México, 3 de mayo (Reforma).- Un Tribunal federal ordenó revisar el juicio iniciado a cuatro militares acusados de proteger a Los Zetas en Coahuila, debido a que un juez castrense hizo caso omiso de los testimonios y pruebas que señalan que fueron vejados y torturados con el propósito de que se autoincriminaran.
El Séptimo Tribunal Colegiado Penal del DF falló el amparo en revisión 216/2012 en favor de los oficiales del Ejército Alexis Ríos Cruz, Sergio Treviño Ríos, Carlos Miguel Gallardo Ibarra y Francisco Javier Soto Núñez, presos en el Campo Militar Número Uno.
Los inculpados son parte de un grupo de 16 militares detenidos en marzo de 2011 en Saltillo y acusados de delincuencia organizada, delitos contra la salud, lavado de dinero y posesión de armas y cartuchos del uso exclusivo del Ejército. A la fecha, ninguno tiene sentencia.
Tanto un juez de amparo como ahora los magistrados del Tribunal, observaron que el Juzgado Primero Militar en el DF procesó a los oficiales, sin considerar que tanto sus declaraciones como la de los médicos militares coincidían en que fueron golpeados, después de haber sido detenidos.
El General Rogelio Rodríguez Correa, quien en 2011 estuvo adscrito a la Dirección de Derechos Humanos del Ejército, ahora será quien en calidad de Juez Primero Militar defina si dicta la formal prisión o deja en libertad a los soldados, en cumplimiento a este amparo.
El colegiado ratificó recomendar al juez castrense tomar en cuenta dos tesis que señalan que no tienen valor probatorio las confesiones coaccionadas y obtenidas en detenciones prolongadas con violencia física, como ocurrió en este caso.
El Mayor Tomás Aguilar Santos, uno de los médicos del Ejército que atendió a los acusados tras su captura, declaró que cuando los soldados le fueron puestos a disposición para practicar la valoración médica, estaban tan golpeados que llegaron vendados de los ojos y las manos.
“Me los estuvieron pasando uno por uno, así que yo llegaba y como iban llegando con una venda en las manos y en los ojos yo les decía a las personas que para revisarlos deberían estar sin nada para hacer la inspección médica.
“(La escolta que los trajo) le quitaba el vendaje de manos y ojos, para poder realizar la inspección médica, esto fue con todos. (Los miembros de la escolta) traían pasamontañas y pistolas”, declaró el médico militar, el 8 de junio de 2011.
La mayoría de los 16 militares presos confesaron en el papel su colaboración con Los Zetas, informándoles de los movimientos tácticos de la milicia en Coahuila, pero no fue el caso del Subteniente de Infantería Alexis Ríos y el Teniente de Caballería Julián Castilla, quienes se reservaron la declaración ministerial.
Alberto del Castillo del Valle, abogado de estos últimos, cuenta que cuatro de los militares detenidos fueron torturados por miembros del Ejército para declarar contra Ríos y Castilla, el primero de ellos amparado por el tribunal colegiado.
“En el caso de Alexis Ríos, se le encontró una serie de contusiones porque tenía dos golpes fuertes, le rompieron dos costillas del lado izquierdo. Eso lo dice el médico militar y eso lo valora el juez de amparo que le dice al juez militar ‘analiza primero el estado físico de las personas’.
“Los cuatro militares que lo acusaron en un inicio se retractaron ¿por qué? porque era mentira ¿por qué declararon así? porque estaban hartos de tantos golpes que les habían dado, de tanta simulación de asfixia y de tanta tortura que hubo”, acusó del Castillo.
En este caso también fue usado el dicho de un testigo protegido de la PGR, Pedro Toga “El Guacho”, quien de acuerdo con el expediente reconoce a Alexis Ríos porque vio su nombre en un sobre de dinero, aunque no lo identifica físicamente en un primer momento.
“No debe de extrañar nada ante casos como el del General Tomás Ángeles Dauahare y Noé Ramírez Mandujano, este fue el estilo de usar a la justicia en el sexenio pasado”, afirmó el abogado.
Abel Barajas

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