México, 1 de abril.- “El presidente Zedillo era rencoroso e ignorante, ordena que se destruya” me escribe desde el Hospital Central Militar, texto que me fue entregado cuando ya había fallecido, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, con su autorización para escribir un libro sobre su historia, que todavía tengo pendiente.
Es necesario remontarse al país que vivíamos hace 20, 25 años, para vislumbrar la inmensa pesadilla que vivió el general, que protagonizó su familia, y que definió el destino de su hijo César, hoy candidato a ministro de la Suprema Corte.
Por más referencias que hagan comunicadores, sin importar su filiación o, peor todavía, su intención política, no hay descripción que pueda adentrarse a lo que fue defender a Gutiérrez Rebollo. A las veces que asumí que podría no salir viva de una oficina a donde estaba obligada a ir, esto por el inmenso poder de los protagonistas, de los enemigos del General. Del único hombre que detuvo al narcotraficante Amado Carrillo.
Cuando César dice que fue torturado, junto con su familia, durante el inicio del proceso en contra de su padre, habla con estricto apego a la verdad.
¿Cómo puede haber sucedido esto en México? Cosas peores hemos visto.
Lo cierto, incuestionable, es que investigaciones del general Gutiérrez Rebollo llegaron hasta la familia política del entonces primer mandatario, Ernesto Zedillo.
Su detención fue un cisma hacía el interior el Ejército. Un general condecorado, una leyenda viva, un hombre de carisma y fuerza, mando legítimo fue acusado, sin mayores pruebas, por un chófer. Justamente después de las investigaciones donde aparecían los hermanos, la familia de la esposa de Zedillo, Nilda Patricia, con el Cartel de los Amezcua, en Colima.
Era también, hay que decirlo, un Ejército muy distinto.
“Yo era el general sin precio, mi lealtad a la Patria estuvo, estará por encima de cualquier ambición personal” me escribió en su lecho de muerte Gutiérrez Rebollo, cuando fui la única que lo defendió, que lo entrevistó en Almoloya, que publicó sus graves verdades.
Entonces, cuando la detención, cuando el escándalo, César tenía 20 años, estudiaba leyes. A la muerte de su padre, crea la Fundación Gutiérrez Rebollo para defender a militares gratuitamente.
¿Qué injusticias vivió Gutiérrez Priego, el hoy candidato a ministro de la Suprema Corte? Baste referirse, mera anécdota para documentar el horror, a lo declarado por él sobre el peligro que corrió su padre detenido, sin hacerse público, en el Hospital Central Militar. Lo que me corroboraron sus protagonistas de viva voz, el peligro que vivió, y que la visita del general Antonio Riviello, contra todos los impedimentos vigentes, al imponerse en su calidad de ex titular de la Defensa Nacional, fue lo que provocó que siguiese con vida, y que fuese hecha pública su detención.
¿Cómo asimilas realidades tan espeluznantes? César decidió dedicarse, después de terminar la carrera, una vez creada la Fundación, a defender a militares. Era, insisto, otro Ejército, eran otros usos y costumbres del poder presidencial.
En palabras del candidato a ministro, en una entrevista: “Entre las últimas palabras del general Rebollo, estuvo el pesar de que los militares que entregan su vida a la Institución podían quedar abandonados y en el olvido por cumplir órdenes… poco a poco los militares se acercaban a su padre quien los refería a él y a su madre, comenzando el camino del apoyo legal”. Entrevista publicada por EstadoMayor.mx
Su candidatura no ha sido fácil, apenas comenzó su campaña, cuando, el segundo día, lunes 31 de marzo de 2025, denunció “Mano Negra” del Instituto Nacional Electoral (INE), ya que, al entrar en la página oficial, bajo mi nombre se promueve a otro candidato”. Error que, afirma, no ha sido corregido y no es un accidente ya que “es el único que tiene errores en su plataforma”.
¿Va a ganar César Gutiérrez Priego? Estoy convencida que la Suprema Corte de Justicia va a ganar con su presencia, con la participación de alguien que conoce la justicia, la injusta justicia mexicana como pocos, que ha vivido ser víctima del poder, con alguien que ha ayudado a enmendar injusticias, que ha logrado imponer la razón de las leyes mexicanas en casos inmensamente delicados, con temas de poder que habrían asustado a otros. Gutiérrez Priego conoce los infiernos de la Justicia, eso debería ser suficiente.
Ahora bien, qué sigue, hasta dónde van a llegar los interesados en impedir que se convierta en ministro, ¿Se van a conformar con quitar su currículo de la página oficial, con jaquear sus redes sociales? ¿Van a derrotarlo?
Vale la pena recuperar parte de sus testimonios, de lo que Gutiérrez Priego vivió para entender su carácter: “Estuve cerca de una semana secuestrado, lo único que yo quería era morirme o que me matarán, no distinguía si era de día o de noche… te hacen pensar que van a matar en cualquier momento, la realidad es que jamás pensé que viviría después de aquellos sucesos…”
¿Era de verdad? Sí, claro que fue de verdad. Era cuestión de vida o muerte, cualquier palabra a favor del General Rebollo tenía consecuencias, provocaba a los poderosos dueños del país. Serían voces internas, entre ellas la del General, mi General José Ángel García Elizalde, al afirmar, frente al entonces General Secretario, y la plana mayor de generales en activo, que no creía en la culpabilidad de Rebollo y que, de cualquier forma, no se valía atacar, lastimar a su familia. Sobre esto afirma César: “Gracias a su voz, y la otros pocos generales que se juntaron a su pedido es que fui liberado”.
Por eso, por tanto, los ataques que recibe en su campaña son un juego de niños en comparación.
Isabel Arvide /@isabelarvide / EstadoMayor.mx