México, 7 de octubre.- Cuando Acteal el costo político fue altísimo, incluida la salida del titular de Gobernación, frente a un país muy distinto. Hoy los muertos y los desaparecidos en Iguala amenazan con marcar el sexenio del presidente Peña Nieto.
La indignación popular, totalmente justificada, rebasa cualquier calificativo. Ante el descubrimiento de fosas clandestinas donde presuntamente estarían los cuerpos de estudiantes desaparecidos, nos convertimos en una sociedad profundamente enferma, descompuesta.
Es un genocidio por donde quiera analizarse. Hayan sido policías municipales exclusivamente, o hayan participado sicarios de cualquier grupo criminal, lo que confrontamos es una complicidad suicida de las autoridades. Todas. Porque si en Iguala mandaba un grupo de narcotraficantes, la autoridad federal, del CISEN a la policía federal, tuvieron que enterarse. A tiempo.
Dejar pasar, dejar hacer, permitir que un gobernador como Ángel Aguirre, siga administrando el horror cotidiano es, también, una omisión imperdonable.
Sucedió en Michoacán, y cualquiera hubiese apostado que el gobierno de la República había aprendido la lección, porque el tiempo no compone en automático la realidad, al contrario la empeora.
Ahora resulta que todos sabían que el Alcalde de Iguala, prófugo, estaba coludido con narcotraficantes.
¿Por qué el gobierno de la República, que tiene la obligación de salvaguardar la integridad territorial y la seguridad de todos, absolutamente todos los mexicanos, no hizo nada?
Resulta abominable que un grupo de policías sin ninguna verificación oficial, trogloditas al servicio de delincuentes, puedan asesinar sin que ninguna autoridad federal lo haya previsto. ¿Cuántas policías municipales como las de Iguala existen en el país?
Ángel Aguirre no debió, bajo ninguna circunstancia, ignorar lo que pasaba en Iguala. A no ser que sea cómplice de estos criminales y no hablemos de omisión sino de complicidad intencional.
Esa noche desapareció un número de estudiantes que, aparentemente, son más de 40. ¿Quiénes pudieron detenerlos, secuestrarlos, y llevarlos por las calles de la Ciudad sin que ninguna persona viera o denunciara?
De igual manera ante el hallazgo de las fosas surgen testimonios de que se trataba, y todos los sabían, de un “cementerio” de criminales y que todas las noches pasaban camiones con cadáveres, que había un “olor horrible”. ¿Por qué la autoridad federal no hizo nada?
¿Cuál es el papel del CISEN frente a estas realidades?
Tal parece que todas las instancias de seguridad del Estado fallaron en Iguala, Guerrero.
O que decidieron hacerse de la “vista gorda”.
El primer mandatario está obligado a responder. De la manera que sea, pero contundente, con medidas que permitan de inmediato el regreso al Estado de Derecho, a la seguridad, a la paz social que nunca debieron perderse. Respuesta que debe romper el círculo maldito de impunidad criminal.
Ángel Aguirre no está capacitado para gobernar Guerrero. La ignominia de sus declaraciones politizando el descubrimiento de las fosas y los cadáveres es absolutamente incalificable. Es una burla sobre todas sus omisiones y errores. Para mal de ellos mismos el PRD, en voz de Jesús Zambrano, lo defiende. Lo que habrán de pagar en las próximas elecciones.
A millones de mexicanos indignados no les importa de qué partido es el gobernador o el Presidente Municipal prófugo, sino su responsabilidad ante el asesinato de estudiantes y ciudadanos.
Estamos frente al peor retroceso en materia de seguridad, de confiabilidad en las instituciones, que haya sucedido este sexenio. Si no hay una corrección, inmediata, fuerte, el gobierno de Peña Nieto no podrá remontar la cuesta de inseguridad y desconfianza. Lo que ocasionará que el balance al final de su sexenio sea el peor de la historia moderna del país.
Fosas, cadáveres, estudiantes asesinados por policías, participación abierta de sicarios criminales, corrupción de autoridades estatales, una sociedad que no denuncia, autoridades federales omisas, en Guerrero ya no puede deteriorarse más la realidad.
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor
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