¡Firmes!

México, 7 de noviembre (Milenio Diario).- Esta semana el equipo de transición adelanta un viso de lo que será la estrategia para abatir a la delincuencia organizada. La ruta es clara: fortalecer como antaño a la Secretaría de Gobernación —si se le cambia el nombre, en verdad no importa—, creando una gran estructura de inteligencia que ya no se opere desde la Policía Federal.

Para conocedores y no, el riesgo es la poca fuerza que como institución tiene la Segob para reiniciar sus funciones originales. El vacío de poder generado en los últimos 12 años quizá sea el obstáculo mayor para poder lograrlo. Otro es, por supuesto, si las nuevas formas serán impuestas por la fuerza o por una necesidad urgente del país, donde nadie se atreverá a desobedecer.

Llama la atención que dentro de estas visiones para reducir la violencia y sus derivados no se mencione al Ejército. Será que debemos dar por hecho la fortaleza que como institución tienen los militares; realidad que los convierte en parte integral y fundamental de cualquier estrategia que tenga que ver con seguridad pública.

Algunos periodistas —de esos que han vivido en el olvido por 12 años— han insistido desde la semana pasada sobre la débil estructura interna de la Sedena, y afirman que, por supuesto, el debilitamiento ha sido provocado desde el alto mando y hasta por los propios jefes y oficiales descontentos con las formas de dirigir la cadena de mando. Nada más alejado de la realidad.

En los últimos cuatro años, sin lugar a dudas, los soldados han recibido no solo las balas de los malandros. Han estado expuestos a las acciones de las clases política, legislativa y judicial, mismas que se han convertido en juicios de opinión por parte de la sociedad.

Que se ha tratado por todas las vías de debilitar al Ejército, es una realidad; sin embargo, en la historia de este país, cuántos no lo han intentado.

¿Por qué no lo han logrado?

Será por la firmeza que como institución han demostrado durante casi 100 años. Será siempre por la lealtad. Será por “El honor de México”. Será también por como transcienden a sus propias sucesiones, sin que se modifique su base, sin que se altere su crecimiento, sin que se desgrane su maquinaria.

Será porque aceptan que las órdenes siempre las dicta un civil y que para seguirlas deben mantenerse ¡firmes!

Quien llega a ser presidente de México sabe la importancia de las fuerzas armadas como sostén de su administración. Enrique Peña Nieto ha tenido el tiempo suficiente para adentrarse en la realidad que guarda hoy, sobre todo el Ejército mexicano. También para él y su equipo han sido muchos los ejemplos con los cuales, durante todo el proceso electoral, no menguó el vuelo de los “Aguiluchos”.

No se puede despeinar el “casquete” corto.

Durante el sexenio, el “fuego a discreción” por parte de diferentes grupos externos ha sido un día sí y otro también. No les hizo daño alguno la detención y procesamiento de los generales Ángeles, Dawe y Escorcia, ya que hasta hoy no se les ha podido demostrar nada; tampoco los asesinatos de los generales Acosta Chaparro y Juárez Loera.

Los asesores del presidente electo aguardaron los efectos que se supone debió causar la filtración a los medios de comunicación sobre la compra de equipo de inteligencia por parte de Sedena, donde se invirtieron más de 5 mil millones de pesos. Y qué pasó, ¡nada! Ni los generales fueron llamados a cuentas, ni la institución se
afectó a su interior.

Tampoco han perdido valor los de verde, cuando la designación del próximo general secretario ha sido un zafarrancho de combate alimentado desde y por fuera. Adentro, cada divisionario sabe bien lo que debe esperar. Los de tres estrellas están satisfechos con lo mucho que han logrado para su institución. El de la Defensa, es el único secretario que no se designa por su cercanía al próximo presidente. Se decide por su capacidad, experiencia y visión.

En esta dinámica, lo que se ha pasado por alto es el ser y el hacer de los militares. En ese “Ser” y “Hacer” desde jóvenes se les educó a los que hoy son jefes y oficiales. Ese “Ser” y “Hacer” es lo que la gran mayoría de la tropa entiende y acepta
como misiva laboral.

Se ha pasado por alto que el Ejército y sus integrantes sirven a la patria. Aunque no se entienda, aunque no se crea; aunque sea ramplón e históricamente trillado. Pocos hoy dimensionan a la patria, ya que la dejan en el simple marco de una nación; la pierden en la enormidad de un país; la ignoran como espacio donde se tiene que luchar para hacerla mejor.

¡Firmes! También en Marina…

Quienes se ponen firmes en la sucesión de la Secretaría de Marina son el almirante C.G. DEM Guillermo Colina Torres y el almirante C.G. DEM Joaquín Esteban García Silva Pérez. El primero es el comandante de la Fuerza Naval del Golfo y el segundo es comandante de la Primera Región Naval.

Juan Ibarrola

Cadena de Mando

Opinión

Milenio Diario

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