Modernización militar, opaca y sin control (II)

DSC_0168Al inicio de su mandato, el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió con las fuerzas armadas a sacar adelante sus urgentes proyectos de modernización, a cualquier costo. El plazo vence en 2018, el año en que Peña termina su mandato. Expertos en seguridad y armamentismo señalan los avances logrados, pero reconocen también graves fallas en la misión, tales como falta de transparencia y ausencia de mayor control en la compra de armamento.

México, 9 de septiembre.- El inusitado gasto bélico del gobierno mexicano –que sigue siendo uno de los más bajos en el continente y en el mundo– se ha enfocado en atender las necesidades de una fuerza armada enfrascada al mismo tiempo en el combate al narcotráfico, en labores de apoyo a la población civil en casos de desastre, en la vigilancia de instalaciones estratégicas, en labores de asistencia y programas sociales, en labores policiacas, en operaciones para el mantenimiento del orden y la seguridad interna, en la vigilancia fronteriza al norte y al sur, en el combate al tráfico de armas, de sustancias químicas, de ganado, de mercancías, de dinero, de cartuchos, de personas, así como en el combate al secuestro, a la extorsión y al terrorismo y a la ciberdelincuencia.

Para alcanzar las metas de modernización urgidas desde el sexenio del presidente Felipe Calderón, su gobierno le dio a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) un presupuesto acumulado de 259 mil 967 millones, 680 mil 924 pesos entre 2007 y 2012, de acuerdo con la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP)

En el gobierno de Enrique Peña Nieto, la Sedena ha recibido 269 mil 571 millones, 894 mil 907 pesos.

Así, en el cuarto año la actual administración la Sedena está ejerciendo 9 mil 604 millones, 213 mil 893 pesos más que todos los recursos recibidos en el periodo de Felipe Calderón.

En el caso de la Marina las cifras son aún más reveladoras. Durante el gobierno de Calderón Hinojosa, la secretaría ejerció un PEF acumulado de 94 mil 332 millones, 076 mil 565 pesos.

En estos cuatro años de gobierno, la Marina ha recibido 100 mil 894 millones, 214 mil 802 pesos.

Con esa cantidad de recursos la Secretaría de Marina-Armada de México rebasará en 6 mil, 562 millones, 138 mil 237 pesos todo lo recibido en el gobierno de Calderón Hinojosa.

Las cifras pueden aparecer disparadas o excesivas, pero en realidad más del 70 por ciento del presupuesto otorgado a la Sedena y a la Marina se sigue ocupando en el pago de salarios. El resto de distribuye en gasto corriente, en gasto inmobiliario y en proyectos de inversión, como la compra de armamento y equipo bélico.

Iñigo Guevara, internacionalista experto en comercio internacional de armamento por la Universidad de Georgetown, señala que los presupuestos de estas instituciones “son insignificantes para la deuda pública y para los requerimientos de seguridad pública, interior y defensa nacional”.

Para el especialista “es lamentable que se preste tan poca atención financiera a las instituciones encargadas de proteger al país; se asigna alrededor del 0.5% del PIB a las fuerzas armadas, siendo que el promedio latinoamericanos es del 1.3% y el promedio mundial es del 2.3%”, añade.

El Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar fue creado en 2007 por el presidente Felipe Calderón, con un monto inicial de 44 millones de pesos. Al final de su mandato, el ejecutivo le ordenó al general Galván que la Sedena depositara cerca de 3 mil millones de pesos que se sumaron a otros mil 400 millones, integrados a finales de 2011.

Al final del sexenio, el fideicomiso para compras militares ascendía a cerca de 10 mil 800 millones de pesos.

Con el movimiento financiero, la Sedena aseguró recursos inmediatos para solventar contingencias y para la compra de armas y equipo militar.

Rastrear la aplicación final y exacta de ese dinero es casi imposible, así como darle seguimiento al mecanismo de arrendamiento financiero estructurado en Banobras, institución que invariablemente reserva dicha información bajo el argumento de que darla a conocer violaría el secreto fiduciario.

 

Nos hundimos…

En 2007, con la gravedad que lo caracterizaba como secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván Galván se reunió en sus oficinas con un grupo de diputados y senadores para discutir con ellos no solo las necesidades presupuestales de su primer año al frente del ejército y la fuerza aérea.

