*Una sarta de falsedades, y también, de estupideces.
México, 13 de febrero.- ¿Por qué regresamos al tema del general Salvador Cienfuegos?
La detención del ex secretario de la Defensa Nacional era, hace mucho tiempo, asunto cerrado, finalizado, incluso archivado.
Sin embargo, la memoria social es muy frágil, y la ignorancia de periodistas junto con la intencionalidad de varios medios de comunicación, inventó una discusión que no tiene otro propósito que dañar la imagen de las fuerzas armadas. Además de lastimar la imagen pública del general. Y si nos vamos más lejos, de hacerle daño a la Presidenta de la República en un momento muy delicado.

¿Para qué? O mejor nos preguntamos de parte de quiénes…
Lo único cierto es las acusaciones de autoridades norteamericanas en contra de Cienfuegos fueron estúpidas en extremo. Basadas en supuestas conversaciones entre dos narcotraficantes menores, que señalaban un apodo de “padrino”, un compromiso hecho por el entonces titular de la SEDENA de evitar operativos en su contra, eran una inmensa suma de falsedades, de afirmaciones contra el sentido común.
No había como sostenerlas.
Ni en el terreno legal ni en el ámbito del rumor, de la sospecha.
A partir de la posibilidad imposible de que un titular de la SEDENA, cualquiera, pudiese intercambiar mensajes en su celular con un narcotraficante, causaron risa en el ámbito castrense. Y en el de la sociedad civil debían provocar eso, una inmensa carcajada, si no viviésemos una etapa de sospechosísimo a ultranza, donde el lector, el interlocutor, el otro extremo del mensaje, está en disposición de creer cualquier estupidez en contra del gobierno, del Presidente, de las instituciones. Al menos una parte importante de la sociedad.
Cualquier análisis serio debería partir de variantes incuestionables, como que el general Cienfuegos nunca utilizó un celular para comunicarse, comprometerse, con narcotraficantes. Lo que es no solamente falso sino imposible. No existe titular de la SEDENA, posición de infinito poder, que se rebaje a “charlar” con un delincuente. No hay forma, estructuralmente hablando, de que desde la oficina del Alto Mando Militar se pueda arbitrariamente ordenar o impedir directamente un operativo. No hay funcionario público más vigilado que el titular de la Defensa.
Y, agregaría, de que se trata de funcionarios de más difícil acceso que el mismo primer mandatario.
El brutal desconocimiento de las estructuras militares que dio espacio propicio a la divulgación de estas acusaciones volvió a hacerse presente.
Hoy de cara a la Presidenta Claudia Scheinbaum que encabezó una defensa a ultranza, apoyada por el Fiscal Alejandro Gertz Manero, todo en un escenario, la conferencia de prensa matinal, con gran divulgación.
En esta provocación no hay inocencia.
Esto frente a muchas realidades borradas o sacadas de contexto. Como el hecho de el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador entregó una condecoración al general Salvador Cienfuegos, en un evento conmemorativo del H. Colegio Militar en 2023. O que su presencia el acto conmemorativo de la Marcha de la Lealtad, hace pocos días, fue totalmente rutinario.
Igual que rutinario fue el trato de respeto, subordinación, amistad, que recibió de otros jefes militares ahí presentes.
Lo que en verdad deberíamos analizar es la utilización de criminales confesos, testigos protegidos, para dar sentido a acusaciones que tienen origen en temas políticos, de poder, en contra de nuestras instituciones. Se haga en nuestro país o en el extranjero. Esto es lo deberíamos ponderar con un mínimo de inteligencia, o, por lo menos, con un mínimo de sentido común.
Isabel Arvide / @isabelarvide / EstadoMayor.mx