México, 30 de octubre (Milenio Diario).- No es necesario esperar los estudios de medicina forense para identificar plenamente el genoma criminal de El Lazca y sus 23 pares de cromosomas. El ADN social e institucional que procreó a éste y otros capos del crimen organizado está plenamente diagnosticado. Aquí los cromosomas más sobresalientes.
Cromosoma C (Corrupción): Es el gen madre. Comprar, cooptar, infiltrar y controlar a las autoridades de todo tipo y niveles (desde policías preventivos hasta generales; desde ministerios públicos hasta funcionarios judiciales; desde jueces de barandilla hasta magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia), es el magma de la delincuencia organizada, cuyo núcleo central es ser delincuencia protegida. Sin corrupción, El Lazca no hubiera existido.
Cromosoma I (Impunidad): es el segundo de la cadena y una mutación del primero. La probabilidad de que un delincuente sea capturado y castigado es de 4 en 100 casos. Es decir, se puede delinquir hasta en 96 ocasiones antes de caer en manos de la justicia. Y una vez encerrado, la probabilidad de salir de la prisión es de 42%. Con este nivel de impunidad, ser delincuente en México es uno de los trabajos más seguros y mejor remunerados. Corre más riesgos de caer un albañil desde un andamio, que un delincuente organizado y protegido.
Cromosoma P (Paramilitarismo): La incursión de ex militares o ex policías de elite en el crimen organizado se tradujo en un escalamiento de la violencia y en una mayor utilización de armas letales en las calles. Los sicarios solitarios calibre .22 fueron sustituidos por comandos artillados y paramilitares adiestrados en el manejo de granadas, Barrets, rifles de asalto y lanzamisiles. El gen paramilitar se tradujo incluso en la importación de mercenarios, como los kaibiles, y en el contacto con grupos del terrorismo internacional.
Cromosoma EE (Estado dentro del Estado): El Lazca y sus homólogos expropiaron al gobierno mexicano las más elementales funciones estatales, con fines de utilidad privada. En primer lugar, el monopolio de la violencia legítima dejó de ser de naturaleza pública; posteriormente, con la fuerza bruta de las armas, se apropiaron de las otras actividades exclusivas del poder público: cobro de impuestos, venta de seguridad, redención de deudas privadas, impartición de “justicia” entre particulares, juicios sumarios, control territorial, sometimiento de autoridades. Un Estado dentro del Estado. El Leviatán acorralado por Behemot.
Cromosoma GD (Gobierno Descoordinación): La contracara del crimen organizado es el gobierno desorganizado que busca combatirlo. Marinos que confunden a un vendedor de autos con el hijo de El Chapo, policías de “inteligencia” que no distinguen entre placas diplomáticas y placas del estado de Morelos, milicias que abaten por chiripada a uno de los capos más buscados en un juego llanero de beisbol, autoridades que privilegian la recreación mediática sobre la recreación del debido proceso, entidades de la República donde no solo escapan los reos más peligrosos sino hasta los muertos más onerosos, todo esto conforma la trama institucional de una guerra donde el principal enemigo es la improvisación y la descoordinación del gobierno mismo.
Cromosoma LD (Lavado de Dinero): El gobierno golpea la cabeza, pero no el bolsillo de los capos. Con ello, deja viva la fuente de financiamiento de las organizaciones. Detiene a los cerebros financieros, pero no los flujos de capital. Destruye células, pero deja intocados los tejidos y las redes de lavado. El Lazca fue abatido, pero siguen vivas las empresas que lavaban, almidonaban y planchaban las ganancias de su organización criminal: desde minas de carbón hasta ranchos, desde comercios hasta casas de cambio. El Lazca al pozo y sus socios al gozo. Así, la fiesta nunca acabará.
Cromosoma LS (Legitimidad Social): El último de la cadena genética. Dueños de vidas y haciendas, son los nuevos poderes fácticos en las regiones donde operan. Se asocian con empresarios locales, apadrinan estudiantes, construyen templos, van a juegos de beisbol y hasta tienen sus propios corridos musicales. Para muchos jóvenes, son el referente del status, el poder y el éxito. Los niños en estas regiones juegan a policías y sicarios, y ganan éstos. Así, ¿cómo cortar de raíz?
Descifrar el genoma humano permitirá enfrentar y prevenir muchas de las enfermedades contemporáneas. De la misma manera, identificar el ADN de El Lazca debe servir para algo más que constatar plenamente su identidad. Debe ayudarnos a combatir y revertir el cáncer social de la delincuencia organizada que hoy tiene postrado al país, de una forma más certera, precisa y efectiva de lo que hoy se ha hecho.
Ricardo Monreal Ávila
Opinión
Milenio Diario

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