México, 26 de octubre (Milenio Diario).- Ninguno supera el del robo y destino del cadáver, pero entre los misterios en torno de Heriberto Lazcano Lazcano estaba el entender cómo era posible que el último mediodía de su vida, con solo dos de sus cómplices, acudiera a un juego de beis en un estadio pueblerino.
Lo imaginable hasta entonces era que se la pasara escondido, desplazándose a salto de mata para burlar a sus cazadores (mexicanos y gringos), protegido por un regimiento artillado de seguridad, pero lo real fue que el temible fundador y cabeza de Los Zetas estuviera esa mañana a la intemperie soleada, gozando de un partido llanero, mezclado entre puros hijos de vecino.
Humberto Moreira, el ex gobernador de Coahuila con cuyo primogénito se cobró la vida del hijo de un hermano (preso en EU) del Z-40, despejó la duda: porque se dedicaba también al negocio “legal” de la minería, El Lazca se desplazaba como Pedro por su casa en el municipio carbonífero de Progreso.
¿Quiénes son los narcoempresarios que intermediaban para que El Lazca pasara como un “emprendedor” común, aunque nada corriente?
Carlos Marín
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