El hijo de Vallejo: dilema moral, político y ¿legal?

México, 4 de agosto.- ¿Por dónde comenzar a enumerar el entuerto que tiene con las manos amarradas al Gobierno federal?

Tal vez porque el hijo del exgobernador no es un niño, no es uno de esos herederos que viven a la sombra del poder paterno sin enterarse de la realidad. No tiene, basta verlo en la grabación, un átomo de soberbia infantil indigestada.  Por lo tanto, habrá que eliminar la opción de la inconciencia. 

Y, obvio, no podemos aceptar aquella versión oficial, familiar, de que estaba “amenazado”, de que acudió al encuentro con “La Tuta” por miedo.

Entonces qué hacía, cerveza en mano, en esa larga amistosa charla donde parecía compartir el poder de la Casa de Gobierno en Morelia…

Ahí es, justo, donde entra el dilema moral y poco ha encontrado la institución de justicia, es decir la PGR. Porque el señor Vallejo no fue detenido de inmediato como la voz popular exigía, y el presunto interrogatorio al que fue llamado no implicó, como en muchos otros casos (surge en automático la comparación con el doctor Mireles) ser detenido por la fuerza pública.

La pregunta que surge, en todos los tonos de indignación, es si Vallejo cometio algún delito en reunirse tan afablemente con el líder del crimen organizado de Michoacán.  Por lo pronto parece que estaban hablando de influir en la sucesión gubernamental ante la detallada crónica de la enfermedad paterna.  Ambos. Juntos. De la mano. Con intereses comunes.

Eso es lo que se advierte en la grabación que fue hecha, obviamente, por los mismos criminales.

¿Ahí existe algún delito tipificado? Digamos “delincuencia organizada”.  Recordemos aquella detención en el sexenio de Vicente Fox de un funcionario de Presidencia que daba detalles a los narcotraficantes sobre las giras presidenciales.

¿Es o no un criminal Rodrigo Vallejo?

Este es el verdadero dilema para el Gobierno de la República.  Porque el costo ya existe, ya tendrá repercusión en las urnas durante las próximas elecciones para el Congreso, suceda lo que suceda.

La oposición panista, encabezada por la senadora Luisa María Calderón, hizo señalamientos sobre esta complicidad desde la campaña electoral para gobernador, en donde fustigó que Vallejo había ganado con los votos de “La Tuta”.

En los hechos es muy simple documentar que en Michoacán se vivía una verdadera crisis de autoridad que permitió que surgieran “autodefensas” para defenderse de la complicidad entre gobierno y criminales que los hizo víctimas durante mucho tiempo.

El video donde aparece el hijo del exgobernador priísta es suficiente “prueba” moral para contraponerse, incluso anular en la percepción social, el trabajo de la federación para resolver los problemas de Michoacán.

Este es el verdadero “dilema” político del gobierno.  Porque cualquiera que sea la decisión “legal” que se tome en el caso del hijo del exgobernador, habrá precios muy altos.

Para muchos el peor de todos los escenarios es enviar el mensaje de impunidad al no detener a Rodrigo Vallejo.

En lo moral el PRI no puede darse el lujo de ser relacionado con este tipo de complicidades criminales.  Este video hace que muchos gobernadores y sus familias estén en la mira de muchos sectores sociales y políticos.  Es un desgaste del todo innecesario y que remite a la sociedad a los peores señalamientos en contra del partido en el poder.

Ahora ya sabemos que la relación de Rodrigo Vallejo con “La Tuta” le quitó mucho al PRI, al Gobierno federal, al mismo Comisionado Castillo, y fomentó la credibilidad en los discursos incendiarios del nuevo líder de Morena y los discursos acusatorios del PAN. Pero la pregunta sigue siendo qué consecuencias tuvo ésta relación…

Por más que quisiéramos ser ingenuamente bien pensados no hay cómo salvar a Vallejo.  Cualquier cosa que hayan hablado no parece ser la primera vez, la imagen indica una relación fluida, constante, abierta de encuentro.  ¿Qué tienen en común el hijo de un gobernador y el criminal más buscado de su Estado?  Eso es lo que tendremos que saber.

¿Recibió dinero a cambio de información, de abrirle puerta con funcionarios, de dar impunidad policiaca?  Tuvo que haber sido así.  En la percepción social, en el sentido común de millones ya está escrito así.

Falta la parte legal, que en este caso a querer o no está profundamente imbricada en lo político y, sobre todo en el ámbito moral…

Isabel Arvide

@isabelarvide

Estado Mayor

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