Necesitaba relatarles el terrible y casi insalvable atraso que vivía la institución, relegada durante décadas por gobiernos priistas, sostenida con presupuestos raquíticos que solo alcanzaban para poner en marcha estrategias y planes aldeanos, incapaces de proyectar el poder nacional más allá de la playa.

“La degradación de nuestro poder militar es tan notable, que en los próximos cinco años este proceso puede tornarse irreversible”, les advirtió sin titubear tras presentarles un informe confidencial sobre el verdadero y raquítico poder bélico de México.

Para muchos políticos y analistas que tuvieron acceso a lo relatado por el general Galván, el diagnóstico fue exagerado y hasta dramático porque era la única forma de convencer a los legisladores de recibir un incremento presupuestal elevado, de cara a la guerra antidrogas que ya estaba encima.

Nada de eso. Galván no había exagerado. Su diagnóstico y sentencia eran reales; el Ejército y la Fuerza Aérea, con sus más de 250 mil efectivos, no estaban preparados para librar una guerra antidrogas con las armas y el equipo existente.

Militares y marinos estaban a años luz de poder insertarse en un contexto de modernidad bélica. La confrontación con el narco aceleró la modernización militar que apenas se dibujaba en la emergencia de la inseguridad y la violencia desbordadas en el mandato de Felipe Calderón.

Más de 80 mil asesinatos, 25 mil desaparecidos, cerca de 250 mil desplazados y el surgimiento de al menos 60 nuevas organizaciones delictivas documentadas por la PGR en el primer año de gobierno de Peña Nieto, reflejaban el tamaño del infierno heredado.

Galván les habló a los legisladores acerca del poder bélico de México, basado en aquellos años en:

 

-104 Batallones de Infantería

-25 Compañías de Infantería No Encuadradas

-3 Batallones de Fusileros Paracaidistas

-23 Regimientos de Caballería Motorizados

-9 Regimientos Blindados de Reconocimiento

-8 Regimientos Mecanizados

-9 Regimientos de Artillería de Campaña

-6 Grupos de Morteros de 81 milímetros

-8 Grupos de Cañones sin Retroceso calibre 106 milímetros

-3 Batallones de Ingenieros de Combate

-1 Batallón de Parque de Ingenieros

-3 Compañías de Ingenieros de Combate

-1Compañía de Ingenieros de Servicio

-8 Escuadrones Aéreos de Pelea

-7 Escuadrones Aéreos de Reconocimiento

-8 Escuadrones Aéreos de Transporte

-1 Escuadrón de Vigilancia Aérea

-1,863 Organismos de Carácter Logístico.

 

 

Poder bélico

En 2007, el ejército de Galván y de Calderón contaba con una flota aérea de 369 aeronaves; 259 de ala fija (aviones) y 110 de ala rotativa (helicópteros), y estaba por recibir en transferencia 50 helicópteros y 8 avionetas Cessna que habían dejado de pertenecer a la PGR. En total tendría una fuerza aérea operativa de 427 aparatos.

Una flota de 73 aparatos de pelea (10 aviones F-5E; 35 Pilatus PC-7; 2 Pilatus PC-9; 6 Helicópteros UH-60, y 20 helicópteros MD-530) integraban el brazo fuerte de la FAM. Otros 159 aparatos de Reconocimiento, 99 de Transporte, 9 de Vigilancia Aérea y 97 de Adiestramiento componían el resto de una fuerza de la que en realidad menos de la mitad de las unidades estaban en condiciones de volar.

El general secretario adelantaba la urgencia de sustituir la flota aérea como uno de los grandes pasos hacia la eventual modernización militar de México. El proyecto encontró amplia respuesta en el gobierno de Enrique Peña Nieto. La Sedena y la Marina fueron atendidas en sus ámbitos y sin que Hacienda les recortara un solo peso a sus presupuestos, con o sin crisis financiera local o foránea.

En 2013 el gobierno federal dio a conocer el Programa Sectorial de Defensa 2013-2018, con el que se anunciaba la modernización y rearme del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

El programa proyectaba la compra de 172 aeronaves de diverso tipo para sustituir a la envejecida flota de la FAM y para crear nuevos escuadrones (entre ellos los de aparatos no tripulados) y unidades operativas. A la fecha, la FAM ha adquirido 107 aeronaves.

