México, 26 de octubre (Reforma).- Avances recientes en la lucha contra la delincuencia han despertado la esperanza de que, si se puede SOSTENER este esfuerzo, México pueda escalar exitosamente más peldaños en la escalera de la paz.
La detención o abatimiento de varios de los más peligrosos capos del País es uno de estos elementos que generan esperanza, pero adicionalmente han habido otros logros a nivel local en diferentes entidades del País que indican una tendencia positiva.
Todo indica, por ejemplo, que zonas antes violentas como Ciudad Juárez muestran tendencias positivas.
En el norte del País, en varios estados, se han desbaratado, y detenido, a varias bandas de peligrosos secuestradores, y en cuando menos tres casos liberado exitosamente a sus víctimas.
En fin, de que hay chispazos suficientes para encender la luz de la esperanza, creemos que los hay.
Esperamos, más bien anhelamos fervientemente que estas palabras que escribimos no se conviertan en víboras ponzoñosas que se levanten para mordernos pasados unos días.
Somos sinceros al comentarles que se perciben señales alentadoras, las cuales estamos seguros que una gran mayoría de ustedes interpretan de la misma forma.
Ahora que estos mismos atisbos, paradójicamente, nos deben poner alertas respecto a un hecho que se deriva de la hipótesis que les planteamos líneas arriba (de que hay resultados positivos en la lucha contra la violencia): para que se pueda consolidar este avance al que nos referimos debe SOSTENERSE Y REFORZARSE el esfuerzo que se está realizando.
Cualquier relajamiento o descuido, pausa o amaine en el combate a la narcoviolencia y quienes la generan, o disminución en la presión que se le aplica al crimen organizado, puede resultar en un resurgimiento de los grupos que han sido debilitados recientemente con sendos golpes que los han decapitado, ya por detención o por abatimiento.
Parece ser que la captura de algunas cabezas le ha permitido a los organismos policiacos, de la Marina y del Ejército, obtener valiosa INFORMACIÓN que los lleva a otro golpe, formando así una cadena de éxitos policiacos que no pasan inadvertidos, ni dentro ni fuera de México.
Algo parecido a lo que hoy les comentamos refirió el Departamento de Estado norteamericano, y en este caso no estaban siendo simplemente buenos vecinos, sino reconociendo un esfuerzo exitoso.
Ahora que una vez montados en esta espiral virtuosa de golpe contundente a golpe contundente es imprescindible no bajar la guardia, no desvanecer en el esfuerzo.
El cual, resulta obvio, no debe verse afectado por el cambio de Gobierno a nivel federal o por nuevas autoridades a nivel local.
Debe persistir intacto este esfuerzo, con ajustes en estrategias y lo que ustedes quieran, mas sin aflojar la intensidad en esta tarea que le redituará a la sociedad grandes réditos al momento que se recupere por completo la paz social en donde se ha perdido.
Sería una lástima, siendo generosos, que cuando por fin se aprecia un cambio favorable para la sociedad en el equilibrio de las fuerzas del bien en relación a las del mal, amainara el empuje en las trincheras.
Como todo indica que se avanza por buen camino, ¡Dios y la Guadalupana quieran que no suceda!
Manuel J. Jáuregui
Opinión
Reforma
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