México, 21 de octubre.- Ya encontró su nicho, que siempre será mejor que hallar su insurrección. Por semanas, largas, muchos mexicanos se preguntaron qué iba a hacer Manlio Fabio Beltrones. Convencidos de que mucho de la razón política del PRI se había ido con él, ciertos de que había pagado el precio por un fracaso que no era responsabilidad suya.
Beltrones ha sido todo. O casi todo, si tomamos en cuenta la Presidencia de la República. Conoce el sistema político mexicano mejor que cualquier académico que lo haya estudiado por años. Dominó, sobre todo, la naturaleza humana del poder. Materia en que hemos reprobado, ciudadanos y gobernantes, este sexenio.
¿A dónde llevar este acervo de conocimiento? ¿Al servicio de quién podría irse tanta capacidad? Muchos, muchos que son (somos) muchos nos hicimos muchas preguntas sobre el futuro de Manlio Fabio Beltrones.
Y esta semana nos volvió a deslumbrar con su capacidad, camaleónica en definitivo, de renacer de sus propias cenizas. De volverse a inventar como el gran “indispensable”, como el mediador confiable.
En los hechos Beltrones se reunió con unos cuates pensantes para hablar de la necesidad de encontrar opciones políticas viables para el país. De cara a una elección presidencial que se advierte como la madre de todos los desastres políticos, para todos los participantes.
¿Qué hacer frente a la irritación inmensa de una sociedad que se asume lastimada a priori, que no concede capacidad u honestidad alguna a los “políticos”, que se ha instalado en el negativismo? ¿Qué hacer cuando el pasado parece lejano y el sistema sin capacidad de respuesta en los temas más sensibles?
Apareció ante los reflectores cuando Javier Duarte era ya un prófugo de la justicia, razón poética extra.
Beltrones entiende que otros no entienden que no entienden. A partir de ahí es indispensable escucharlo.
Dijo lo que ya sabemos hasta en la sopa: “el modelo de Gobierno actual está agotado”. La diferencia es que millones de mexicanos piensan que esto es responsabilidad del PRI. Y Beltrones habló de los temas de fondo. Cómo qué hacer al respecto
si es que pensamos, queremos creer, que hay algo qué se puede hacer todavía.
Manlio habló de la necesidad de tener gobiernos de coalición, que en su lenguaje coloquial tradujo como que los que ganen no ganen todo, y los que pierden no pierden todo. Compartir de una manera civilizada el gobierno, supongo que también el poder, porque los mexicanos pensamos muy diferente. Y ya no son tiempos de los que ganaban arrasando.
Sin querer le hizo un homenaje a José Murat, y a quienes junto a él tuvieron la ocurrencia genial del “Pacto por México” ya que, aseveró que la “magia” fue este “pacto” para evitar la ingobernabilidad, pacto surgido del talento de un grupo de políticos.
Habló de un pasado inmediato, de alternancia, donde en lugar de ver la enfermedad del sistema se le atendió, y enmascaró con “cortisona”
Gobernabilidad imposible de imaginar cuando, según dijo Beltrones estamos hablando de cuartos de votación, o sea, de una elección presidencial dividida entre cuatro candidatos
eso diría yo sin contar el o la independiente.
Recordó los problemas de la protesta presidencial de Felipe Calderón, de cómo nos instalamos en el litigio de la legitimidad en lugar de apuntar hacía la gobernabilidad
Beltrones definió, definió de manera definitiva, su nicho político para el futuro: Gobernabilidad frente a la legitimidad, que deviene en la necesidad de hacer gobiernos de coalición.
Una vez más apostó por la historia, y no por el protagonismo. Que buena edad trae atravesada el sonorense. Porque, obvio, esta negociación entre fuerzas políticas, que se advierte indispensable a partir de su análisis, necesita de políticos confiables que puedan negociar, establecer mecanismos de encuentro, con todos los protagonistas. Lo que no puede hacerse desde una Secretaría de Gobernación ni desde un partido político.
No entendí bien qué hacía José Woldenberg ahí, pero la presencia de Roberto Gil es importantísima, otro político, otro hombre inteligente que puede trabajar en esta urgente recuperación de la gobernabilidad, en esta reestructuración de fondo del sistema político mexicano.
Antes de escuchar a Beltrones sabíamos que todo estaba en el caos y que el desastre político era eminente, ahora entendemos que las cosas están peor, que pueden ponerse todavía peor pero que hay salidas viables si encontramos, ciudadanos y políticos, la voluntad.
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor MX
