Suplicio y muerte

Carlos Marín relata con descarnada manera cómo unos 169 soldados han sido capturados, torturados y asesinados en varias partes del territorio nacional por manos desconocidas.

El relato es dramático no solo por lo que implica, sino porque en el Ejército, la Marina y demás fuerzas federales, que entre todos han aportado cientos de víctimas, vienen a demostrar que cualquier autoridad ha perdido el respeto, el miedo que anteriormente se les tenía. De ahí la importancia que en la actualidad tiene la vida activa de las fuerzas armadas. Uno de los intentos mejor acabados es la reciente ventana denominada “comunidad civil-militar mexicana”, cuyo objetivo es construir una comunidad propia en redes sociales para todas las personas interesadas en tema relacionados con las fuerzas armadas, sea militar en activo, militar retirado, familiar, o simplemente personas civiles interesadas en los temas militares y la relación de éstos con la sociedad civil.

Promover el interés en las fuerzas armadas como uno de los pilares de la defensa y seguridad de los intereses y valores de México, basado en un intercambio de ideas, sugerencias e información relacionada con la participación de las fuerzas armadas en el convierto nacional. Con la finalidad también de aportar lo mejor de la comunidad para beneficio de los institutos armados: Ejército, Armada y Fuerza Aérea y, por ende, a la sociedad civil mexicana.

“Comunidad civil militar” puede encontrarse en el espacio de Facebook: http://www.facebook.com/ComunidadCivilMilitarMexicana.

El presidente Felipe Calderón insiste en que la violencia que ya golpea a las propias fuerzas federales hará que nos aseguremos de que la participación de las fuerzas armadas, del Ejército, de la Marina, de la Policía Federal, de la Procuraduría General de la República en la lucha por la seguridad de los mexicanos, se dé en todo momento y se siga dando con apego a la legalidad y a los derechos humanos. “Por ello pondremos muy especial énfasis y atención en las directivas de tales dependencias, para el uso legítimo de la fuerza, en relación con detenciones y puestas a disposición de la autoridad, sea ministerio público o juez, en la preservación de las evidencias y la cadena de custodia en la comisión de delitos”.

Y, desde luego, profundizar en la necesarísima capacitación permanente y el adiestramiento de todos los servidores públicos en materia de derechos humanos que lo requieren. Las fuerzas federales, insiste, “tienen la instrucción de que en todos los casos remitan al ministerio público o al juez competente, según sea el caso, a las personas que sean detenidas, sea en flagrancia o sea en cumplimiento de un mandamiento legal”. Reiteró esa instrucción y además instruyó a todas las fuerzas federales, a todas las dependencias del gobierno federal, a garantizar la aplicación de esta instrucción, a emitir directivas actualizadas para hacerla efectiva, y actuar en todo momento con estricto apego a tales directivas. Fue la propia Secretaría de Marina la que actualizó, por ejemplo, su código o su protocolo de ejercicio y uso de la fuerza en los casos, precisamente, en que ésta pueda y deba utilizarla.

En la batalla de las cifras hasta la fecha, en la lucha contra el narcotráfico, por parte de Ejército se han registrado 236 militares muertos, de los cuales 93 fueron asesinados en enfrentamientos; 27 ejecutados, 109 en accidentes, tres por golpe de calor, tres por descarga eléctrica y uno deshidratado. También se han registrado 94 desaparecidos, entre jefes, oficiales, tropa y rurales, de los cuales 38 han sido localizados muertos y 14 con vida pero con signos de violencia y tortura.

La situación imprime al fuero militar en discusión una enorme importancia, pues significa, por una parte, la existencia de la disciplina que es la columna vertebral que sostiene a las fuerzas armadas y, por la otra, el mantenimiento de un estado de derecho con el respeto de los derechos humanos. Tal pareciera que esta lucha no deja de mantenerse solo como una guerra de cifras, pues en promedio mueren violentamente más de cien personas.

Desde luego la cultura de los derechos humanos deben mantenerse a toda costa, aunque, dentro y fuera del país, cuando se toca el tema, solo se ve a las fuerzas armadas como el elemento perturbador de la sociedad.


javier Ibarrola

Fuerzas Armadas

MIlenio Diario

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