La nueva ola de mercenarios

Tras Mencho y sus secuaces. Foto: EspecialSu rostro es aún difuso, pero comienza a quedar delineado por las huellas que van dejando. El grupo criminal encargado de la seguridad de Nemesio Oceguera Cervantes, líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación, es una mezcla de mercenarios de distinto origen. Son los “apátridas”, como los llamó el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional. A ellos se les resposabiliza de la muerte de ocho militares de élite y un agente de la Policía Federal, que murieron tras el derribo con un lanzagranadas RPG-7 de un helicóptero de transporte de tropas. Este grupo demostró un nivel de adiestramiento pocas veces visto en el país, inédito en escala geográfica que abarcó cuatro entidades. ¿Cómo fue posible que más de un centenar de acciones ofensivas simultáneas no fueran previstas con antelación? ¿Por qué falló la inteligencia militar y el narco tendió una emboscada mortal solo posible con información privilegiada?

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México, 11 de mayo.- En las primeras horas del viernes 1 de mayo el general de división Miguel Gustavo González Cruz no daba crédito a los reportes que en tiempo real recibía. El comandante de la quinta región militar, que abarca las zonas militares de cinco estados del occidente del país, estaba en comunicación permanente con su colega, el también divisionario Roble Arturo Granados Gallardo, jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Un comando que actuaba como primer “anillo” de protección de Nemesio Oceguera Cervantes, líder de la organización criminal autodenominada Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), había hecho contacto con la aeronave que iba a la vanguardia de la operación lanzada esa madrugada para detenerlo.

La avanzada encargada de capturtar al michoacano, no era cualquier unidad del ejército. Se trataba de una sección, alrededor de 40 efectivos, de integrantes del GAFE (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) del Alto Mando, perteneciente al Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, unidad comandada por el general brigadier Miguel Ángel Aguirre Lara. Los soldados de élite habían sido atacados desde tierra por lanzacohetes RPG-7 y habían sido blanco de fusiles de asalto desde diferentes puntos. Las aeronaves de apoyo lograron hacer blanco en varios de los atacantes, pero al transcurrir de los minutos el “anillo” de protección del líder criminal había logrado cubrir su huida tras derribar el helicóptero que iba a la vanguardia y que llevaba a las tropas que concretarían la detención. Este golpe daría al traste con la operación.

Esa era una de las razones que tenía a los generales González Cruz, Granados Gallardo y al brigadier Aguirre Lara sumamente preocupados. Las tropas habían hecho contacto con un cuerpo especial que custodiaba a Oceguera Cervantes, el grupo estaba identificado de tiempo atrás, se sabía que lo conformaban desertores del ejército mexicano, quienes actuaban apoyados por ex soldados guatemaltecos y algunos ex marines estadounidenses quienes ofrecían sus servicios a los cárteles de la droga vía sus contactos en Centroamérica. Integrantes de este grupo fueron quienes presuntamente habrían entrenado a los llamados “matazetas”, el cuerpo paramilitar que apareció en Veracruz hace tres años y quienes se sabe actúan en zonas del Golfo, Estado de México y Michoacán donde sus enemigos tienen presencia.

Fuentes militares consultadas en Jalisco y en la ciudad de México coincidieron en señalar que la idea de maniobra, la capacidad de reacción, las técnicas de planeación y el uso de armamento más sofisticado era algo que se sabía estaban preparados algunos de los integrantes del grupo que custodia al “Mencho”. Quienes lo conforman serían mercenarios de “última generación”, “soldados de la fortuna”, algunos con experiencia en Afganistán e Irak, retirados y otros dados de baja, que ofrecen sus servicios como guardia pretoriana del líder del CJGN, señaló una fuente castrense en la capital del país.

Este grupo quedó identificado en días pasados por los periodistas Raymundo Riva Palacio y Salvador García Soto, quienes por separado, registraron en sus columnas la posible participación de ex marines estadounidenses en la operación de reacción que derribó el helicóptero y que costó la vida a ocho miembros del GAFE del Alto Mando y un policía federal, y tiene entre la vida y la muerte a otros tantos.

