En otro tiempo eran actos de indisciplina que se saldaban con un arresto o en su caso, con un consejo de honor. En el ocaso de los regímenes panistas el salirse del tono oficial, como ocurrió con el general Ángeles Dauahare cuando en una reunión convocada por el PRI criticó la política de seguridad calderonista, se le detuvo con un expediente judicial armado sin pruebas que en menos de un año se derrumbó. El único saldo fue un daño irreversible para la institución castrense.
México, 22 de abril.- Al caer la noche del pasado miércoles 17 de abril, el general de división Tomás Ángeles Dauahare apareció por uno de los pasillos de salida del penal de máxima seguridad de la Palma, en el Estado de México. Acompañado de sus abogados, abandonó la cárcel vestido con un conjunto deportivo en color gris oscuro, lucía un cabello corto con la huella aun visible de quien meses atrás fue rapado. Delgado, sin perder ese aire marcial y la sonrisa afable de quien vuelve a la libertad, el ex subsecretario de la Defensa Nacional hasta el año 2008, se encontró con una nube de cámaras y micrófonos de los medios de comunicación que lo esperaban desde horas antes de su salida.
—General, sus impresiones—fue la primer pregunta que le soltaron tan pronto se aglomeraron los reporteros, quienes tuvieron que correr a interceptarlo cuando se percataron que uno de sus colegas de la televisión, se quiso adelantar para obtener la primicia.
—Mis impresiones, primero muchísimas gracias a los amigos de los medios, fueron un factor muy importante para este desenlace, ahora si se constituyeron en un cuarto poder auténtico para bien…—respondió.
—Una vez que la PGR se desistió, los dichos de estos dos testigos, no tendrían ninguna validez ¿usted considera que esto fue un caso armado en su contra?—, le cuestionaron.
“Miren, permítanme no contestar esta pregunta, ya se ha filtrado mucho, miren es volver a abrir heridas, la verdad no quiero flagelarme, si les manifiesto honestamente que fueron imputaciones dolosas y falsas”, contestó.
Vinieron entonces un par de preguntas atropelladas, sobre si tomaría alguna acción judicial contra quienes armaron el expediente, y sobre qué realizaría en el futuro.
“La verdad necesito ver qué actitud asumir, de demanda, de denuncia. Lo tengo que consensuar, tengo que consultarlo con personas que saben de esto. Y sobre todo considerando que es una nueva administración, no quiero lesionar para nada a esta nueva administración que ha cumplido su palabra de apegarse estrictamente al estado de derecho. Es lo que todos los compañeros internos, los compañeros militares, están esperando también. Que ahí vienen atrás los compañeros militares están en su proceso de cierre de instrucción”, declaró.
El general Ángeles hizo un breve recuento de lo que fue su ingreso al penal, recordó que entre sus compañeros internos hubo aplausos de júbilo tras la calificación de la elección presidencial de julio pasado cuando resultó electo Enrique Peña Nieto. Y que desde noviembre anterior, en que hubo cambio en la dirección del centro, las medidas y las condiciones para los reos han mejorado. Anunció que se sometería a un chequeo médico, el militar en retiro cuenta a la fecha con 70 años, y que a la brevedad se presentaría ante su superior, el secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda, ya que en su calidad de soldado espera recibir órdenes y pedirle autorización para solicitar una audiencia con el presidente de la república, esto con la finalidad de mostrarle su agradecimiento por el desenlace de su caso.
En una de las últimas preguntas se le insistió si la acción penal en su contra, fue una venganza para retirarlo, nulificarlo ante la posibilidad de ocupar un alto cargo, quizá como secretario de la Defensa Nacional, en la administración que inició el pasado diciembre.
“Mucho se ha especulado sobre eso, les repito que me disculpen. Sé que para ustedes es una respuesta muy interesante, muy importante pero permítanme eludirla. Ustedes son buenos entendedores, permítanme eludirla. A buenos entendedores, pocas palabras…”.
—Su opinión sobre el ex secretario de seguridad pública Genaro García Luna—le cuestionaron ya al final.
“Aaay mire”, exclamó con un tono entre hartazgo y decepción, “me reservo mi opinión, la verdad…”, respondió sin perder la actitud amable que tuvo durante los más de 12 minutos que duró la entrevista.
Instructor y conferencista
La carrera militar de Ángeles Dahuare inició en 1961 cuando ingresó al Colegio Militar, cuando en enero de 1964 se graduó como subteniente, comenzaba el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y la gestión del general Marcelino García Barragán en la secretaría de la Defensa Nacional. Sus primeros años, casi cuatro, estuvo de oficial subalterno en el 26 batallón de infantería. De ahí fue enviado como instructor de técnica y táctica en el Colegio Militar, donde también impartió el curso de instrucción básica. En 1972 se graduó de la Escuela Superior de Guerra como Diplomado de Estado Mayor y fue comisionado al Cuerpo de Guardias Presidenciales. Salió de ahí en diciembre de 1976 para irse a la ayudantía del secretario de la Defensa, el general Félix Galván López, donde coincidió con el entonces coronel Enrique Cervantes Aguirre quien estaba en la secretaría particular.
