Angelina Jolie, moderna amazona

Angelina Jolie. Foto: EspecialMéxico, 16 de agosto.- Antes de entrar en batalla, empuñando sus mortales arcos, estas guerreras cubrían sus rostros de pintura y realizaban una automutilación ritual con tres cortes escalonados en su pecho, ese pecho que prodiga a la vez vida y muerte, porque cada hora y media muere por cáncer de pecho una mexicana entre los 30 y 55 años de edad. Ese mal era atendido en los tiempos de los egipcios con un menjurge hecho con calamina, sesos de vaca, deposiciones de avispa y conjuros al dios Iser. Hoy, la actriz hollywoodense, con apoyo de la medicina genómica busca animar a otras mujeres a superar la enfermedad con un novedoso proceso quirúrgico donde ciencia, valor y amor se alían.

Selene es una amazona con cabellos negros como el azabache y tan abundantes que casi no parecen humanos. Es indiferente a todo salvo al hechizo de la música. Y sabe guerrear como todas las mujeres de su pueblo, imagina el escritor Steven Pressfield en una novela con título épico: “Las últimas amazonas” (Grijalbo, 2003). En las páginas de esta obra Selene relata cómo luchó en Colina Espinosa contra los troyanos y los dárdanos, y en Calcedonia contra los escitas ripeanos, y en el Halys, actualmente Kizil-irmak, contra los cincuenta hijos de Admeto.

Ella habla griego a la perfección y ha sido comandante en el hippotoxotai, el legendario cuerpo de arqueros montados. Ostentó el rango de capitán de escuadrón en la Gran Batalla de Atenas, donde Teseo y sus aliados de los Doce Estados, después de meses de combates, consiguieron finalmente rechazar al ejército de mujeres. Si bien ha conocido el amargo sabor de la derrota, también ha bebido del vino del orgullo y del valor porque Selene rindió el escudo y la brida de su montura en el paso entre Parnes y Citerón, donde todavía se ven las tumbas de las amazonas. La brida era de cuero de buey con ribetes de marfil y electrum, en la orejera derecha había un dibujo repujado que mostraba a un grifo atacando a un ciervo, en la izquierda la luna en cuarto creciente, y el freno acodado era de oro puro. En cambio, el escudo estaba hecho con piel de oso, de la parte más gruesa de la espalda, con forma de luna en cuarto creciente y de tres capas de grueso, laminado con una cola hecha con médula de ciervo y con un forro de piel de pantera negra. Era asombrosamente fuerte para ser algo tan ligero.

Esas armas fueron entregadas a los vencedores de las amazonas junto con la amante de Selene: Eleuteria, cuyo nombre significa “Libertad”, quien tenía muchas heridas. Para asegurar su rescate y liberación Selene entregó su propia autonomía pensando en mantener la vida de su amada y en el consuelo de la venganza.

Porque todos los que han guerreado contra las amazonas sabían que, como todas las naciones salvajes, eran capaces de una terrible crueldad. Los más viejos siempre advertían: “Que los dioses se apiaden del hombre, o de la mujer, que caiga en sus garras cuando defienden su honor o pintan sus rostros para la guerra”.

En “Historia del pecho” (Tusquets, 1997), Marilyn Yalom, profesora e investigadora en el Institute for Woman and Gender de la Universidad de Stanford, ahonda más en los rasgos bélicos de las amazonas. Según la leyenda se cortaban el seno derecho a fin de poder tensar el arco con mayor facilidad.

“Una habitual interpretación etimológica de su nombre conduce a dos palabras griegas: a (sin) y mazos (pecho). Un tratado médico de finales del siglo V a.C., conocido como Aires, aguas y partes, atribuye la ausencia del pecho derecho a que lo extirpaban mediante cauterización en la infancia a fin de que toda la fuerza se concentrara en el hombro y el brazo derechos”, afirma Yalom, aunque aclara: “Pero no tenemos mayores motivos para creer en esta explicación que los que tenemos para creer en las fantásticas especulaciones que se han propagado en nuestra época”.

En la imaginación de los griegos, prosigue la especialista, las amazonas representaban las fuerzas destructoras que se liberan cuando las mujeres abandonan su papel de criadoras de los hombres y se atribuyen los atributos viriles. La historia de las amazonas es un buen resumen de la guerra de los sexos y uno de los mitos fundacionales de la sociedad griega y, posteriormente, de occidente.

