El recorte, ahora sí
La crisis económica parece estar alcanzando, ahora sí, a todos los sectores de la administración pública del país, incluyendo a las fuerzas armadas, intocadas en sus arcas en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Si bien los programas de modernización siguen adelante, sobre todo en la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), los escenarios comienzan a ser dudosos e incómodos ante la desaceleración económica y la inminente disolución de Pemex, otrora eterno motor del crecimiento y desarrollo nacional.
Los 548 proyectos registrados por la Sedena ante la SHCP no han sido suspendidos o cancelados, pero viven un curioso impasse en el que los recursos fluyen lentamente, selectivamente.
Una de las áreas seleccionadas para seguir adelante con la modernización o rearme es la Comandancia dela FAM, en donde uno de sus 49 proyectos sustantivos no ha encontrado obstáculos: la compra e instalación de armamento avanzado para los helicópteros Black Hawk, Bell-407 y Mi-17 (aunque estos no han sido adquiridos, precisamente por el congelamiento de recursos).
Los poco más de 115 millones de pesos que la Sedena y la FAM le pidieron a Hacienda se emplearán a la brevedad para artillar con armas de alto poder, nuevas, a por lo menos 30 aparatos destinados al combate al narco, en especial a operaciones de alto impacto que implican enfrentamientos directos e inevitables con el crimen organizado.
México y el gasto militar
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a la que pertenece México, publicó recientemente su informe Tendencias que transforman la educación 2016, en el que se revisa el crecimiento del gasto en educación comparado con el gasto armamentista entre los países que integran dicha organización.
El estudio abarca diversas áreas de desarrollo y enfatiza aspectos como la tendencia mundial a reducir el gasto armamentista, mientras que países como Estados Unidos, Israel y China lo elevan en forma sostenida en comparación con naciones como México, en donde se sigue invirtiendo poco en compras militares.
Las cifras de la OCDE, basadas en datos oficiales de los gobiernos mexicanos elaborados en 1988, 2000y 2013, revelan que el gasto bélico es de menos del 1%del Producto Interno Bruto (PIB).
De hecho, el promedio en los últimos años apenas ha rebasado el 0.5%del PIB, de acuerdo con datos oficiales. Esto ubica a México a la cabeza de los tres países que menos gastan en sus fuerzas armadas.
La OCDE señala que, en sentido contrario, Israel es el país que más invierte en el rubro militar para seguridad nacional, destinando más del 5 por ciento de su PIB, seguido de Estados Unidos, quien destina casi el 4 por ciento del PIB, mientras que Korea ejerce alrededor del 3 por ciento.
Por cierto, México es uno de los clientes recurrentes de Israel en la compra de sistemas de vigilancia aérea no tripulados tanto para la FAM como para Pemex, a al que también le ha vendido sistemas de vigilancia perimetral y lanchas artilladas para vigilancia estratégica, especialmente en Tamaulipas.
Redacción
Estado Mayor MX

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