Quién dijo miedo

México, 16 de mayo (Milenio Diario).- Josefina Vázquez Mota es una mujer valiente pero peligrosa. En toda plaza que visita —de manera señalada en el norte del país— alardea que no le tiene miedo a los delincuentes y que está dispuesta a acabar con ellos.

Sin embargo, cada vez que lanza su reto, algo ocurre y las muertes aumentan, como ocurrió recientemente en Nuevo León, donde se encontraron 49 cadáveres decapitados y sin manos. Hasta la fecha no se sabe el origen del brutal suceso, sino que nada más se recuerda cuando Vázquez Mota dijo que acabaría con la delincuencia en ese estado. Lo mismo ha venido sucediendo con ella y sin ella en Guadalajara (18 muertos) y Nuevo Laredo 23.

Ahora, y directamente, sostuvo que sacará de Tamaulipas a Los Zetas y al cártel del Golfo, pues no le tiene miedo a los criminales: “No tengo miedo a Los Zetas ni al cártel del Golfo porque no estoy coludida con estos bandidos”, resaltó.

Lo mismo ha dicho Felipe Calderón: “Limpiaré Tamaulipas”.

Al reunirse con alumnos de la Universidad La Salle, Vázquez Mota además manifestó estar dispuesta a discutir la posibilidad de legalizar las drogas y dijo que su compromiso es escuchar todos los debates y propuestas en este sentido. La aspirante panista a la Presidencia dijo que le preocupa que en México no se hayan logrado instituciones fuertes en materia policiaca y un sistema de impartición de justicia como el que debería de tener este país, por ello, insistió estar a favor del debate, pero primero fortalecer las instituciones porque, aseguró, “hay riesgos que debiéramos correr”.

Sin duda la violencia desatada en diversos estados de la República es resultado del enfrentamiento entre las varias organizaciones criminales. Lo que no concuerda es la actitud oficial y la de los candidatos que se empeñan en responsabilizar a éstas; unos y los otros toman banderas que no los llevan a nada y, peor aún, parece que provocan los propios enfrentamientos.

En lugar de tomar banderas o echar bravatas que no les corresponden, los candidatos a la Presidencia, sobre todo, deberían estudiar a fondo el fenómeno del narcotráfico para encontrar las futuras estrategias que habrá de implementar quien triunfe en las elecciones.

Prever, dice un estudioso del tema, no es inventar, sino imaginar con tantos datos como sea posible el sentido y la velocidad de una evolución en curso o de una tendencia que se dibuja, es situar su término en un momento dado.

Y algo más, prever es gobernar y precisamente es lo que ha faltado, preverla como estrategia para combatir el narcotráfico.

Los candidatos, que en sus discursos toman como bandera al Ejército, y ahora Vázquez Mota al propio narcotráfico, promoviendo un debate para legalizar el consumo de las drogas, niegan la lucha que durante años ha dado el Ejército.

La estrategia, la táctica, la orgánica y la logística son constantemente puestas al día para mantener el progreso en el arte militar. La tecnología disponible se aplica en cada ámbito donde se capacita el Ejército en la ciencia castrense.

El alto mando militar, ante esta situación, ha dicho que “la tarea de hoy es profesional y la realizamos con responsabilidad, vocación y ahínco. Somos una más de las instancias del Estado, que laboramos guiados por el interés nacional para que México consolide su desarrollo y seguridad, aspiraciones por las que las generaciones anteriores se sacrificaron y las actuales merecen. México unido es mucho más fuerte que las facciones de delincuentes, por audaces o violentas que puedan ser. La razón y la ley están de nuestro lado”.

No obstante, el alto mando militar insiste en que el Ejército debe contar con un marco legal para actuar en labores contra la delincuencia.

En algunas regiones del país la delincuencia se apropió de las instituciones del Estado y, ya en ese apoderamiento, diversificó sus ominosas actividades para despojar a la sociedad de lo que por derecho le corresponde, generando un clima de violencia inusitado.

“Es evidente que en aquellas latitudes del territorio nacional el espacio de la seguridad pública está totalmente rebasada”. Es menester, apuntó, reconocer que es la seguridad interior la que hoy se encuentra seriamente amenazada.

Por qué entonces los candidatos —Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador— insisten con terca recurrencia que los soldados deben dejar las calles.

Pero el alto mando militar ha dialogado con todos los sectores, “absolutamente con todos”, acerca del génesis jurídico y social que sustenta las reformas que impulsó el Ejército.

“Nuestros interlocutores lo saben y no se trata de arrogarnos privilegio alguno, ni desempeñar funciones que no nos correspondan.”

Javier Ibarrola

Fuerzas Armadas

Opinión

Milenio Diario

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