Las 800 figuras de amazonas que se conservan de la estatuaria griega son, para Yalom, “la expresión más notable de la ginofobia —o temor hacia las mujeres— que experimentan los hombres”. A dondequiera que un ateniense volviera su mirada se encontraría con la imagen de alguno de sus antepasados mitológicos apuñalando o aporreando hasta la muerte a una amazona, a menudo en el pecho, cerca del pezón.

Dos estampas literarias refuerzan ese temor que se mantuvo durante siglos. El primero forma parte de la Ilíada de Homero donde Príamo afirma: “Una vez viajé a Frigia, donde crecen las viñas, y allí vi una hueste de frigios con sus veloces caballos… Yo también estaba entre ellos el día cuando vinieron las amazonas, mujeres iguales a los hombres”.

Plutarco, en “Vida de Teseo2, escribe: “Este fue el origen de la invasión de Atenas por las amazonas, que no parece haber sido una pequeña o muy femenina empresa. Porque es imposible que las amazonas instalasen su campamento en la propia ciudad, y haber trabado batalla cerca de la colina Pnyx a menos que, después de haber conquistado primero el campo a su alrededor, contaron con la impunidad para entrar en la ciudad. Que acamparon en la ciudad es cierto, y se puede confirmar por los nombres que todavía conservan los lugares por allí, y las tumbas y los monumentos de aquellos que cayeron en el combate… Por cierto que también se nos dice que las amazonas que murieron están enterradas en el lugar que hoy se llama Amazoneum”.

Y ya en nuestro tiempo, Pressfield aviva con su novela el temor que aún despiertan estas mujeres: “Las amazonas creen en el odio. El odio es sagrado para Ate, para Hécate y la Negra Perséfone, y también para Ares, a quien consideran, junto con la ninfa Armonía, su progenitor. Afirman que Artemisa de Éfeso, a quien también llaman Vacía de Piedad, y a la que rinden culto, era la diosa del odio, e incluso Armonía, cuyo nombre significa concordia para las personas civilizadas, en su lengua significa rencor. Las amazonas creen que las madres odian a las hijas y las hijas a las madres, que el mar odia al cielo, y la noche al día. El mundo se mantiene unido por el odio, que en su léxico es una gracia y una dispensa divina. Los amantes deben odiarse antes de poder amarse, y con este propósito el rito de unión que las amazonas novicias hacen a los ocho y a los doce años, cuando formalizan su trikonai, el famoso ‘vínculo a tres’, consiste en un salvaje combate que ellas llaman animatone, ‘en cualquier momento en cualquier lugar’. Patadas, mordiscos, todo vale. Las mayores forman un círculo alrededor de las luchadoras y pegan con sus látigos a cualquier combatiente que parezca poco animosa en su ataque. Las amazonas creen que, cuando se acaba la pelea y su recuerdo crean una unión tan fuerte que ninguna guerrera abandonará jamás a la otra”.

 

My Medical Choice

Angelina Jolie se operó tres veces entre el 2 de febrero y el 27 de abril de este año para que la doctora Kristi Fink le realizara una doble mastectomía en el Pink Lotus Breast Center en Beverly Hills, California. La actriz, al saberse portadora del gen BRCA1, que aumenta  dramáticamente el riesgo de desarrollar cáncer de mamas y de ovarios en las mujeres que lo poseen, no lo pensó dos veces y decidió someterse a una novedosa técnica, desarrollada por la doctora, donde se evita hacer una biopsia de los ganglios centinelas y sustituye el procedimiento por una inyección de tinta (PBDI) que permite examinarlos sin extirparlos. Tras someterse a la retirada de todo el tejido mamario, Jolie pasó de nuevo por el quirófano para completar la reconstrucción de sus pechos. El éxito de la intervención fue noticia mundial y esa resonancia se multiplicó aún más cuando la mujer que sedujo a Brad Pitt para volverlo padre escribió en el diario estadunidense The New York Times sus razones e impresiones de esta decisión.

El 14 de marzo, Jolie escribió “My Medical Choice” (Mi decisión médica): “Mi madre (Marcheline Bertrand), luchó contra el cáncer durante casi una década y murió a los 56 años. [Mis hijos y yo] hablamos a menudo sobre la mamá de mamá, y les tengo que decir que la
enfermedad se la llevó de nuestro lado”.