Lo que las fuerzas federales no contaban era que el grupo que custodiaba al “Mencho” también recibía información de inteligencia en tiempo real, lo que les permitió actuar con antelación, preparar el contraataque y blindar la fuga del área de Villa Purificación, el municipio jalisciense donde fue derribado el helicóptero que dejó siete muertos en el lugar, y varios heridos uno de los cuales murió posteriormente en la ciudad de México.

¿Dónde se rompió “el secreto de la operación”, en la planeación, en las órdenes iniciales, o en la compartimentación?, se preguntaban varios mandos militares horas después de conocerse el derribo de la aeronave. La duda recibió respuesta concreta en las horas siguientes a los bloqueos en más de 25 municipios de Jalisco, Colima, Michoacán y Guanajuato con los que respondió la “infantería” del CJNG.

En primera instancia se sospechó de la Policía Federal, cuyos mandos en territorio jalisciense fueron relevados durante las primeras horas tras la tragedia del helicóptero. A las policías municipales y a la estatal, se les marginó y se le pidió al gobernador Aristóteles Sandoval, ser interlocutor directo con el mando de la “Operación Jalisco”, pues el ejército y la marina no tenían confianza en Luis Carlos Nájera, fiscal general del estado y ex secretario de seguridad en la administración pasada que encabezó el panista Emilio González Márquez. De Nájera y otros mandos policiales se sospecha de tiempo atrás que sirven a los intereses del CJNG, señaló una fuente de la 15 zona militar en Zapopan, Jalisco, quien pidió no ser citado por su nombre ni rango castrense.

Los errores que brotaron con la operación fueron la debilidad en el blindaje de la información de inteligencia, una “fuga” permitió al grupo del “Mencho” no solo reaccionar con antelación a la llegada vía aérea de una avanzada del GAFE, sino preparar una acción coordinada y “limpiar” las vías para la huida. Otra fuente militar de alto nivel, consultada en la ciudad de México, señaló que el mando de la operación era “difuso”, no se sabía por qué iban policías federales, cuando sus exámenes de confianza no son garantía para confiarles participar en operaciones conjuntas, esto quedó demostrado en varias acciones el sexenio pasado. Otra cuestión fue con base en qué información se planeó la operación, cuáles era las variantes y qué medidas de reacción se aplicarían en caso de contingencia. “¿Cómo se ideó la maniobra en campo, con qué información contaban, se supo de la capacidad de fuego que tenían, y con base en ello, así se permitió el desplazamiento vía aérea de la avanzada?”, cuestionó este jefe castrense.

La inteligencia militar falló, y como reza la enseñanza de los viejos generales: los errores en la conducción de una empresa donde el mando es horizontal, pueden producir pérdidas económicas; los errores en el ejercicio del mando en el ejército, donde el mando es vertical, pueden producir pérdidas de vidas.

Alerta militar

Horas antes de que el miércoles 6 de mayo se anunciara que el mando de la “Operación Jalisco” quedaría centralizado y recaería en el general de división Miguel Gustavo González Cruz, comandante de la quinta región militar con cuartel en Guadalajara, las alertas en las comandancias de zona bajo su jurisdicción estaban activadas. Uno de los primeros en movilizar a sus tropas fue el general Raúl David Guillén Altuzar, comandante de la 41 zona en Puerto Vallarta; otro fue el general de brigada ingeniero constructor Francisco Ortíz Valadez, jefe de la 20 zona en Colima. El general Javier Cruz Rivas, al mando de la 15 zona en Zapopan, el más cercano geográficamente a González Cruz, activó la alerta en sus tropas desde el viernes 1 de mayo. También alertó el general Miguel Andrade Cisneros, de la 13 zona en Tepic, Nayarit, una entidad donde se sabe que su serranía sirve al “Mencho”, para refugiarse. Otros de los que giraron instrucciones especiales a sus tropas ante la eventualidad de que los testaferros de Oceguera Cervantes comenzaran a desplazarse a su zona geográfica, fueron el general de brigada Antelmo Rojas Yañéz, comandante de la 11 zona en Zacatecas, versado además en las lides del narcotráfico al haber comandado otras zonas militares de alta complejidad, y el comandante de la 14 zona en Aguascalientes, el general de brigada Juan Manuel Espinosa Valencia.

