuelo, con sobrecargas de combustible desde naves nodrizas. Los vuelos no implican una intervención militar estadounidense en México, de acuerdo a fuentes militares, sino son operaciones de inteligencia y reconocimiento que forman parte de la cooperación militar bilateral. 

El Rivet Joint RC-135 partió de la base de Offutt en Omaha, Nebraska, con dirección a Tijuana, de ahí se dirigió al sur por la costa de Baja California hacia Los Cabos y luego entró por el Mar de Cortés sobrevolando las costas de Sinaloa, Sonora y Baja California para después regresar a Estados Unidos. En el caso del Boeing P-8 Poseidon de la Armada estadounidense, que se utiliza también para recolección de inteligencia, despegó de la base de McChord, a las afueras de Seattle para sobrevolar la frontera desde San Diego, California, hasta Douglas, Arizona. Esta región de la frontera está considerada de alto flujo de drogas y migrantes controlada por grupos criminales afines a una de las facciones del Cártel de Sinaloa, la del clan Zambada.

Mientras se daban los vuelos, las fuerzas de seguridad mexicanas reforzaron sus operaciones con decomisos y capturas de operadores de la facción de los Guzmán del Cártel de Sinaloa. La detención del piloto de los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, redituó en una base de información sobre las rutas y destinos que los “Chapitos” han tenido desde que en septiembre pasado comenzaron las hostilidades al interior de la organización criminal. La información está siendo procesada y se espera aporte dividendos, dijo una fuente militar que pidió el anonimato. Para el gobierno de Claudia Sheinbaum podría ser un respiro frente a la presión de la administración Trump para la entrega de resultados en la lucha contra los cárteles de la droga. 

Juan Velediaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx

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