La Marina lleva adelante su propia estrategia de modernización militar, enfocada en el desarrollo del Sistema de Inteligencia de la Armada de México (SIAM), en la construcción naval avanzada, en el despliegue de unidades de reacción rápida, en la construcción de bases operativas en la frontera sur y en diversos programa de desarrollo científico y tecnológico.

Su reporte más recuente es el informe Logros Semar 2014, en el que destaca el Programa de Modernización de la Flota Aeronaval, que detalla sus adquisiciones:

-15 aviones Zlin 242L para capacitación y formación de pilotos aeronavales

-2 aviones Zlin 143LSI y cuya función será realizar operaciones de inteligencia, búsqueda y reconocimiento

-13 aviones T-6C+ para apoyo aéreo cercano

-4 aviones King Air 350ER para patrulla y vigilancia marítima

-1 avión King Air para transporte de personal

-1 avión King Air para utilizarse como ambulancia aérea

-2 aviones CASA C-295 para operaciones de transporte militar y carga

-10 helicópteros Panther AS565 MBe para operaciones embarcadas

-1 avión Challenger 605 para actividades sustantivas

-2 helicópteros EC-225 para transporte de personal

-7 helicópteros UH-60M para apoyo aéreo

En tanto, la Sedena, en el documento Logros 2014, menciona brevemente sus adquisiciones aéreas:

En el 2014, se estableció como meta anual incrementar la movilidad estratégica en un 11.3% que equivale a la adquisición de 33 aeronaves, superándose la meta establecida en un 18.7%, al adquirirse 107 aeronaves de diferentes características, para renovar la flota aérea de la Fuerza Aérea Mexicana.

En cuanto a la Iniciativa Mérida, el gobierno de los Estados Unidos publicó en el sitio internet de su embajada en México un breve reporte de una cuartilla y cuatro párrafos en los que señala los avances de dicho mecanismo de cooperación bilateral antidrogas. El documento data de diciembre de 2011.

El documento Logros 2015 destaca la compra de 1,265 vehículos de diverso tipo para apoyar el desarrollo de operaciones militares. Se señala también la adquisición de cinco aeronaves de ala fija (aviones) como parte del proceso de modernización más importante en la historia reciente de la institución, el de la Fuerza Aérea Mexicana.

El documento agrega que se compraron e instalaron siete máquinas para incrementar la productividad en la Industria Militar, en la que se fabricaron más de 33 millones de artículos en 2015.

Entre los artículos fabricados están 18 millones de cartuchos calibre 5.56 x 45 milímetros, 2 millones 010 mil 455 artículos de vestuario y equipo, así como 15 rifles automáticos FX-05 Xiuhcouatl , para continuar con el cambio del arma orgánica del Ejército y Fuerza Aérea que sigue empleando el fusil alemán G-3.

El informe sobre los ,logros del año pasado indica en una de sus gráficas que se han alcanzado las metas planeadas en cuanto a la fabricación del FX-05, ya que en el 2013 se proyectaron y fabricaron 10 mil rifles, en 2014 12 mil rifles y en 2015 fueron 15 mil las armas largas de este tipo que se fabricaron 8% 10,00.

La Sedena señala en ese documento que la meta final al 2018 es la de fabricar 121 mil fusiles FX-05, con los que se habrá sustituido totalmente esta arma orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

La especialista en seguridad nacional Victoria Livia Unzueta no quita el dedo del renglón e insiste en que se debe pugnar por las creación de mecanismos de supervisión y transparencia en la compra de armas y equipo militar.

Los manejos que se hacen en México en esta materia no son claros y se prestan a toda clase de suspicacias, dice. Un ejemplo es la operación del FPAPEM, que en realidad se integra con dinero de subejercicios que no puede ser auditado y cuando lo es sus resultados no pueden ser difundidos a la ciudadanía porque existen acuerdos firmados que prohíben difundir lo que se detecte ahí, añade la asesora legislativa.

Lo que debemos evitar es que instrumentos como el FPAPEM sigan operando como cajas chicas, como el guardadito de instancias como la Sedena, concluye.

Jorge Medellín

@JorgeMedellin95

Estado Mayor MX

 

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