Se vislumbran reacomodos en el gabinete de seguridad una vez que pasen los fastos del primer informe presidencial de Enrique Peña Nieto. Las versiones colocan fuera de la Comisión Nacional de Seguridad al contralmirante Manuel Mondragón y Kalb, quien podría pasar a hacerse cargo de la Gendarmería Nacional, un proyecto que ha ido de más a menos y que ha provocado más de un desencuentro con los mandos militares del Ejército y la Armada.
México, 31 de agosto.- Manuel Mondragón y Kalb estaba muy molesto. No era para menos, los mandos del Ejército y la Marina no veían con buenos ojos que los efectivos que estaban considerados para incorporarse a la Gendarmería Nacional, quedaran bajo mando civil. Y no era lo único, había otro motivo que lo tenía hasta hace unos días muy irritado. Hace varias semanas comenzaron a circular versiones en la prensa que lo colocan fuera de su actual cargo de Comisionado Nacional de Seguridad Pública. Han sido varias columnas de medios nacionales y varios editorialistas quienes refieren que el Presidente Enrique Peña Nieto lo relevará de su cargo, una vez que pase el acto de enviar al legislativo su primer informe de gobierno y se realice un evento para la ocasión en Los Pinos.
Los dichos insisten en colocar al contralmirante y médico cirujano, con larga trayectoria en tareas de seguridad, fuera del gabinete aunque otras versiones señalan que no será efectivo del todo ese movimiento. Hay una posibilidad de que se quede al frente de la Gendarmería cuando ésta entre en operación, como él mismo lo anunció hace unos días, el próximo mes de julio del 2014. Su lugar al frente de la Comisión Nacional de Seguridad Pública quedaría a cargo de Omar Fayad, hidalguense, ex presidente municipal de Pachuca, y cercano a Miguel Ángel Osorio Chong, titular de Gobernación y de quien depende el área.
De manera independiente, diferentes fuentes en la Secretaría de Gobernación y en el gabinete de seguridad, coinciden en señalar que el respaldo presidencial a la tarea de Mondragón seguirá mientras se retome el control de municipios y carreteras en dos de los estados que más preocupan al gobierno federal en este momento: Michoacán y Guerrero. Se tiene considerado que sea el contralmirante quien se haga cargo de la puesta en marcha de la Gendarmería si ésta recibe el respaldo final, que le ha sido retirado de manera paulatina, por los mandos del Ejército y la Marina. La misma fuente refiere que si esto ocurre, entonces se haría efectivo el envío de una brigada de militares, alrededor de seis mil elementos, que estarían en algunos casos en vísperas del retiro y en otras, para que realicen carrera en esta rama.
Esta posibilidad aparece en el inicio del mes de septiembre como muy remota, agrega otra fuente consultada al respecto. Sobre todo porque el Ejército y la Marina no aceptan que sea un civil el que esté al frente de la Gendarmería, y los militares que sean comisionados queden bajo su mando. Otro de los nombres que comenzó a ser mencionado para hacerse cargo de este cuerpo es el ex secretario de Seguridad Ciudadana del Estado de México, Salvador Neme Sastré, cuyo nombre aparece muy ligado en una añeja amistad con el Presidente Peña Nieto desde sus tiempos de gobernador. Neme Sastre, quien renunció a su cargo la semana pasada, fue diputado en el congreso mexiquense, y según quienes lo candidatean dentro del gabinete se seguridad, reúne los requisitos necesarios para tomar las riendas del proyecto. En su currículum destaca que fue Comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal en el tramo final del gobierno de Peña Nieto en la entidad.
Gendarmería mermada
Al principio se tenía contemplado que fuera una división, es decir poco más de ocho mil efectivos del Ejército, los que comenzaran a incorporarse a los cursos de capacitación y entrenamiento a los que se sumarían poco más de mil integrantes de la Armada de México. Su desplazamiento territorial sería en entidades que responderían a mandos regionales, donde las condiciones de inseguridad tienen en jaque permanente a autoridades municipales y estatales. Se pensó como parte del proyecto crear 14 bases de operación en todo el país que respondan cada uno a un mando regional. Comenzarían por tener presencia en estados como Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo para comenzar a reforzar la vigilancia de la frontera sur. También se delineó la creación de bases en Tamaulipas, Chihuahua y Coahuila, donde los problemas en comunidades rurales, carreteras y pasos fronterizos son de alto grado de complejidad ante la capacidad de fuego que han mostrado los grupos de la delincuencia organizada que se disputan esta región y que han exhibido su movilidad en sus choques contra las fuerzas federales.
