México, 11 de abril.- La primera vez que escuché debatir a Roberto Gil me recordó aquellos panistas que se reunían en Gobernación, en tardes interminables, para defender los triunfos de sus candidatos. Eran clases de política en serio. Ahí se decían y contradecían con talento los protagonistas del poder que tenían capacidad para estas discusiones de fondo.
Luego vino la época en Los Pinos, aquellos enredos palaciegos que no le permitieron desarrollarse como lo que era: El Secretario Particular del Presidente de la República.
Hoy es senador. Uno de los que en verdad pesan ahí, donde los priístas son mayoría, y Emilio Gamboa es la gran “chucha cuerera” de la política, donde es difícil tener un perfil propio, con o sin reflectores.
Frente a la discusión sobre la “legalización” de la marihuana, su postura es la mejor, la más congruente, la única que atiende un tema principal: ¿quiénes y cómo van a producir la marihuana que podrá consumirse, sea por placer o por prescripción médica?
En su exposición de motivos, Gil parte de una realidad que han pretendido, sin éxito, negar oficialmente: “México sufre hoy un entorno de violencia sin precedentes. El enfoque punitivo con el que hemos abordado el tema de las drogas ha fortalecido poderosamente a las bandas criminales, lo que ha generado rupturas trágicas en nuestra vida comunitaria”.
Enfoque punitivo, diría, que viene desde el tiempo de quien fue su jefe directo, Felipe Calderón Hinojosa.
¿Qué quiere Roberto Gil? Legalizar el uso de la mariguana, y de su siembra.
Crear un instituto público de la “cannabis”…
Oh my God tendríamos que gritar los adolescentes de los setentas que jamás imaginamos una declaración así en el Congreso.
La iniciativa de Gil merece leerse detenidamente. Lo que no harán ni sus críticos ni sus seguidores. Va al fondo, con un enfoque global, que incluye la siembra supervisada, previo permiso de la institución correspondiente, de esta yerba tan prohibida, cuya siembra y comercialización ha causado tantas muertes. Y ha puesto en la cárcel a cientos de miles de personas.
Esta iniciativa de Ley plantea, en verdad inteligente, que toda persona mayor de edad pueda, sin necesidad de permiso, poseer, cosechar, cultivar, preparar, procesar o transportar hasta seis plantas de cannabis destinadas para consumo personal o compartido en el hogar.
Además, podrá haber cooperativas, con un mínimo de 2 socios y un máximo de 80, que podrán sembrar marihuana. Estas podrán sembrar la planta en un mismo predio.
O sea, no se trata solamente de permitir su consumo, sino de prever cómo podrá ser producida, bajo la ley. Esto es un cambio de infinita trascendencia.
El origen de su iniciativa de Ley, es el fracaso de las políticas gubernamentales, por lo menos de tres antecesores de Peña Nieto, en el combate a la droga, así como la violencia que prevalece en el país.
¿Así o más claro?
¿Qué va a pasar con esta iniciativa de Ley? La oposición en el Senado, en el Congreso, no tiene color. Gente de todos los partidos se han de estar ya desgarrando las vestiduras. ¿Cuánto de esta iniciativa va a aprobarse? Quién sabe. ¿Cuánto debería aprobarse? Toda, totalmente, por el bien de las generaciones futuras, por la paz que tanto
buscamos.
Lo cierto es que Roberto Gil demuestra ser un pensador de avanzada, independientemente de su condición como Senador de la República. Que es, precisamente, lo que necesita el país.
¡Qué extraño que la iniciativa de Ley más moderna, más completa, más inteligente para la legalización de la mariguana provenga de un panista!
O, tal vez, nos hemos equivocado al juzgar al panismo con estereotipos prejuiciados.
Esta posición contrasta mucho con la negativa personal que ha manifestado el presidente Peña Nieto. Y por esa razón nos pone a todos de cabeza… ahora resulta que el panista es el más progresista…
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor MX
