México, 18 de mayo (Milenio Diario).-Dice el abogado Alejandro Ortega que el señalamiento contra su representado, el divisionario Tomás Ángeles Dauahare, proviene de un “testigo protegido” apodado Jennifer, y consiste en que el militar habría “recibido dinero” de Édgar Valdez Villarreal, mejor conocido como La Barbie, cuando éste operaba para los hermanos Beltrán Leyva.
Sí, Chucha.
O sea que el ex subsecretario de la Defensa Nacional (quien permanecerá cautivo de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada 40 días en condición de “arraigado”) hizo una irreprochable carrera durante casi 65 años y, a sabiendas de lo inminente que sería su paso a la condición de retiro, salió con la batea de babas de aceptar un soborno mortal.
¿Puede creerse que tan grave decisión la tomó en los tres tristes meses que sirvió como el hombre número dos del Ejército?
Lamentable, por lo mismo, el bochornoso deslinde que hizo ayer Enrique Peña Nieto de un soldado a quien se debe considerar inocente, salvo incontrastables pruebas en contrario.
Carlos Marín
Asalto a la Razón
Opinión
Milenio Diario