Los generales Rojas Yáñez, de Zacatecas, y Cruz Rivas de Zapopan, reforzaron patrullajes de vigilancia en las vías que circundan zonas de alta densidad de narcolaboratorios donde las huestes del “Mencho” procesan precursores químicos, las cuales van de Tlajomulco de Zúñiga, en la zona metropolitana de Guadalajara, a Yahualica, Cuquío, el Cerro del Colorado en la región zacatecana de Guadalupe.

Se pidió también mayor coordinación con las zonas militares 43 de Apatzingán, y 21 de Morelia, que dependen de la décimo segunda región militar al mando del general de división Pedro Felipe Gurrola Ramírez, donde se sabe que “Mencho” tiene áreas para esconderse. Con la marina se activó un protocolo especial para los puertos de Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Puerto Vallarta, áreas las dos primeras, estratégicas para la entrada de droga y precursores químicos vía marítima con la que sostiene parte de su emporio criminal.

Estar preparado para reaccionar ante “acciones ofensivas simultáneas”, sobre todo en áreas de alta densidad poblacional, fue una de las directrices ordenadas, señaló un oficial que participa en Jalisco en las operaciones. Tambien se reorganizó el desplazamiento en tierra de las unidades de infantería, arma blindada y caballería, ante el arribo de unidades artilladas de otras regiones miliatres del país, señaló.

La prensa en Jalisco registró el pasado viernes 8 de mayo el arribo de alrededor de ocho mil militares, algunos equipados con armas antiblindaje y lanzacohetes, aproximadamente 300 vehículos blindados y artillados, quienes se desplazaron a la región de Autlán de la Grana, los municipios de Casimiro Castillo, Villa Purificación, Cuatitlán y otras comunidades serranas en dirección a la costa, como San Sebastián del Oeste, donde se sabe están escondidos algunos testaferros del “Mencho”, pues esa es la zona donde tendieron una emboscada a un convoy de la policía estatal el mes pasado donde murieron 15 agentes.

Reaparece la “quinta columna”

La mañana del viernes 8 de mayo en el monumento a los Niños Héroes en la plaza cívica del municipio de Autlán, apareció un manta con un mensaje en letras negras y rojas, signado por quienes aseguraron ser parte del CJNG. El mensaje, retirado momentos después por autoridades locales, tenía un tono de advertencia a los soldados que desde días atrás comenzaron a llegar al municipio para tender un cerco en la región serrana en dirección a la costa. El texto decía:

“Esta manta es para los guachos queremos que se retiren de Autlán tienen este mes para largarse de lo contrario actuaremos en contra de ustedes mataremos a cada militar que veamos en la calle Atte: Cartel de Jalisco Nueva Generación”.

El mensaje fue visto como parte de la estrategia de propaganda de seguidores del grupo criminal, quienes tendrían la instrucción de explotar la información sobre la supuesta “baja moral” de los soldados enviados a la zona, y aprovechar para hacer circular rumores sobre el uso de armamento antitanque, misiles y lanzagrandas en poder de los del CJNG.

También vía Internet circuló en días pasados un supuesto mensaje de Oceguera Cervantes, quien rechazó que en su grupo existieran mercenarios rusos o talibanes. En el texto decía que los miembros de la guardia de “Mencho”, eran todos mexicanos de entidades como Nayarit, Jalisco, Michoacán y Veracruz. Su reacción el 1 de mayo, aseguró, fue a la defensiva, para repeler “un ataque planeado para exterminarnos”. El mensaje no pudo ser corroborado por ninguna autoridad en su autenticidad, y al igual que en otras ocasiones, fue visto como parte de la estrategia de propaganda criminal para “confundir” a la opinión pública.

Juan Veledíaz

@velediaz424

Estado Mayor

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