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Ante la alerta por la efervescencia social en varios municipios por la delincuencia organizada, ahora se suma el desastre dejado por los huracanes “Ingrid” y “Manuel” que a su paso por el Golfo de México y el Pacífico, respectivamente, dejaron miles de damnificados y poco más de un centenar de muertos. El estado más afectado fue Guerrero, donde el Ejército reforzó su presencia con tropas de la Ciudad de México desde principios de este mes, y donde la alerta continuaba durante este fin de semana al igual que en otros estados como Sinaloa, Durango y Michoacán.
México, 21 de septiembre.- El primer reporte llegó a la base aérea de Pie de la Cuesta alrededor del medio día del jueves 19 de septiembre. Era una alerta que venía de la base de Policía Federal en Acapulco, donde se informaba que un helicóptero Black Hawk de la corporación no respondía, y tras varios intentos se había perdido comunicación con la aeronave en la zona montañosa de Atoyac. Al paso de las horas el Ejército comenzó un rastreo que se paró al caer la noche, al día siguiente se sumó personal de la Marina y durante el viernes 20 el rastreo continuó sin que se informara de su hallazgo.
El helicóptero formaba parte de la flotilla de rescate que la Policía Federal había implementado para auxiliar a los habitantes de La Pintada, una comunidad serrana perteneciente al municipio de Atoyac, donde un cerro se desgajó y sepultó varias viviendas con un saldo preliminar de 68 personas desaparecidas. El último reporte que se dio al caer la tarde del viernes refería que había seis personas más que no aparecían por lo que la cifra se elevó a 74.
El paso del huracán Manuel por esta región de la Costa Grande de Guerrero, que es atravesada por la carretera 200 que va del puerto de Acapulco a Ixtapa Zihuatanejo y de ahí continúa hacia territorio michoacano vía el puerto de Lázaro Cárdenas, dejó miles de damnificados y cuantiosos daños que la prensa nacional ha documentado a través de puentes derruidos en municipios como Técpan de Galeana y Coyuca de Benítez, donde los pasos para transporte foráneo estaban hasta este fin de semana interrumpidos.
La emergencia en la zona del poblado conocido como La Pintada comenzó el lunes 16 cuando se alertó de dos derrumbes a consecuencia de las fuertes lluvias. El primero ocurrió pasadas las 15:00 horas y el segundo al caer la noche, poco después de las 20:00 horas. Los cuerpos de emergencia reportaron que tras varias horas de trabajo se logró rescatar 18 cuerpos sin vida, y se tenía una primera estimación de que eran más de 60 las personas que se podrían encontrar bajo el alud de tierra, lodo y rocas. Según las autoridades municipales había más de 30 casas sepultadas. Para ese momento la comandancia de la 27 zona militar, con cuartel general en el Ticuí, en el municipio de Atoyac, ya había activado la alerta y estaba una compañía de infantería en labores de rescate. A las pocas horas se le sumó un grupo de 20 marinos, 10 de protección civil y 20 de seguridad pública municipal.
La comandancia de la novena región militar, al mando del General de División Genaro Fausto Lozano Espinosa, estaba desde la madrugada del sábado 14 de septiembre en alerta por el inminente arribo del huracán. Las tropas de la 27 zona en Atoyac y las de la 35 zona con cuartel en Chilpancingo, estaban listas con horas de antelación. En este web de Estado Mayor se registró el arribo de una columna militar el fin de semana de Fiestas Patrias con los logotipos del Plan DN-III a la zona de la Costa Chica y la región de la Montaña, donde se esperaba que el meteoro impactara. No estaba contemplado, pero los mayores destrozos por el ciclón se registraron en el otro extremo de la entidad, en la zona de la Costa Grande y la Tierra Caliente, en la región que colinda con Michoacán.
Los reportes de la comandancia del 40 batallón de infantería, con cuartel en Ciudad Altamirano, referían que mientras ocurría el desgajamiento del cerro en La Pintada, en la Tierra Caliente habían colapsado los puentes que sobre el río Balsas comunican los poblados de San Miguel Totolapan con Arcelia, y Coyuca de Catalán con Chilpancingo. Además había reportes de radio local que señalaban que las autoridades del gobierno del estado no alertaron a las comunidades ribereñas de que se abrirían las compuertas de la presa El Caracol, por lo que se habían perdido animales y casas de madera por la crecida de la corriente.
El 40 de infantería que depende de la 35 zona militar, se sumó a las alertas que recibió el cuartel al mando del General de Brigada Juan Manuel Rico Gámez, quien dispuso se enviaran refuerzos a la zona de la montaña donde, ante el tamaño de la contingencia, el personal resultó insuficiente. Caminos cortados por derrumbes, crecida de ríos, puentes a punto de colapsar y comunidades aisladas, fue el reporte que se hizo llegar a Acapulco para solicitar apoyo. La ayuda comenzó a fluir con lentitud las primeras horas del martes y durante el miércoles vía aérea. Aun así durante el jueves y viernes, una vez que los servicios básicos como electricidad se restablecieron, los reportes de auxilio no cesaron. Hasta este sábado 21 de septiembre, estaban registradas peticiones de ayuda de cientos de comunidades indígenas en los municipios de Malinaltepec, Metlatonoc, Tlacopa, Acatepec y Huamuxtitlán, en la región de la Montaña, considerada una de las más pobres del país.