También explica por qué ha decidido compartir su experiencia para alentar a otras mujeres para que salgan de la “sombra del cáncer”: “Para las mujeres que lean esto les ayude saber que tienen opciones. Quiero animar a todas las mujeres (…) a que se asesoren con los expertos médicos para que las ayuden. (…) Porque la vida viene con muchos retos. Los que no nos deben asustar son los que podemos controlar. Mis doctores estimaban que tenía un 87% de riesgo de contraer cáncer de mama y un 50% de padecer cáncer de ovarios, aunque los porcentajes varían de una mujer a otra. Y cuando supe que esta era mi realidad, decidí actuar de forma proactiva y minimizar el riesgo lo más que pudiera. Tomé la decisión preventiva de someterme a una doble mastectomía”.

Medios de Estados Unidos y de Europa, donde destaca el diario español El país, han abordado desde diferentes ángulos este caso ahora que se ha cumplido una década de la secuenciación del genoma humano y se han identificado los genes asociados a más de tres mil enfermedades hereditarias. Si bien la información puede ser fuente de sufrimiento, como escribe Milagros Pérez Oliva en El país, también puede convertir la vulnerabilidad genética en una oportunidad.

Su compañera de trinchera, Soledad Calés, destaca que a los inmensos ojos azules y esa belleza explosiva que la han convertido en un sex simbol e icono mundial, Jolie, también célebre por sus labores altruistas, ha lanzado un potente mensaje global sobre la importancia de la prevención y el rechazo a la estigmatización que hasta hace poco significaba esta
dolencia al someterse a una doble mastectomía que ha reducido hasta en un cinco por ciento, según los médicos, las probabilidades de la actriz de desarrollar cáncer.

“En este tipo de cáncer, la mutación afecta a genes supresores. Para que se desencadene el tumor, la mutación ha de afectar a los dos cromosomas. Cuando el gen de una de las dos copias está alterado, la probabilidad de que mute también en la otra es muy alta y aumenta conforme avanza la edad. Se estima que a los 40 años el riesgo de sufrir cáncer es del
40-50 por ciento, y va aumentando hasta llegar al 80-90 por ciento. El que sea hereditario significa que la mutación está en todas las células de la mama, de modo que las portadoras pueden sufrir cáncer en uno o en los dos pechos, y más de una vez”, explica Luis Pérez Jurado, catedrático de genética y director del máster de Asesoramiento Genético de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, entrevistado por El País.

El cáncer de mama, escribió Arturo Barba en el diario mexicano El Universal, el 22 de junio de 2012, causa la muerte a casi 500 mil mujeres al año en todo el mundo y es sumamente complejo porque tiene, al menos, 50 mutaciones genéticas según revelaron investigadores de México y Estados Unidos en la revista científica Nature.

Esta enfermedad es la principal causa de muerte por cáncer en mujeres de todo el mundo y en México, cada hora y media, muere una mexicana ya que se ha convertido en la principal causa de decesos por cáncer entre las mexicanas entre los 30 y 55 años de edad.

Mutaciones en los genes AKT1, MAP3K1 y GATA3 son comunes en esta enfermedad, señala Shantanu Banerji del Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachussets y de la Universidad de Harvard. Estos hallazgos se lograron tras secuenciar el genoma de 22 tumores cancerosos y analizar los carcinomas de 102 pacientes —53 de México y 49 de Vietnam—. Las muestras mexicanas fueron analizadas en el Instituto Nacional de Medicina Genómica. Así fue como también fueron descubiertos el gen de fusión MAG13-AKT3 en un subconjunto de cáncer, pero sobre todo en los “triple negativo” donde no existen terapias específicas actualmente, así como el gen CBFB y la eliminación del RUNX1, implicados en la regulación de la diferenciación celular, el cual ya se había observado en la leucemia más no en un cáncer mamario.

 

El yo oculto de toda mujer

El mito de las amazonas, reitera Marilyn Yalom, adquiere un significado psicológico cuando se le examina sucesivamente desde el punto de vista femenino y del masculino.

“Desde la perspectiva de los hombres, se puede ver como una expresión de miedo a la venganza que subyace en la psique de aquellos que se encuentran en posiciones de dominio. Los hombres temen no sólo que se les retire el pecho que los alimenta, sino que esta ausencia signifique una agresión. A las amazonas se les veía como unos monstruos, unas arpías, unas mujeres anormales que habían adoptado erróneamente el papel masculino del guerrero. El pecho ausente creaba una asimetría aterradora: un pecho se mantenía para criar a su progenie femenina, mientras que el otro se extirpaba para facilitar la violencia contra las mujeres”, escribe Yalom”.

En cambio, para las mujeres las amazonas representan lo que el psiquiatra Carl Jung denominó “el yo oculto” para referirse a las conductas socialmente inaceptables que suelen mantenerse en secreto. Aquí el yo oculto emerge para reclamar su lugar en el sol.

