El fracaso de Genaro

México, 27 de agosto (Milenio Diario).- Al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, le gustaba al principio del sexenio, cuando estaba ante alguna audiencia crítica, hacer la siguiente pregunta: ¿cuántos de los aquí presentes quisieran que sus hijos fueran policías? Invariablemente la respuesta era la que García Luna andaba buscando: ninguno o muy pocos levantaban la mano.

Ese, explicaba García Luna, era un buen ejercicio para señalar el principio de nuestro problema de seguridad pública. La relación entre la sociedad y la policía lleva décadas rota. En Chile, España o en Estados Unidos, las familias están orgullosas de tener a un hijo en la policía. No en México.

En los últimos seis años, García Luna se dio a la tarea de construir una nueva Policía Federal. No hay foro en que no la presuma y el presidente Calderón se ha contagiado de tal entusiasmo.

Cada vez que puede, el Presidente habla de la policía federal como una de las joyas de su sexenio; a pesar de múltiples cuestionamientos, García Luna ha sobrevivido todo el sexenio en el gabinete, cosa que pueden presumir muy pocos.

Con recursos multimillonarios se construyeron nuevas instalaciones, se hicieron nuevos planes de capacitación, García Luna fue a las universidades a reclutar un nuevo perfil de policías, que tendrían mejores sueldos, mejores prestaciones, un futuro provisto por el Estado.

El año pasado, García Luna publicó un libro: Para entender el nuevo modelo de seguridad pública para México, una especie de informe anticipado de su gestión, en el que la “reingeniería” de la policía federal ocupa un lugar preponderante. Ahí escribió: “Se han sentado las bases para que la Policía Federal y el resto de las corporaciones policiacas del país adopten un paradigma de operación sustentado en el profesionalismo y la confiablidad de sus cuadros, en la investigación científica de los delitos, así como la generación y explotación de inteligencia policial, con la finalidad de articular estrategias y acciones para la prevención y el combate de la delincuencia”.

A cien días de terminar el sexenio, después de todos los recursos, todo el apoyo de Los Pinos, todas las broncas con la PGR y con otras corporaciones… la tropa de la Policía Federal anda metida en los líos de siempre. En los líos de todas las policías mexicanas desde que tengo memoria.

En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México los federales se matan entre ellos, y la investigación que sigue encuentra tal desastre que se decide cambiarlos a todos y aplicarles un “doble” control de confianza (el control sencillo ya no sirve, parece). En un despoblado en Morelos los federales tirotean a un marino y un par de agentes americanos. Aún no tenemos explicación del suceso, pero para la PGR los federales han pasado de testigos a presuntos culpables.

Genaro García Luna tenía razón hace seis años. La relación entre sociedad y policía estaba rota y hasta que no se compusiera difícilmente se compondría nuestro problema de seguridad pública y relación con la legalidad.

Me temo que seis años después, si el secretario hiciera aquella pregunta ante una audiencia ciudadana, recibiría las mismas respuestas de entonces.

Carlos Puig

Duda Razonable

Milenio Diario

Opinión

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