México, 18 de abril (La Jornada).- Durante un simulacro, un ejemplar de los perros adiestrados en seguridad pública e investigación, que están a unos días de ingresar al servicio activo de la Armada de México, recorre velozmente los vehículos estacionados, la búsqueda la hace prácticamente sin detenerse hasta que llega a un vehículo, se sienta frente a un auto sospechoso; es la señal para que su entrenador ordene la localización de algún narcótico escondido, después de unos segundos, los marinos encuentran una pequeña carga de droga
en el motor del auto. Misión cumplida…nota completa.
Jesús Aranda
