México, 11 de julio (Milenio Diario).- Desde donde la SIEDO lo mantiene bajo arraigo, el divisionario Tomás Ángeles Dauahare volvió anoche a llamarme para decirme ahora que una “denuncia anónima” lo señala como promotor de narcomenudeo en el Heroico Colegio Militar.
Según su abogado, la hizo alguien que dijo ser “sargento archivista”.
El general ignora cuántos con ese grado hay en el Ejército (entre alrededor de 170 mil elementos) pero sabe que, sin duda, “son cientos y cientos…”.
La situación del ex subsecretario de la Defensa, pues, da un vuelco de 180 grados: antes del nuevo “testigo”, un par de “protegidos” lo implicaba en la aceptación de un soborno por parte de La Barbie, pero este tercer señalamiento apunta no solamente contra el arraigado, sino contra el Colegio que forma, norma y horma a quienes, una vez egresados, tienen a su cargo las operaciones y mandos… ¡del Ejército mexicano!
¿Dos “testigos protegidos” y un “sargento archivista” bastan para demoler las imágenes de instituciones clave de la Seguridad Nacional?
Carlos Marín
El Asalto a la Razón
Milenio Diario