En aquellos años el entonces mayor Ángeles Dauahare regresó a la Superior de Guerra pero ahora como profesor de la materia de estado mayor. Volvió a la ayudantía del general secretario Galván López y posteriormente fue enviado como subjefe de estado mayor de la 25 zona militar en Puebla. De los cargos en comandancia de zona regresó a los académicos, en 1982, al finalizar el sexenio de José López Portillo y la gestión del general Galván, fue nombrado coordinador de la sección de estudios estratégicos del Colegio de Defensa Nacional. Salió de ahí en noviembre de 1984 cuando fue comisionado a la agregaduría militar en la Embajada de México en Washington, donde permaneció hasta el otoño de 1986. Regresó y tuvo mando de tropas, el entonces secretario de la Defensa Juan Arévalo Gardoqui autorizó su nombramiento como comandante del 27 batallón de infantería donde estuvo hasta 1988.
En los años siguientes, como conferencista y comisionado, realizó diversos viajes por todo el país. A partir de 1997, siendo secretario particular del secretario de la Defensa Nacional Enrique Cervantes Aguirre, tuvo comisiones frecuentes en la agregaduría militar mexicana en Washington, fueron los años en que tuvo mayor contacto con el ejército estadounidense. De acuerdo a su hoja de servicios militares, entre marzo y abril realizó una visita a la base del Quinto Ejército de los Estados Unidos. En marzo del año 2000 encabezó la delegación militar mexicana que participó en la quinta reunión del grupo de trabajo bilateral México Estados Unidos. En el verano de aquel año regresó a la base del Quinto Ejército, en San Antonio, Texas, como representante mexicano a la ceremonia del cambio de mando y retiro del teniente general Robert F. Foley, comandante de la unidad.
En la mira
—A ver si los que me escuchan que graben bien, dicen que hasta soy narco—, comentaba en tono sarcástico en sus conversaciones telefónicas, según sus allegados, el general Ángeles Dauahare en aquellos meses del 2011. Sabía que había un expediente en su contra. Su retiro en marzo del 2008, cinco meses después de cumplir 65 años, edad reglamentaria para pasar al retiro a los generales de división, fue ríspido debido a los rumores que le atribuyeron de “enfermar” al entonces secretario de la Defensa Guillermo Galván. Incluso ese episodio lo abordó semanas después de su detención, durante una entrevista desde el centro de arraigo en el programa matutino de radio conducido por Carmen Aristegui. Ahí recordó aquel episodio de los rumores y dijo que cuando el general Galván le reclamó, respondió que las versiones salían de la oficina del jefe de estado mayor, que en ese entonces era el general de división Carlos Demetrio Gaytán Ochoa.
En el entorno del secretario de seguridad pública federal, Genaro García Luna, el general Ángeles Dauahare era visto como una de las fuentes de información sobre las corruptelas, negocios y vínculos con el narco que se documentaron sobre el entonces funcionario y su equipo cercano. Era un secreto a voces que había una pugna entre ambos.
La gota que derramó el vaso sucedió en mayo del 2012, durante un foro sobre justicia y seguridad que organizó la Fundación Colosio en San Luis Potosí, como parte de los actos de campaña del entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. En ese lugar el general Ángeles criticó la política de seguridad del presidente Felipe Calderón al asegurar que no existía una estrategia clara y definida en la materia.
—¿Es importante cambiar la estrategia de seguridad nacional?—se preguntó. Y respondió: “Yo me atrevería a decir que no tenemos estrategia de seguridad nacional, no tenemos un apropiado marco de referencia sobre seguridad nacional, no tenemos una base de partida, yo creo que habría que empezar por ahí. (…) Estamos combatiendo al enemigo en su fuerza, calificando como enemigo a las organizaciones criminales, y al enemigo no se le combate en su fuerza, se le combate en su centro de gravedad. Lo que estamos haciendo en México es combatir el enemigo en su fuerza, nos estamos desgastando ambos y la decisión tarda mucho tiempo en obtenerse”.
Días después fue detenido y trasladado al centro de arraigo de la PGR. A todas luces, aquello fue visto como una vendetta de Calderón, García Luna, y con la anuencia del general Galván, contra el general Ángeles. En el medio castrense se habló de que era un mensaje contra el grupo de militares que se aprestaban a regresar si el PRI ganaba la presidencia de la república, y que estuvieron en el entorno del ex secretario de la Defensa Nacional Enrique Cervantes Aguirre, quien ocupó el cargo con Ernesto Zedillo.
A poco mas de 11 meses de su detención, el general Ángeles Dauahare recuperó su libertad al reconocer la PGR que no tenía pruebas en su contra. Hasta el viernes 19 de abril, sus abogados aún no definían si procederían a demandar al equipo que encabezó Marisela Morales, ex titular de la PGR, o esperarían para ver qué instrucciones recibían tras las reuniones que tenía contemplado su cliente. Ese día el periódico La Jornada publicó una entrevista con el general Ángeles. En ella fijó lo que implica el cambio de mando en la Defensa.
—¿Qué significa para usted que el general Salvador Cienfuegos sea el secretario de la Defensa Nacional y no el general Guillermo Galván Galván?—le cuestionó el reportero Gustavo Castillo.
“De mucha esperanza. Lo conozco desde hace unos buenos años. Es otro tipo de persona, más profesional, con más esencia y reciedumbre castrense. Tiene una experiencia fabulosa y un currículo estupendo. Prácticamente no hay cargo importante que no haya desempeñado. Tiene experiencia y sensibilidad. Y en nuestro caso (como integrantes de las fuerzas armadas), el secretario no solamente debe ser sino parecerlo también, y él tiene la presencia necesaria”.
Juan Veledíaz
Estado Mayor
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