México, 25 de octubre.- La muy probable salida de los Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio (TLC) afectará de una forma u otra las compras de armamento de México con el vecino del norte, aunque la relación bélica bilateral viva su mejor momento en décadas.
En la Marina la preocupación por lo que pueda suceder en los próximos meses (si no es que en semanas) no es tan grande como en el Ejército y la Fuerza Aérea, en donde las compras de material bélico son mucho mayores, más frecuentes y con un perfil estratégico marcado todavía por la coyuntura más que por una visión estratégica a largo plazo.
Es esta dinámica en la que se ha movido la agenda militar nacional, enmarcada desde finales del gobierno de Vicente Fox en el paulatino choque frontal contra el crimen organizado y sometida invariablemente a los vaivenes que ocasionan los desastres naturales.
Este ritmo de acontecimientos se fue incrementando con Felipe Calderón y se agudizó con Enrique Peña Nieto. La Fuerza Aérea Mexicana (FAM), que ha vivido sus peores momentos -en cuanto a accidentes e incidentes graves- justo en este gobierno, con 55 accidentes, 21 muertos y 88 sobrevivientes, resiente el desgaste en lo humano y en lo material.
A los huracanes y tormentas se ha sumado los terremotos. La flota de mamuts del Escuadrón Aéreo 302, que llegó a tener 12 unidades operativas volando por todas partes, hoy tiene tres y a veces dos aparatos en uso.
La FAM no se dio abasto como debía para atender a la población civil en Oaxaca y Chiapas, con el sismo del 7 de septiembre, y en Puebla, Morelos, Estado de México y otra vez Oaxaca y Chiapas con el terremoto del 19 de septiembre.
Por eso se ha reactivado la posibilidad de hacerse a la brevedad de un lote de 12 aparatos Hércules versión H, de origen estadunidense, y además ha surgido la propuesta de adquirir otros 16 helicópteros UH-60M Black Hawk, también gringos, para agregarlos a la flota en apoyo a los desplazamientos del Plan DN-IIIE.
El lote más reciente de Black Hawks fue adquirido en 2014 y según la Sedena cada aparato costó 1 millón 352 mil 538 euros, aunque la dependencia no explica por qué tasó el precio en moneda europea.
El documento elaborado por la Agencia de Cooperación en Defensa y Seguridad de los Estados Unidos (Defense Security Cooperation Agency) en abril de 2014 precisa que la compra de los aparatos UH-60M Black Hawk tendrá un costo final de 680 millones de dólares, algo así como 13 mil 600 millones de pesos tan silo por la flota de este tipo de aparatos, incluyendo actualizaciones, entrenamiento, refacciones, software y logística en un horizonte de 10 años de vida útil.
A ese lote de 18 aparatos la FAM busca sumar otras 18 aeronaves, para sustituir con material nuevo el que se ha perdido en este sexenio en 55 accidentes.
Recursos financieros no le faltarían y tampoco capacidad de endeudamiento, sobre todo si el congreso de la unión termina por aprobar los 81 mil 021 millones, 903 mil 813 pesos que la federación busca otorgarle a la Sedena para ejercerlos en 2018.
Jorge Medellín
@JorgeMedellin95
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