México, 13 de noviembre (Excelsior).- Y al final, el sexenio nos deja las cifras que aterran, desnudas, brutales. La bitácora inapelable de la muerte ante el triunfalismo del discurso oficial. El dolor de los inocentes, no la condolencia para sicarios asesinos. Cuestionar una guerra diseñada más para matar que para solucionar.
Hoy, México ni consume menos drogas ni tiene cárteles más débiles. Y hay noticias para Los Pinos: los jefes del narco caídos ya tienen sustituto. Ayer, El Lazca. Hoy, el Z-40. Ellos se quedan. Calderón se va en 17 días.
De 2006 a septiembre de 2011 murieron 47 mil 515 personas a causa de la violencia. Más de mil 500 eran menores de 18 años. (Fuente: UNICEF) ¿Acaso todos los menores muertos eran sicarios, como el Ponchis? No. Y esa es una explicación que deben Calderón y su equipo de seguridad.
De enero de 2008 a diciembre de 2011 desaparecieron 14 mil 300 personas en México, de acuerdo con averiguaciones previas reportadas por las procuradurías de justicia estatales. (Aurora Vega, Excélsior, 12/XI/2012) ¿Qué autoridad responde por estos mexicanos tragados por la violencia? Sólo dos mil 400 aparecieron vivos… o muertos. Casi nueve mil fueron secuestrados o levantados por hombres armados. ¿Hoy estamos más seguros? No.
Balance sexenal: cerca de 50 mil muertos; al menos 20 mil migrantes secuestrados; 140 mil desplazados; más de 40 mil huérfanos como consecuencia de la violencia. (Martha Martínez, Enfoque, 11/XI/2012). Queremos del gobierno las cifras que llenan —droga decomisada, dinero confiscado, jefes aniquilados—, pero también las que causan vacío: los inocentes caídos en la guerra contra el narcotráfico.
Sólo en los primeros tres años y medio del gobierno calderonista fueron 900 los menores fallecidos, de acuerdo con un reporte de la Red por los Derechos de la Infancia en México. (Gabriela Rivera, Excélsior, 8/VII/2010). ¿Esos 900 niños estaban, todos, al servicio del narco? ¿Llevaban una AK-47 en las manos cuando fueron abatidos? ¿Cuántos padres se quedaron con el cadáver de su hijo en los brazos?
En los diez últimos años, el consumo de drogas entre los mexicanos casi se duplicó, al pasar de 0.8% en 2002, a 1.4 por ciento en 2008; 1.5% de habitantes usó algún narcótico en el último año. (Fuente: Encuesta Nacional de Adicciones 2011). ¿De qué sirve haber confiscado la cifra récord de cocaína si en cada esquina del país se vende droga a cualquier hora?
Nadie —con excepción del locuaz Fox— le pidió a Calderón que no se luchara contra el crimen organizado. Sin embargo, cuando la guerra mataba a miles de inocentes o provocaba bajas civiles, la estrategia fue cuestionada. ¿Cuál fue la respuesta presidencial?: propongan otra y la analizamos. Pero cuando Eduardo Gallo planteó en los foros del Campo Marte la discusión para legalizar la mariguana, todos, empezando por Calderón, se le echaron encima. ¿Cómo así?
Hubo ceguera y sordera en el gobierno federal cuando se le reclamó que la guerra contra el narco no estaba funcionando. Así lo indicaban las masacres de civiles.
El gobierno ponía los discursos. Los ciudadanos pusieron los muertos.
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
TRANSICIÓN. En el entorno de Peña Nieto hay una certeza: del equipo de transición nombrado, solamente quedarán, en el gabinete, entre dos o tres personajes como máximo. “Al Presidente electo le gusta despistar”, comenta un personaje cercano al mexiquense. Peña insiste también en que Manlio Fabio Beltrones ocupe Gobernación, pero el sonorense aún no da respuesta. Una cosa es que Peña quiera y otra, muy diferente, que Beltrones acepte. De ello depende. Y si desaparece la SSP federal para integrar sus funciones a la Segob, entonces quien la encabece será, después del Presidente, el hombre fuerte del próximo gobierno.
OBDULIO. Las madres que protestan fuera de la Secretaría de Gobernación por la desaparición de sus hijas —como es el caso de Margarita López, cuya hija, Guadalupe Bahena López, fue secuestrada, violada y asesinada— enfrentan, a su desgracia, la insensibilidad del subsecretario Obdulio Ávila, quien les negó siquiera proporcionarles conexión eléctrica. Bien haría Ávila en salir de su oficina de vez en cuando y conocer, de cerca, el dolor de mexicanas que han perdido a sus hijos.
LA CAMIONETA DE FERRARI. Implícito su apellido en sus anhelos automotrices, el secretario de Economía, Bruno Ferrari, pide —a 17 días de que abandone el cargo porque seguramente no repetirá— la compra de una camioneta blindada con valor de …¡1.7 millones de pesos! (El Universal, 11/XI/2012) Lo peor sería que se le cumpliera su capricho, a costa del bolsillo de contribuyentes.
Martín Moreno
Opinión
Excelsior
