México, 18 de septiembre (La Silla Rota).- El casi infalible ritual militar del desfile del 16 de septiembre se cumplió a cabalidad. Si la tradición no falla (porque ya ha fallado varias veces), el general Augusto Moisés García Ochoa deberá convertirse en el nuevo secretario de la Defensa Nacional (Sedena) por el hecho de haber encabezado la parada castrense.
2. El ritual ha sido casi infalible, porque la tradición más acendrada señalaba que el general de División con mayor antigüedad debía ser el candidato y el elegido para el cargo de DN-01. Esto no se ha cumplido, al menos en los últimos tres sexenios.
3. El general Clemente Vega García llegó a la titularidad de la Sedena sin ser el divisionario más antiguo en la lista. De hecho, acababa de recibir las tres estrellas cuando el panismo foxista lo eligió por encima de otros mandos con mayor historial, trascendencia, peso y experiencia.
4. El viraje blanquiazul en la forma de elegir el titular de la Sedena se repitió con Felipe Calderón, quien dejó de lado al General Juan Alfredo Oropeza Garnica, el divisionario de mayor antigüedad, experiencia y trayectoria, pero también uno de los más señalados por sus excesos en la lucha antisubversiva. Oropeza encabezó el último desfile militar de la era foxista y ni así fue elegido al cargo. Galván, quien tenía al menos dos años de haber cumplido los 45 de servicio ininterrumpido, fue el ganador con 10 minutos de diferencia.
5. El comandante de la columna del último desfile militar del panismo en el poder, fue el general Augusto Moisés García Ochoa. La tradición dice que él debería ser el nuevo titular de la Defensa Nacional, que él debería encabezar la famosa lista, la terna de divisionarios que el general Galván le hará llegar al presidente electo Enrique Peña.
6. Pero hoy las cosas son distintas. La tradición no tiene palabra de honor. Haber encabezado la parada militar del 16 de septiembre no le garantiza al Director General de Administración ser el elegido al cargo.
7. García Ochoa no es el divisionario de mayor antigüedad en la baraja de la sucesión. De hecho es el último de la lista, el más joven de los cuatro militares más mencionados para ocupar la oficina más importante de la Sedena. La Hoja de Servicios de militar indica que la fecha de ingreso a las filas del ejército es el 16 de noviembre de 1967.
8. Antes que él están, en orden ascendente, los generales Carlos Demetrio Gaytán Ochoa (22 de diciembre de 1965); Luis Arturo Oliver Cen (23 de enero de 1965), y Salvador Cienfuegos Zepeda (23 de enero de 1964). El general García Ochoa alcanzó la tercera estrella, el grado de divisionario, apenas el 20 de noviembre de 2010.
9. Pero el manotazo del general Galván a los divisionarios que se promovieron abiertamente para sucederlo logró los efectos deseados, no pudo impedir que la propaganda surgiera por otros medios que el secretario de la Defensa no puede controlar. Es el caso del libro Mis Generales, de la periodista y decana de la fuente militar Isabel Arvide, quien mezcla recuerdos, momentos muy personales y anécdotas reveladoras, con una abierta y desmedida promoción del general García Ochoa, a quien le dedica varias páginas en las que no deja de ponderar un solo rasgo del carácter del militar. Lo menos que Arvide dice de García Ochoa es que se trata de un militar de “trato excepcional con políticos, funcionarios públicos y empresarios muy poderosos”.
10. De los generales Oliver Cen y Gaytán Ochoa, unas cuantas y muy formales líneas. Del general Cienfuegos Zepeda, amigo muy cercano de Enrique Peña Nieto y en constante comunicación con el primer círculo del mexiquense, ni una palabra. No aparece en el libro de la periodista pese a que el divisionario es quien más bajo perfil ha mantenido en la sucesión y el más cercano, sin dudas, al presidente electo. ¿Error? ¿Omisión?
11. Ahora que la presión nacional e internacional tiene a las fuerzas armadas en el centro de atención por su papel en la guerra contra el narcotráfico (ausencia de un marco jurídico bien estructurado para actuar, violaciones a los derechos humanos, indefinición sobre su papel policiaco y falta de modernización en todos los niveles de su actuación), la idea de un secretario de la Defensa Nacional civil cobra fuerza nuevamente.
12. En una etapa de transición en la que un cambio de esta naturaleza pudiera cimbrar de más a la Sedena, el general en retiro Roberto Miranda Sánchez, ex Jefe de Estado Mayor Presidencial (EMP) con Ernesto Zedillo, juega esta carta desde hace meses con el equipo de Peña Nieto. El militar argumenta cumplir con todos los requisitos para llegar al cargo y aun más: sería ese civil con conocimientos del mundo militar que hiciera la transición menos áspera en el regreso del priismo al poder.
Esa es su apuesta.
Jorge Medellín
La Silla Rota