“Mediante el acto de extirparse un pecho voluntariamente, las mujeres se transformaban en poderosas criaturas que imponían miedo y respeto. La extirpación del pecho y la adquisición de unos rasgos ‘masculinos’ sugiere el mítico deseo de las amazonas de convertirse en bisexuales: a la vez una hembra capaz de nutrir y un macho agresivo, dirigiendo su nutrición exclusivamente a otras mujeres y la agresión exclusivamente a los hombres. (…) El mito de las amazonas entró en los anales de la historia en una época en que a las diosas de la fertilidad  se les reemplazaba por dioses fálicos. Es posible que la figura de la amazona contuviera restos de estas deidades primitivas, ahora mutiladas y modificadas para que encajaran en el imperio del falo. Un pecho —el ‘bueno’— seguía conservando los símbolos sagrados que se asociaban con la maternidad y la nutrición, mientras el pecho ‘malo’, el mutilado, sufría una grotesca desacralización. La figura de la amazona ha persistido en la imaginación occidental como representación del significado dual que los pechos conllevan. Como órganos poderosos dotados para dar vida, los pechos se contemplan con reverencia. Pero al mismo tiempo son vulnerables a la destrucción, no sólo por causa naturales, sino también a manos de hombres que temen el poder femenino. Las mujeres perciben en la amazona una imagen que refleja los poderes sagrados y profanos que se han conferido a sus pechos. Y los tratan cautela en memoria del destino que sufrieron las amazonas, el cual, simbólica y en ocasiones literalmente podría ser el suyo”.

En el periódico Evening Standard se calificó de “absolutamente heroico” el comportamiento de la actriz que a los pocos días de la operación reanudó su rutina y crianza de sus hijos. Que Brad Pitt estuviera a su lado tampoco pasó desapercibido para las revistas femeninas y del corazón. “Su compañero estaba esperándola cuando salió de la sala de recuperación para tomar su mano, como lo hizo en cada una de las intervenciones”, se elogió.
Angelina Jolie y Brad Pitt tienen seis hijos, tres adoptados: Maddox, de 11 años, Pax, de 9 y Zahara, de 8. Y otros tres, biológicos: Shiloh, de 6, y los mellizos Vivienne Marcheline y Knox Leon, con 4 años apenas. A estos tres últimos los alimentó con sus propios pechos. Ahora que se ha reunido con ellos afirma sentirse más tranquila: “(Ellos) pueden ver las pequeñas cicatrices en mis pechos. Soy la misma mamá de siempre… No me siento menos mujer. Me siento fortalecida”.

Antes de plantar batalla a su enfermedad, la mamá de Jolie creó la fundación Give Love Give Life para concienciar sobre la prevención del cáncer de ovario y otros problemas ginecológicos a través de la música. Angelina y su hermano James Haven rindieron homenaje a su madre tres años después de su muerte.

En el video “Para mamá con amor” se ven escenas privadas de momentos familiares de Angelina y James. También se puede apreciar el enorme parecido que madre e hija guardan. “Mi madre fue la mujer más maravillosa y un fantástico modelo de conducta para mí”, ha dicho la actriz de ella.

Marcheline Bertrand estuvo casada con el actor Jon Voight durante siete años. De esta relación nacieron Angelina y su hermano. Su segundo marido fue Tom Bessamra, con el que
estuvo casada los cinco últimos años de vida. Voight no asistió al entierro de Marcheline y sólo se limitó a enviar una carta de condolencia a sus hijos. Marcheline dejó parte de su fortuna a sus cuatro primeros nietos, Maddox, Zahar y Pax, a los que conoció antes de morir. A cada uno les correspondió 100 mil dólares. No pudo ver nacer a Shiloh ni a los gemelos Knox Leon y Vivienne Marcheline.
“Ella tuvo el tiempo suficiente para conocer y ejercer de abuela con mis hijos mayores”, escribió Jolie en el artículo de The New York Times. “Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocer y experimentar cómo era”.
En 2010 Angelina habló del dolor que provoca cualquier enfermedad. “Mi abuela también murió joven, por lo que mi madre siempre pensó que podría sucederle. Pero ella vivió para ver a sus nietos, vivió para verme a mí y a mi hermano en un lugar agradable. Era una verdadera madre. Esperó a ver que todo el mundo estaba bien. Luego cerró los ojos”.

Arturo Mendoza Mociño

Estado Mayor

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