Eduardo Guerrero, única esperanza en medio del fango corrompido de las cárceles

México, 14 de septiembre.- En la Secretaría de Gobernación buscaban un milagro después de la vergonzosa huida del “Chapo” Guzmán. Era tan obvio que se habían equivocado en todo, desde los controles hasta la comunicación, que el fracaso parecía la única realidad a permanecer.

Por eso buscaron y buscaron una persona, ahora sí, con experiencia, con valor, y sobre todo, con ganas de enmendar los tres años de total desastre en el sistema penitenciario federal. Y parece que se encomendaron a buenos santos porque encontraron a Eduardo Guerrero, el único nombramiento totalmente impecable y cien por ciento justificado de los anunciados esta semana.

También, suele suceder, el más desconocido de los funcionarios que llegaron a esa dependencia.

Eduardo Guerrero fue recomendado por todas las autoridades, por todos aquellos que han estado en el sistema penitenciario mexicano. Es, definitivo, el hombre mejor capacitado para esa inmensa responsabilidad.

Y lo es porque consiguió en Chihuahua transformar cárceles pútridas, plenas de vicios, en ejemplo nacional con certificaciones internacionales. Lo que se advierte una hazaña inalcanzable en todos los ámbitos del sector.

Guerrero fue nombrado subsecretario de Readaptación Social, o como quiera que se le nombre oficialmente, en Chihuahua a la llegada del gobernador César Duarte. Y lo primero que le sucedió, ahí mismo, en la capital del Estado, es que no pudo entrar al Cerezo Aquiles Serdán, el más importante, porque había que esperar que los reos diesen el permiso.

Esa cárcel era totalmente controlada por los internos. Es decir, estaban armados y no dejaban entrar a las autoridades. Ese era el nivel de corrupción, no hablemos ya de hacinamiento, tráfico de drogas, autogobierno, todos los vicios presentes en las cárceles mexicanas. Lo que existía era un verdadero bastión de criminales, y un gran miedo de todas las autoridades.

Hasta hace pocos meses Eduardo enseñaba orgulloso su cárcel modelo, en perfecto orden, todo bajo control, reglamentos vigentes, una panadería operada por los internos, el mejor quirófano y servicio médico, todos uniformados… como de película… incluyendo los agujeros en las paredes de los balazos que hubo ahí.

Guerrero consiguió lo imposible con talento, con mucho valor, acompañado de un equipo profesional que tuvo que, literalmente, vivir dentro de la cárcel por muchos meses.

Decía Patricio Patiño que el único lugar que debe, tiene que estar totalmente libre de criminalidad es una cárcel porque ahí todos, absolutamente todos los delincuentes están bajo el control total de la autoridad. Y eso es lo que sucedió en Chihuahua, donde ni siquiera ha habido por varios años incidentes violentos.

Es por eso que Guerrero llegó a Gobernación. Para hacer un milagro tan grande, para recuperar orden y control en las cárceles federales, para crear un verdadero cambio en todas las prisiones del país. Lo que urge, lo que es indispensable para la salud institucional, para que no vuelva a pasar lo que sucedió alrededor de la fuga del “Chapo”.

Sin embargo, no hay que ser muy optimistas. En Chihuahua Guerrero tuvo todo el apoyo, en todos los ámbitos, del gobernador Cesar Duarte. Aquí el presupuesto para el año siguiente ya está hablando de problemas y más problemas en lugar de soluciones. Baste mencionar que no habrá dinero para construir nuevas cárceles cuando una de las razones más fuertes de la violencia y el caos es, precisamente, la sobrepoblación de internos. Nos sobran más de 50 internos que hoy viven hacinados.

Recorte presupuestal que va a complicar profundamente el trabajo de Eduardo Guerrero, y que incluye absurdamente la cancelación del pago de la comida de los reos federales internados en prisiones estatales, lo que ocasionará conflictos de todo tipo. La ecuación es muy simple, los gobiernos estatales tampoco tienen dinero y seguramente optaran por permitir corrupción en la entrada de alimentos, lo que se presta a todo.

Y estos dos son solamente algunos de los rubros para los que no hay dinero en el horripilante problema de las cárceles mexicanas. Se necesita, mero ejemplo, aumentar urgentemente el número de custodios en todas las cárceles federales. Esto es primordial para evitar desórdenes y hasta fugas. Sin dinero para pagarles qué sigue.

Eduardo Guerrero es la respuesta a todas las plegarias oficiales para enmendar el desastre del sistema penitenciario, pero hasta para hacer milagros se necesita presupuesto oficial…

Habrá que preguntarle al gobierno, al mismo Presidente Peña Nieto, a Miguel Osorio Chong cómo le van a hacer para que el discurso coincida con el presupuesto…

Isabel Arvide

@isabelarvide

Estado Mayor MX

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