México, 15 de noviembre (Impacto El Diario).- Enrique Peña Nieto ha estado jugando con las cartas abiertas desde mucho antes de hacer pública su decisión de participar en la contienda interna del PRI por la candidatura presidencial. Desde entonces, las más importantes de su baraja eran Miguel Osorio Chong y Luis Videgaray, o, al revés, dependiendo de las filias o las fobias de quienes intentaban e intentan leer su pensamiento.
Por si alguien llegó a dudarlo, ayer quedó claro que su hombre de las finanzas en el gobierno del Estado de México y el ex gobernador de Hidalgo formarán la columna vertebral de su gobierno, tal y como lo hicieron en campaña y lo hacen en el gobierno de transición.
Es inútil hablar del uno y del dos. No existe tal posición; tampoco el tres. Sólo cuentan y contarán los resultados, y una condición fundamental: Lealtad. Lo mismo que exigió al confiar la coordinación de las bancadas legislativas.
La fotografía que ilustra las “8 columnas” de la portada de IMPACTO, El Diario ofrece una imagen clara de la realidad. Los analistas deben analizarla concienzudamente para no equivocarse. Basta observar la actitud de Peña Nieto, y de quienes lo rodean, para saber, sin asomo de duda, en dónde está el poder incompartible que se delega en quien da resultados y se conduce con lealtad y apegado a la regla estricta que a la letra dice: Se forma parte de un equipo en el que no hay lugar para egoísmos y vanidades, como ya lo advirtió.
Peña Nieto tiene uno y mil compromisos con el país, y, conforme a la experiencia del Estado de México, los cumplirá sobradamente, pero con su partido tiene el de mantenerlo en el poder.
Dirán que es prematuro hablar del 2018, pero quien lo piense así ignora, seguramente, que en mayo del 2006, cuando el PRI estaba a 45 días de fracasar en su primer intento de recuperar la Presidencia, el entonces gobernador del Estado de México tenía bien claro cuál era su futuro.
El Enrique Peña Nieto de entonces es el mismo de hoy, si bien ahora tiene la experiencia de su gobierno y de la operación política que inventó y coordinó para hacerse de la candidatura y conquistar la Presidencia.
Sabe de resultados y lealtades, pero también de golpes bajos, pequeñeces y miserias políticas. Lo vivió en carne propia y no lo tolera.
Por eso, nadie con aspiraciones en el presente y en el futuro puede dejar de observar la fotografía de IMPACTO. Hay muchas, algunas, incluso, en las que el Presidente electo ofrece la gran sonrisa que le es bien conocida, pero la que destacamos ayudará a quienes tienen interés en el presente y el futuro.
No hay margen para el error: Peña Nieto suele jugar con las cartas abiertas y su ventaja, su gran ventaja, es no estar en competencia con nadie. El ya es Presidente. Electo, sí, pero en 15 días, en cuanto termine noviembre, estará en funciones.
Con él gobernarán Osorio Chong y Videgaray, pero también Beltrones y Gamboa. Los cuatro ya saben que en las reglas fundamentales destaca la que ningún priísta debe olvidar: El dos siempre va después del uno, excepto en el 21.
Sí, vean la foto una vez más y no se equivocarán.
Juan Bustillos
Opinión
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