Con el foco mediático sobre Acapulco, que quedó aislado vía aérea y terrestre en los primeros dos días tras el paso del huracán, los servicios de emergencia comenzaron a apoyarse en el puente aéreo que las naves del Ejército y la Marina establecieron para evacuar a los turistas varados en el puerto.
Máxima alerta en otras zonas militares del país
El impacto de Manuel en el Pacífico, rebasó al de Ingrid en el Golfo de México, que dejó daños de consideración en Veracruz y Tamaulipas, donde las comandancias de la 26 zona militar en el Lencero, y de la octava zona, en Reynosa, activaron el Plan DN-III ante el desbordamiento de ríos, el bloqueo de caminos y la crecida de las mareas. Se sabe que cada zona militar y cada base naval militar, cuentan con aviones, helicópteros y equipo de rescate que es utilizado en este tipo de contingencias, para actuar tan pronto la orden se dé desde el alto mando en la Ciudad de México.
Si el nivel de contingencia tenía al estado de Chiapas entre los de mayor número con 52 municipios afectados por el paso de Manuel, los daños no fueron tan cuantiosos ni la alerta llegó a tal nivel como en Durango, Michoacán, Zacatecas. Colima, Nayarit y Sinaloa, donde los gobiernos locales solicitaron la declaratoria de emergencia para varios de sus municipios.
Uno de los estados que resultó con severos daños en su infraestructura educativa fue Michoacán, donde el gobierno interino de Jesús Reyna García, informó de afectaciones severas en cientos de planteles escolares en municipios como Coahuayana, Lázaro Cárdenas, Arteaga, Huetamo, Zitácuaro y San Lucas. Funcionarios del área de educación señalaron que la mayoría de planteles de educación básica de estos lugares tienen anegaciones que afectaron no sólo la estructura de los inmuebles, sino el mobiliario y material con el que están equipados. De momento como sucede en otros estados del país por donde pasó el huracán Manuel, las clases se encuentran suspendidas y se prevé que el lunes 23 se reanuden donde estén dadas las condiciones, en caso contrario se emitiría un diagnóstico de las afectaciones.
La entrada del meteoro a la región noroeste, tras su avance por el Pacífico, afectó de forma severa los estados de Sinaloa y Durango. En esta entidad el Gobernador Jorge Herrera Caldera informó que la comandancia de la décima zona militar estaba proporcionando ayuda a los municipios serranos que fue donde se registraron los mayores daños. Indicó que Tamazula, Tepehuanes, Santiago Papasquiaro, Suchil y Vicente Guerrero eran los más afectados, donde los cuerpos de protección civil, apoyados por el Ejército, intentaban llevar ayuda a alrededor de 50 mil pobladores de estas comunidades. El problema básico se centraba hasta el viernes 20 de septiembre, en la crecida de los ríos que dificultaba el paso de vehículos con víveres. Uno de los batallones que dependen de la comandancia de la zona militar al mando del General de Brigada Sergio Alberto Martínez Castuera, reforzó sus equipos de rescate en las bases de Papasquiaro y Tepehuanes, a la espera de trasladarse a las áreas más afectadas.
La décima zona militar de Durango está bajo la jurisdicción de la tercera región militar con sede en Mazatlán, al mando del Divisionario Moisés Melo García, de quien depende también la novena zona con sede en Culiacán, comandada por el General de Brigada Miguel Hurtado Ochoa, en esta demarcación se implementó desde el miércoles 18 el Plan DN-III debido a la crecida de los ríos Tamazula y Culiacán que anegaron varias zonas del centro de la capital sinaloense.
El Gobernador Mario López Valdez, en compañía del General Melo García, informó de la muerte de tres personas en el estado y de 100 mil personas afectadas y por lo menos 90 poblados incomunicados por el paso del huracán. Tropas de la novena zona militar establecieron un puente de ayuda de víveres y agua en las comunidades rurales de los municipios de Guasave, Salvador Alvarado, Ahome y Navolato, donde el impacto del meteoro tiró postes de energía eléctrica, interrumpió las telecomunicaciones y tenía algunas zonas incomunicadas por el desbordamiento de los ríos.
Al igual que en el sur del país, como en Guerrero y Chiapas, el Ejército se apoyó en la Marina, que desde sus bases navales proporcionó ayuda para el traslado vía aérea de los equipos para remover escombros, tender puentes provisionales y organizar albergues temporales.
La puesta en marcha del DN-III no estuvo exenta de contratiempos. Del lado civil, al menos en Guerrero, personal de jefes y oficiales hicieron llegar reportes de que los funcionarios municipales de las áreas de protección civil, eran neófitos en el tema. Su presencia ahí, se dijo, era más bien como “cuota partidista”, pues mostraron una ignorancia plena sobre la materia. Contrastaba la preparación de soldados y marinos para actuar en casos de contingencia, que chocó de frente con la ignorancia de cómo actuar en casos de emergencia de los funcionarios de los municipios que resultaron más afectados.
De acuerdo a cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional, el año pasado el Plan DN-III se activó en 770 situaciones debido al paso de huracanes, tormentas tropicales y depresiones en ambos litorales. Esta cifra incluyó la participación de 86 mil efectivos, que ayudaron en la evacuación de alrededor de 180 mil personas en todo el territorio nacional, donde además se instalaron 281 albergues y se distribuyeron más de tres millones de paquetes de comida. Estas acciones, señaló la dependencia, se dieron en labores de auxilio a la población civil y en coordinación con los mandos territoriales donde ocurrieron estos eventos meteorológicos.
Juan Veledíaz
@velediaz424
Estado Mayor
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