México, 9 de enero.- Las protestas contra el “gasolinazo” decretado por el Gobierno Federal (cuando meses atrás pregonaban a los cuatro vientos sobre las bondades de la tan cacareada reforma energética) mostraron el verdadero rostro de la sociedad mexicana. ¿Cuáles? Uno, las protestas son auspiciadas por unos pocos aprovechando el viralismo de las redes sociales para promover actos de rapiña y vandalismo.
Tal pareciese que quien controla el ciber espacio, ya controla las mentes y actos de las sociedades al manipularlas y al crear un verdadero ciberterror e incluso, operar elecciones y cambiar el curso de la historia, tal como hicieron los rusos en las pasadas elecciones en la Unión Americana, al boicotear y hackear a Hillary Clinton en beneficio del magnate Donald Trump.
El otro rostro, el que nos interesa, es el desdén demostrado por las autoridades de uniforme (de los tres niveles de gobierno) que solaparon de una manera tácita los actos vandálicos, (tal como se muestran en los videos tomados por ciudadanos y subidos a la red), donde se aprecia a saqueadores robando mercancía ante la mirada de uniformados a plena luz del día, quienes solo hacen un amago de detener los actos vandálicos, al hacer sólo acto de presencia y no actuar verdaderamente con contundencia, al permitir de una manera implícita, el desfogue de la población.
Es importante señalar que incluso, algunos uniformados participaron en los saqueos, siendo prueba de ello los cuatro policías procesados por haber sido exhibidos en las redes sociales, al recoger y subir a una patrulla mercancía sustraída de una tienda de conveniencia en Ecatepec, Estado de México el pasado 4 de enero.
Los hechos que hasta el momento han dejado un saldo de 640 detenidos en la Ciudad de México y área conurbada, muestran la punta del iceberg del hartazgo ciudadano, así como la falta de liderazgo real para coordinar y encaminar el descontento por la vía pacífica, y la fácil manipulación de la que puede ser presa la sociedad actual ante colectivos oscuros, que aprovechan la tecnología y sus alcances, para desestabilizar y fracturar una nación.
EL DESDÉN:
Los videos de los saqueos en México muestran como los uniformados sólo hacen en su mayoría actos de presencia, sin impedir que la turba dejara de vandalizar estaciones de servicio y saqueara las tiendas departamentales, evidenciando en la realidad a una autoridad carente de respeto y respaldo ciudadano, ya que en la mayoría de las grabaciones que circulan en las redes, se observa y escucha como son cuestionados y vituperados los uniformados, quienes también son víctimas del estrés inherente a sus funciones y al deber de reprimir a una parte de la sociedad de la cual ellos también forman parte.
No hay que omitir, que cuando un uniformado se despoja de su camisola y deja su placa al concluir su servicio, sufre y vive las carencias de la sociedad que juró proteger y servir.
EL CAOS:
Carl Jung decía que las “ideas son como los virus, contaminan” y en este sentido el portal SIN EMBARGO informó en su edición digital del 5 de enero, que las 24 horas posteriores al anuncio del MEGA GASOLINAZO, los llamamientos a cometer actos vandálicos, fueron orquestados a través de las redes sociales por un colectivo que ocupó poco más de 1500 cuentas, las cuales lograron posicionar el Hash Tag #SAQUEAUNWALMART.
Según información proporcionada al portal por LO QUE SIGUE. Tv, las cuentas en comento compartieron la invitación a protestar con motivo del alza al combustible, así como promover el saqueo a las tiendas de conveniencia y así crear caos y pánico, lanzando mensajes falsos sobre supuestos saqueos y robos así como a convocar para cometer actos de rapiña, llegando incluso a emplazar a la población a ir al Zócalo de la capital mexicana para magnificar las protestas.
Esto ha orillado a que la policía científica Capitalina inicie una investigación a esas cuentas, las cuales están vinculadas a ataques a periodistas como John Ackerman y San Juana Martínez por citar algunos, lo que a todas luces demuestra lo endeble que se encuentran las instituciones y las personas al ser blanco de hackers quienes desde la clandestinidad que ofrecen las redes sociales, puede golpear sin mostrar la mano a funcionarios y sus instituciones, incluso al ventilar sus datos personales para que estos sean expuestos al escarnio popular.
A MANERA DE CONCLUSION:
¿Qué lecciones nos arrojan los hechos antes descritos?
1.- La fragilidad de las instituciones ante los embates de colectivos desestabilizadores, que utilizan las redes sociales para poner en entredicho a las instituciones, ya sea difamando o difundiendo actos de corrupción que antes quedaban en el oscurantismo de la impunidad.
2.-La casi nula capacidad de respuesta de las llamadas fuerzas del orden, que siguen anquilosadas en atavismos y cuyos mandos no han podido adaptarse a la lluvia de información, al no poder discriminar lo real de lo absurdo y por ende quedar a merced de las falsas alarmas.
3.-La falta de comunicación de las instituciones gubernamentales, cuya información no llega a la población, la cual busca allegarse de datos por otras instancias ante lo gris y mal planeados boletines de prensa y ante la carencia de Community Managers institucionales que puedan conectar eficazmente con la sociedad. Todavía se sigue utilizando un lenguaje monolítico cuasi Staliniano en un entorno donde la verdad se crea y se transforma.
4.- Falla en los aparatos de inteligencia, cuyos analistas no pudieron prever los escenarios como los que atestiguaron las lentes que grabaron los desmanes difundidos en la red.
“El poder político está hecho de tres componentes: la coacción o fuerza, la influencia y la autoridad”, dicen Josep María Valles y Salvador Martí Puig autores de Ciencia Política, un manual (Ariel, México 2016) y el gobierno mexicano ni cuenta ya con el monopolio de los componentes antes citados, y la prueba más fehaciente fueron los hechos con los que inició el año un sexenio que prometió “MOVER A MEXICO”.
Ya que de acuerdo a los autores citados se ejerce la “Autorictas” y se recurre a la reputación para producir actitudes de confianza y tal parece que en lugar de MOVER A MEXICO, ya están jodiendo a México.
Según los autores, “La política como acción colectiva busca reducir el riesgo de desintegración social que se produce cuando ante la existencia de conflictos sociales, cada grupo decide tomarse justicia por su propia mano”, tal como está sucediendo con el fenómeno de los justicieros y vengadores anónimos.
Por eso (siguiendo a los autores) “la política es como un seguro colectivo que las comunidades asumen contra la amenaza del derrumbe del edifico social”.
Que ese edificio social, llamado México siga apuntalado, depende de todos nosotros, como decía Karl Popper: “Toda solución a un problema crea nuevos problemas que resolver”, busquemos la solución pues en conjunto y no dejemos que unos pocos decidan por la mayoría. Ya se vio que las autoridades de los tres niveles de gobierno no están capacitadas para responder eficazmente a os embates del ciber terror y al cúmulo de información y de ello se aprovechan esas fuerzas oscuras, que todavía no sabemos a qué intereses responden.
El desafío está latente. Saber sortearlo dependerá de éste gabinete que está a punto de hundir a una sociedad que ha aguantado embates políticos y meteorológicos para salir avante. De nosotros depende que unos pocos no nos lleven al despeñadero.
Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y tal parece que con los hechos, también tenemos la policía que nos merecemos y permitimos.
Tomás Borges
@borgestom
Estado Mayor MX
