Columna FRAGATA
16 agosto 2021
Jorge Alejandro Medellín
Estaba prácticamente en el olvido, con mando de tropas navales en la Quinta Región Naval, allá en Isla Mujeres. Hoy es una pieza clave para los Estados Unidos en la estrategia de combate al fentanilo y a la expansión de los cárteles que operan a sus anchas en el Pacífico.
Secretariable indiscutible en el tramo final del sexenio de Enrique Peña Nieto para suceder en el cargo al almirante Vidal Francisco Soberón Sanz al frente de la Secretaría de Marina-Armada de México (SEMAR) y mando de enorme confianza para la Marina de los Estados Unidos, para la Casa Blanca demócrata y republicana y para el Pentágono, el almirante José Luis Vergara Ibarra está de regreso de manera inopinada pero urgente, importante para los intereses norteamericanos y su récord de fallecimientos al alza por el fentanilo mexicano que inunda las calles estadunidenses

Su presencia como nuevo mando de la Fuerza Naval del Pacífico (FUERNAPA), la responsable del despliegue táctico y estratégico de la Marina en la costa oeste del país, la más extensa y codiciada por todos los grupos criminales dentro y fuera del país, fue sugerida insistentemente desde Washington a través de la embajada de los Estados Unidos.
Tres años como mando en la Quinta Región Naval y tan solo 14 días como comandante de la Cuarta Región en Guaymas, Sonora, para nombrarlo de inmediato al frente de la FUERNAPA dicen mucho, pero no todo.
Vergara es un viejo conocido de los mandos navales norteamericanos, de los encargados de las operaciones en la DEA y de un sector de legisladores demócratas a quienes les gustó su desempeño como Comandante del Cuartel General del Alto Mando de la Armada en la Ciudad de México, desde donde operó la parte medular de las capturas de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, en las operaciones “Gárgola” y “Cisne Negro”.
Bajo su escrutinio y en coordinación con los mandos de la hoy controvertida Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES), los comandos Hurón, Tigrillo, Viper, Puma y Roble le dieron caza al otrora jefe del Cártel de Sinaloa (CDS).
Las fugas del capo se dieron precisamente por los niveles de corrupción en el sistema penal, entre los cuerpos policiacos y entre algunos militares.
La llegada del almirante Vergara a la FUERNAPA tiene varias lecturas. Implica presiones y acuerdos de los demócratas de Joe Biden que han advertido sobre la amenaza y las más de 90 mil muertes por consumo de fentanilo entre sus compatriotas y la inacción del presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete de seguridad para detener el ingreso de esta sustancia al país.

Su nombramiento se relaciona estrechamente con la disminución de los aseguramientos de droga por parte de las fuerzas armadas y fuerzas federales y estatales, dinámica vinculada a la extraña estrategia obradorista de los abrazos por encima de los balazos, a la no confrontación militar contra sicarios cuya presencia se extiende en 23 de los 32 estados del país y al exceso de misiones civil-militares en este sexenio.
El almirante no estaba precisamente en el círculo de los personajes navales preferidos del secretario Rafael Ojeda, pero su emergencia, solicitada por los norteamericanos, le vino como anillo al dedo para convertirlo en contrapeso táctico y estratégico ante el avasallador avance de la Defensa Nacional en casi todos los terrenos en donde el comandante supremo se ha inclinado por el pixelado verde sobre el uniforme de campaña naval.

Su inusitado reposicionamiento en la alta esfera naval debe anticipar el fortalecimiento de las relaciones de la SEMAR con sus pares de los Estados Unidos enfocado ahora los esfuerzos bilaterales hacia agendas de cooperación y trabajo muy específicas relacionadas con la obtención de inteligencia operativa para estrechar más los círculos en torno a organizaciones criminales del interés de los norteamericanos.
Mientras esto va madurando en los acercamientos navales binacionales, el jefe del Estado Mayor General (EMG) de la Marina, el almirante Robinson Portillo Villanuev, visita el cuartel del Comando Norte y sus instalaciones del Comando Aeroespacial para afinar acercamientos y una colaboración más estrecha en materia de ciberespacio y ciberguerra, temas que acaban de entrar a formar parte de las especialidades académicas en el Centro de Estudios Superiores Navales (CESNAV) de la Marina.
@JorgeMedellin95

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