México, 15 de noviembre (Milenio Diario).- El documento que ayer publicó mi compañero Ignacio Alzaga, la versión/reclamo de la Secretaría de Seguridad Pública contra la Procuraduría General de la República en relación a los sucesos de Tres Marías, es un buen colofón para un desastre que se viene construyendo a lo largo del sexenio.
El lío arrancó con Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna, que más tardaron en acomodarse en las sillas de sus respectivos despachos que en empezar a darse hasta con la cubeta.
Se dieron con el periódico. Mediante filtraciones de uno y otro lado se acusaron de todo, minando la credibilidad de la política pública preferida del sexenio. Nada disfrutaban más que arrestar a un subordinado de la otra dependencia para acusarlo de cosas horribles.
La Secretaría de la Defensa también le ha entrado al juego. En los últimos meses de la gestión de Medina Mora se negó a compartir inteligencia con PGR, porque ya tenía información de la posible infiltración del narco en la Siedo. Medina Mora se negaba a aceptarlo y protegió hasta lo último a su gente, hasta que la Operación Limpieza se llevó a todos a la cárcel y a Medina a Londres.
Ha sido motivo de más de un cable de Wikileaks la disputa por reconocimiento que hay entre la Marina y el Ejército, como lo prueba que en cada golpe al crimen, nunca los vemos dar una conferencia de prensa conjunta. Los triunfos son de cada dependencia, nunca de todos.
Tenemos múltiples aparatos de inteligencia —se espían entre ellos— y, al final de cuentas, siempre la mejor información la traen los americanos, que eligen a quién privilegiar entre nuestras instituciones y juegan a hacerlos enojar.
Hoy es muy sencillo aplicar adjetivos a lo sucedido en estos seis años de lucha contra la delincuencia, mucha politiquería, ganas de encontrar culpables.
Creo que cuando pasen los años y se escriba esta historia con la frialdad que da el tiempo, el mayor reclamo que podremos hacer —no es poco— será el de la falta de coordinación entre las instituciones y las broncas entre sus titulares.
La tarjeta informativa publicada en MILENIO es un durísimo testimonio del encono entre quienes deberían ser pilares de la lucha contra los delincuentes. Es un relato de una institución empeñada en ensuciar a otra y la respuesta durísima de la que se siente víctima.
En medio de esta bronca, al final del camino, me pregunto: ¿Y el jefe? ¿Por qué no puso orden? ¿Por qué no pone orden? ¿Por qué esta sensación de que el secretario García Luna y la procuradora Morales se mandan solos?
¿Se mandan solos?
Carlos Puig
Duda Razonable
Opinión
Milenio Diario
