México, 2 de diciembre.- El general secretario, Salvador Cienfuegos, lo sentó a su lado en la ceremonia. Honor que simboliza, importante para quienes portan el uniforme, el buen final de una carrera casi de cincuenta años.
Mi general Moisés Augusto García Ochoa escuchó los “tres de Diana” emocionado. Imposible no estarlo. Habiendo pasado a situación de retiro hace pocos meses, recibir este honor junto a sus compañeros generales, a quienes alcanzaron el alto honor de portar tres estrellas junto al Águila, significaba el haber llegado hasta la cúspide.
Lo que aprendió, como tantos otros, en el H. Colegio Militar. Lo que consiguió como pocos.
García Ochoa tiene ya, definitivo, un nombre en la institución castrense que lo reconoce como jefe, como un hombre que combinó el servicio administrativo con el operativo, que alcanzó puestos de importancia y cumplió en todo momento con sus obligaciones, con lo que sus jefes esperaron de él.
En sus inicios, así lo conocí, fue ayudante del general José Ángel García Elizalde, después siguieron los cuarteles, uno de ellos en Tlaxcala, desde donde llevó a su gente a la guerra de Chiapas. Regresó a la Sedena donde estuvo varios sexenios, primero como secretario particular del titular, después como Director General de Administración.
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor MX