El fracaso militar en Tamaulipas…¿nos quedamos con los civiles?

México, 15 de mayo.- El gobierno federal decidió “meter las manos” en Tamaulipas con la creación de varias “Fiscalías” para investigar y combatir el delito.

Antes, a partir del 2006, una cuarta parte del Ejército ha estado en esa entidad realizando operativos que, por lo visto, no han dado resultados. Más de 53 mil efectivos militares han dejado su esfuerzo detrás de conseguir que se reestablezca la seguridad.

El último de ellos, un coronel en labores de Inteligencia, Salvador Haro Muñoz, fue asesinado hace pocos días. Sus victimarios fueron detenidos, son 10 policías, varios de ellos parte de la policía “acreditable”. Es decir, que habían pasado todos los exámenes de confianza.

Haro llegó a Tamaulipas junto con el general Arturo Gutiérrez que fue nombrado Secretario de Seguridad Pública hace pocos meses. Un jefe militar retirado que hizo una carrera sin mayor protagonismo, y que había estado en Tamaulipas como jefe del Estado Mayor de la Zona Militar.

Antes que él, hubo otro general, ya muerto, como titular de esa Secretaría: Ubaldo Ayala Tinoco, quien llegó junto al actual gobernador Egidio Torre Cantú y renunció cuando se cumplieron tres meses de su nombramiento y no había sido recibido ni una vez por el gobernador, ni había recibido ningún tipo de apoyo a su trabajo.

Ayala Tinoco era compadre del actual titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, por haber bautizado a una de las hijas de éste.

De estos hechos, y obviamente toda la violencia que se ha vivido en estos tiempos, surge la pregunta: ¿Funcionan los mandos militares en cargos de seguridad pública?

El coronel asesinado en Tamaulipas, Salvador Haro Muñoz, se comportó con total ingenuidad al ser vulnerable a la propia policía. Se ha escrito mucho sobre la presunta responsabilidad intelectual en este asesinato del Jefe de Escolta del gobernador, José Manuel López Gijón.

Primero se dijo que estaba declarando en la PGR, después el gobierno tamaulipeco desmintió esto asegurando que había dejado su puesto, como si fuese un puesto de tamales obvio, y se había dirigido a un lugar desconocido a tomar unas muy merecidas vacaciones.

Casualmente este señor Gijón fue señalado en una manta firmada por los Zetas de haber recibido dinero y de estarse negando a cumplir con los acuerdos establecidos entre él y este grupo criminal.

O sea, en apretada síntesis, que el señor López Gijón –civil- goza de cabal salud y cobra su sueldo en alguna playa, mientras que al coronel Haro –militar- lo mataron.

¿Alguien le recomendó al general Arturo Gutiérrez al gobernador Egidio Torre? ¿Llegó a su puesto de titular de Seguridad Pública con el aval o, es distinto entre los uniformados, solamente con el permiso del Secretario Salvador Cienfuegos? Porque aun en situación de retiro los militares deben pedir permiso para aceptar una posición civil.

Estos más de 53 mil militares que han hecho su trabajo en Tamaulipas fracasaron, el general Ayala Tinoco ni siquiera consiguió presentar su plan de trabajo, los jefes de Región y de Zona militares que estuvieron comisionados ahí este sexenio, y los anteriores, tampoco pudieron hacer su trabajo por los resultados de violencia.

Hoy, como en Michoacán, por encima del general titular de Seguridad Pública, del cadáver de su colaborador se van a instalar civiles a cargo de “regiones”.

Pregunto, quién va ganando… civiles, militares o criminales. Es pregunta, conste.

Isabel Arvide

@isabelarvide

Estado Mayor

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