México, 2 de abril.- Este Gobierno aprendió mucho de los errores de su antecesor.
Y no va a permitir que sus acciones se estrellen contra la realidad de algunas entidades federativas. Como nunca antes se había hecho ha definido una estrategia que respeta los poderes institucionales, al tiempo que toma control de lo que no está funcionando.
Lo que quiere decir, en materia de seguridad, meter a los suyos. Hacer lo que se tiene que hacer. El Gobierno de la República fue cuidadoso, hasta exagerar, con el gobernador de Michoacán. Su generosidad se extendió hasta dejarlo seguir formalmente al mando. Envió a una persona de total confianza del presidente Peña Nieto a hacerse cargo de lo importante. Y, por lo menos, se detuvo una espiral de violencia y caos que parecía no tener fin.
No es que Alfredo Castillo haya dado resultados de excelencia, lejos está de eso, pero lo inmanejable se hizo menos catastrófico. Y ninguno puede negar que el Gobierno de la República está encima de sus acciones, que no se ha quedado en el tema de seguridad sino que les ha dado recursos hasta decir basta.
Michoacán no se convirtió en “Estado Fallido” por la voluntad presidencial, por la operación del secretario Osorio Chong.
En el Estado de México la realidad era diferente, pero el riesgo mucho peor. No sólo porque es la entidad que gobernó Enrique Peña Nieto, la más poblada del país, la que tiene mayores recursos económicos, la que tiene la mayor fuerza policíaca del país, sino porque si se descompone el tema de seguridad afectaría directamente a la vida del centro del país, a todo la geopolítica que lo rodea.
Con el gobernador Eruviel Ávila se guardaron doblemente las formas…, pero se envió a la Secretaría de Seguridad Pública a una persona de la mayor cercanía de Miguel Osorio Chong, que había sido el titular de Seguridad Pública en Hidalgo bajo su mando.
El mensaje del nombramiento de Damián Canales, un viejo policía muy experimentado, no podía ser más directo. Se le otorga una inmensa responsabilidad a quien tiene toda la confianza.
Y no es del Estado de México. Este es el otro mensaje clarísimo. Si los gobernadores, de todo el país, no encuentran a los responsables de seguridad pública que den resultados, que pongan orden, que limpien las policías, que resuelvan la inseguridad y la violencia, el Gobierno federal sí tiene a quien nombrar en esas posiciones.
Por lo pronto en el Estado de México solamente se cambió a la titular, una mujer que no pudo ni encontrar la puerta del baño de su oficina, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Y se apoyará con toda la fuerza federal, como en Michoacán. Esto sin lastimar al gobernador. Lo que ha de haber sido una operación muy complicada.
Lo que sigue no es fácil. En Toluca, pregúntenle a Salvador Neme Sastré, hay grupos de poder que vienen desde hace mucho tiempo. No será fácil para Damián Canales que no se distingue por su suavidad hacerlos a un lado, de inmediato, como es preciso para depurar los cuerpos policíacos.
Se tendrá que desempolvar el viejo proyecto del Mando Único que se paró hace algunos meses, se tendrán que abrir muchas cloacas consentidas, se tendrá que cambiar mucho para que los índices de criminalidad que han aumentado enormidades puedan ser revertidos.
Y todavía falta hacer hincapié en un tercer mensaje. Lo que se juega y lo que puede ganar Osorio Chong. Porque si en Toluca, en todo el Estado de México, Damián Canales logra poner orden y devolver tranquilidad a la sociedad, va quedar establecido con mucho éxito el camino a seguir. Quedan muchas entidades federativas…, y seguramente al titular de Gobernación le sobran cartas en el cajón del escritorio. El tema es la violencia. El tema político, por tanto, es quién puede darle solución a la violencia. Para todo, para hoy, para mañana, para lo que sigue…
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor

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