Cambian las reglas del juego

México, 14 de noviembre (Crónica).- La semana pasada, a la par de la elección presidencial en , se generó otro tema que provocó reacciones en México y América Latina y nuevamente ocupó un lugar preponderante en los medios de comunicación: la legalización de la mariguana.

Los estados de Colorado y Washington aprobaron, por referéndum, legalizar el uso recreativo de la mariguana; en Massachusetts, se aprobó su legalización con fines medicinales. Estas entidades se suman a las 17 —además del Distrito de Columbia—, que ya cuentan con leyes sobre el uso de la mariguana con fines medicinales. Cabe destacar que la trascendencia del hecho radica en que tanto Colorado como Washington son los primeros estados, en la  de EU, que legalizan la posesión, consumo y venta de la mariguana.

Este hecho no es menor para México, y por ello las reacciones y declaraciones no se hicieron esperar. La situación no es fácil y va más allá de declaraciones, posicionamientos, acuerdos y buena voluntad. Con estos hechos, las reglas del juego cambian.

Estados Unidos se muestra incongruente y saca a la luz  su doble moral: por un lado, presiona, “capacita”, califica y hasta sanciona a los países del continente americano por sus políticas y acciones en el combate al narcotráfico; por otro, legalizan y despenalizan el consumo y venta de la mariguana en algunos de sus estados. Esta incoherencia por parte de los EU debe  aprovechado por nuestro país para lograr que, en el , los estadunidenses cambien su  de presión política y social que ejercen sobre México para el combate al narco.

Si bien es deseable y necesario que México y Estados Unidos reestructuren la relación bilateral en cuanto al combate al crimen organizado, hay que reconocer que no es un asunto fácil. Sin embargo, si no se aprovecha este nuevo contexto dado en EU, seguiremos en una situación de subordinación vergonzosa.

Mientras no entendemos que la guerra  contra la producción y tráfico de drogas ha fracasado, no se podrá generar un  de estrategia, donde se considere la legalización de la mariguana, para terminar con la criminalización, la marginalización y la estigmatización de los consumidores, para que a los adictos se les trate como pacientes y no como criminales.

En nuestro país pasan cosas “incomprensibles”. Ningún Presidente de la República, en funciones, se ha manifestado por la legalización de la mariguana. Ernesto Zedillo y Vicente Fox han declarado a favor de esta iniciativa, pero lo han hecho en su calidad de ex presidentes. Así también hay varios casos en América Latina.

Por su parte, Felipe Calderón, a mediados de 2011, dijo estar dispuesto a someter a debate el asunto de la legalización de las drogas. Sin embargo, sólo se trató de un posicionamiento discursivo, pues no pasó de ahí, ya que jamás hubo propuesta ni iniciativa de cómo llevar a cabo dicho debate.

Recientemente, a días de acabar su sexenio, y debido a la legalización en dos estados de EU, el Ejecutivo federal dijo que el hecho “sí marca un cambio fundamental y obliga a un replanteamiento de la política pública a nivel hemisférico”. En ese contexto, firmó un documento junto con sus homólogos de Costa Rica, Honduras y Belice, para fortalecer la estrategia contra el crimen organizado trasnacional. ¿Y hasta ahí llegó el compromiso?

La propuesta de abrir el debate para revisar las implicaciones sociales, políticas y de salud que traería para los países la legalización del consumo, producción y distribución de la mariguana, siempre ha estado sobre la mesa y todo mundo muestra disposición. El problema es que hasta la fecha no se ha pasado del discurso a la acción, ya sea para manifestarse a favor o en contra de la propuesta, pero con el compromiso de buscar alternativas para terminar con la producción y tráfico ilícito de las drogas.

Les guste o no reconocerlo, cambiaron las reglas del juego. Le tocará a la próxima administración reflexionar qué tanto le conviene al país dar una lucha frontal y sin cuartel contra el crimen organizado, mientras en Estados Unidos siguen con sus incongruencias y doble moral. Los nuevos gobiernos, tanto el de Enrique Peña Nieto como el de Barack Obama, tienen una oportunidad de cambiar el contexto internacional en el tema de tráfico de drogas, veremos hasta dónde hay voluntad.

 René Arce
Estado Mayor

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