Todo iba bien hasta que hace unas semanas esta idea se paró. De momento los cursos de capacitación, la creación de las bases con el apoyo del Ejército y la Marina, fueron suspendidas. ¿El problema? Entre los recursos económicos, la definición de competencias, el que más escozor ha provocado es quién ejercerá el mando de la Gendarmería. Desde un principio se pensó que el mando recaería en un militar de cierto rango y conocimiento del problema de la inseguridad. Surgió entonces el nombre del General Augusto Moisés García Ochoa, general de división y comandante de la doceava región militar con jurisdicción en Chihuahua y Coahuila, quien desde enero que asumió este cargo ha disminuido la beligerancia de la delincuencia en la zona de la Laguna. Su nombre se mencionó como posible jefe de la Gendarmería. Hubo otros que no llegaron a tomar fuerza, como el divisionario ya retirado Tomás Ángeles Dauahare, liberado hace unos meses y exonerado de cargos por narcotráfico.
La versión de que el proyecto de la Gendarmería Nacional con participación militar quedó varado surgió la semana pasada cuando se supo que el cuerpo que estaba en entrenamiento y cursos de capacitación, no desfilaría ni haría su presentación en el desfile del próximo 16 de septiembre para festejar el 203 aniversario de la Independencia. En voz de Mondragón y Kalb se supo que ahora el proyecto se reducía, de momento, a cinco mil hombres quienes pasarían como gendarmes a formar parte de una “división” de la Policía Federal. El funcionario dijo que ya se habían reclutado a mil 710 cadetes y que en este mes de septiembre se lanzaría una convocatoria para reclutar más personal que se incorporaría a este cuerpo. El plan que esbozó es que los futuros gendarmes recibirán durante seis meses una capacitación teniendo como columna vertebral la disciplina castrense, como formación la academia policial y como “novedad” algo que llamó “sensibilidad social”. La idea es que el primer contingente esté listo para junio del año que viene y al mes siguiente entre en operación. Sus primeras tareas, añadió, serán de apoyo en la seguridad de rutas de tránsito de insumos, mercancías y rutas de autotransporte de pasajeros, también la vigilancia de paso de migrantes en zonas rurales y en territorios con fuerte presencia del crimen organizado.
Uno de los problemas que desembocó en que el proyecto original tuviera modificaciones en cuanto a la participación de efectivos militares, fue que los mandos civiles se negaron a que fueron miembros de las fuerzas armadas quienes dirigieran las compañías, compuestas de alrededor de 100 elementos, y que la estructura respondiera como un cuerpo de apoyo a las labores del Ejército y la Marina. También hubo una negativa absoluta a que fueran las fuerzas armadas las que delinearan los planes, desplazamientos de efectivos y el desarrollo de las operaciones en el terreno contra las organizaciones del crimen organizado. La idea de Mondragón desde un inicio, y que chocó con la que tenían los mandos castrenses, fue que la milicia se encargue del entrenamiento, dé alojamiento en las zonas y cuarteles militares en lo que se construyen las bases, y que pase a ser una división más, como caminos o aeropuertos, de la Policía Federal.
De cerca de 10 mil a ocho mil efectivos que se tenía planeado a principio de este año que arrancaran las operaciones, ahora el número se ha reducido a menos de la mitad y la mayoría serán civiles. Los militares que se incorporen serán en su mayoría quienes están a punto del retiro, señaló una fuente del gabinete de seguridad. La idea con la que se comenzó el entrenamiento y capacitación era que si la Policía Federal se encargaba de operar en zonas urbanas, carreteras, aeropuertos y pasos fronterizos, la Gendarmería haría lo propio en zonas rurales, de difícil acceso y en apoyo a policías municipales, estatales y los llamados Defensas Rurales, que dependen de la secretaría de la Defensa Nacional.
Entre versiones de su salida al frente de la Comisión Nacional de Seguridad Pública, su desencuentro con los mandos castrenses en el Ejército y la Marina, y una Gendarmería mermada en comparación con el proyecto original, el contralmirante Mondragón y Kalb se apresta a iniciar el que podría ser un mes de septiembre demasiado movido en sus tareas.
Juan Veledíaz
@velediaz424
Estado Mayor
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