México, 11 de abril.- Primero detuvieron al ex tesorero de Leonel Godoy, después a Jesús Reyna exgobernador que fungía como secretario de gobierno en Michoacán. Lo que fue mucho más eficiente que aquel operativo conocido, precisamente, como el “Michoacanazo” que encarceló por poco tiempo a varios presidentes municipales el sexenio pasado.
Es un avance grande en la indispensable limpia política. En las próximas semanas veremos caer a muchos otros “cómplices” de los distintos grupos criminales de esa entidad. El primer paso, definitivo, se dio con éxito.
Ahora sigue el desarme. No se puede hablar de retornar a una paz pública en esa entidad si los hombres armados que se hacen llamar “autodefensas” siguen siendo una realidad.
Surgieron como una respuesta a la omisión inmensa de todas las instituciones de gobierno, federales y locales. Por la necesidad social de enfrentar a quienes extorsionaban y amedrentaban a grandes grupos sociales. Hoy las cosas son distintas. Los grandes jefes criminales han sido “abatidos” o encarcelados, la presencia federal con Ejército, Semar, policía federal y el propio comisionado Alfredo Castillo, las visitas regulares del presidente Peña Nieto, la coordinación permanente del titular de la Secretaria de Gobernación, Osorio Chong, todo se significa como una verdadera atención.
Y un cambio radical. Que llegó acompañado de muchos millones de pesos de presupuesto federal.
Michoacán no está en el olvido. Por el contrario, todos los mexicanos nos convertimos en expertos en lo que ahí sucede por su excesivo protagonismo nacional.
Es tiempo para entregar las armas.
Esto por respeto a la gran generosidad de las autoridades. Porque lo indicado de acuerdo a las leyes era desarmarlos en automático. Desde hace mucho tiempo. Y si me apuran, documentar penalmente la portación prohibida.
El gobierno de la República, representado en Michoacán por Alfredo Castillo, optó por negociar con las autodefensas y sus líderes. Uno de ellos ya está en la cárcel, acusado de asesinato. El otro importante, el primero que dio la cara a los medios de comunicación, el doctor Mireles ha vivido un tobogán de apoyo y rechazo oficial.
Otro tanto se dio hacía dentro de las autodefensas.
Mireles regresó a las primeras páginas porque se montó sobre la detención de Jesús Reyna declarando que él había informado a las autoridades de sus reuniones criminales. Y ya encarrilado con su nuevo protagonismo mediático se ha puesto a gritar que no van a entregar las armas.
Lo que no puede calificarse sino como un acto suicida. El gobierno, el mismo Presidente Peña Nieto, Osorio Chong, Jesús Murillo y hasta el comisionado Castillo han demostrado que no se andan por las ramas, que no son sujetos de chantaje alguno.
Las armas tienen que entregarse. Y los llamados autodefensas deben volver a su vida normal. O aprender a construirse una nueva rutina.
Si las instituciones del Estado mexicano han tomado el papel de guardianes del orden, han demostrado eficiencia, no hay razón “moral” alguna para seguir armados. Su papel no es ser policías. Y, sobre todo, no hay permiso alguno para que porten armas por razones particulares, sean del aguacate o del limón o de su compadre medio narco.
¿Están, estuvieron siempre infiltradas las autodefensas por narcotraficantes? Hay muchas versiones, algunas más que creíbles. Por lo menos habría que preguntarse de dónde sacaron el armamento moderno que han ostentado públicamente.
La posición del gobierno es muy clara: Caiga quien caiga. La nueva definición es que todos deben entregar las armas o serán encarcelados. En esto no habrá tregua si juzgamos por la posición pública que se expresa en tantas detenciones. Reyna era priísta y significaba algo dentro del esquema político local, no se detuvieron por esto. El gobierno no pierde nada si encarcela a doscientos o trescientos hombres armados en Michoacán, por el contrario, saldríamos ganando todos.
Mireles debe entender que los días de gran protagonismo, que su posición de salvador de la patria chica, ya se acabaron. Tiene un consultorio médico donde debe regresar, tiene nietos, tiene un pasado… más le vale no ponerse entre las patas de los caballos…
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor

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